Reseña de Todo al negro de Keko, integral en blanco y negro de Norma Editorial que recopila su obra en solitario 1985-2012.

 Todo al negro Keko 1985-2012: una radiografía en tinta negra de nuestras sombras

Hay autores que necesitan todos los colores de la paleta para construir su universo. Keko, en cambio, decide apostar literalmente todo al negro. La monumental edición integral Todo al negro. Keko: 1985-2012, publicada por Norma Editorial en un sólido cartoné de 22 x 29 cm y casi 400 páginas en blanco y negro y bitono, recopila toda su obra en solitario durante casi tres décadas y la presenta como lo que es: la construcción paciente de uno de los imaginarios más turbios, personales y reconocibles de la historieta española contemporánea.

Todo al negro de Keko integral en blanco y negro de Norma Editorial

El volumen funciona como una cápsula de tiempo. Desde las primeras historias de los años ochenta, nacidas al calor de revistas como Madriz, hasta sus trabajos más cercanos al tiempo de la Trilogía del yo, Todo al negro permite seguir la evolución de Keko como autor, pero también comprobar algo todavía más interesante: su obsesión constante por explorar el lado oscuro de la condición humana. Islas donde nada es lo que parece, perros que encarnan miedos y traumas, científicos que tratan de disciplinar la lujuria, familias corroídas por secretos, asesinos que se mueven entre sombras y fantasmas que nunca se van del todo. El catálogo de horrores cotidianos y extraordinarios que ofrece este tomo es amplio, variado y siempre incómodo.

Un universo hecho de noir, lujuria y culpa

Las historias de Todo al negro se mueven en un territorio híbrido entre el noir clásico, el terror psicológico y la sátira perversa. Keko bebe sin disimulo del cine negro, de las novelas de género, del pulp y de la serie B, pero también de la literatura más densa, de Conrad a los relatos victorianos donde bajo la alfombra siempre se ocultaba algo viscoso. Sus personajes casi nunca son inocentes. Son tipos al límite, atrapados por deseos que no controlan, por culpas que arrastran o por circunstancias que los superan desde la primera viñeta.

En relatos como La isla de los perros ya se intuye esa mezcla de crueldad, absurdo y mala leche que define a Keko. Hay violencia, sí, pero también un humor negrísimo que rompe la solemnidad y deja claro que el autor disfruta empujando al lector a una zona incómoda donde la risa se mezcla con el asco o la vergüenza ajena. En otros como Voraz la sexualidad se convierte en terreno de experimentación gráfica y narrativa, con ecos de Robert Crumb pero filtrados por una mirada mucho más afilada, casi clínica, hacia la obsesión y la neurosis.

A lo largo de Todo al negro se repiten motivos que acaban funcionando como marcas de autor: los perros como presencia inquietante, los científicos o médicos que juegan a ser demiurgos de los cuerpos ajenos, la intrusión de lo fantástico en contextos cotidianos, la figura del asesino que nunca es tan simple como parece. Lo que Keko construye, más que una serie de relatos sueltos, es un auténtico mapa de sus fobias, manías y fascinaciones, declarado por él mismo como una especie de autobiografía de gustos más que de vivencias.

Todo al negro de Keko integral en blanco y negro de Norma EditorialTodo al negro de Keko integral en blanco y negro de Norma Editorial

El blanco y negro como lenguaje, no como limitación

El elemento que unifica visualmente Todo al negro es su uso radical del blanco y negro. No se trata solo de una elección estética o económica: para Keko, el color es casi un enemigo. Daltónico confeso, ha hecho del negro su terreno natural, y eso se nota en cómo explota todas las posibilidades expresivas del contraste extremo. Sus viñetas están construidas con masas de negro densas, sombras profundas, figuras recortadas como si fueran recortes de pesadilla sobre fondos que a veces se disuelven en manchas abstractas.

El bitono —con especial protagonismo del rojo en piezas como 4 botas— aparece de forma muy puntual y calculada. No es un adorno sino un recurso narrativo que subraya ideas, emociones o elementos clave dentro de la página. El rojo no solo mancha la sangre: marca un objeto, una prenda, un detalle que se convierte en foco obsesivo de la mirada del lector. Ese uso limitado, casi ritual, del color refuerza la sensación de que estamos ante un universo que se sostiene principalmente en luces y sombras, en blancos quemados y negros asfixiantes.

Todo al negro de Keko integral en blanco y negro de Norma EditorialTodo al negro de Keko integral en blanco y negro de Norma Editorial

En cuanto a composición, Keko demuestra un dominio absoluto de la página. Experimenta con la planificación de las viñetas, corta y fragmenta los rostros hasta deformarlos, altera proporciones para intensificar el gesto o el impacto emocional. Hay algo de expresionismo en sus figuras, de caricatura grotesca que potencia la sensación de incomodidad. Los rostros parecen siempre un poco deformes, retorcidos por la culpa, la rabia, el miedo o el deseo. Su dibujo no busca el virtuosismo anatómico, sino la eficacia expresiva total.

Un recorrido por la evolución de un autor inquieto

Uno de los grandes placeres de leer Todo al negro es ver cómo el estilo de Keko cambia sin perder nunca su esencia. Las primeras historietas tienen una energía más cruda, más directa, pegada al blanco y negro analógico. A medida que avanza el tomo, se aprecia el salto progresivo hacia el mundo digital, el refinamiento de las composiciones y una mayor sofisticación en el uso de tramas y texturas. Sin embargo, la columna vertebral sigue siendo la misma: el negro como herramienta principal, la obsesión por la atmósfera y la voluntad de incomodar.

Este integral permite también entender mejor la transición del Keko más experimental al Keko que, en colaboración con guionistas como Antonio Altarriba en la Trilogía del yo, alcanzaría una relevancia todavía mayor. Aquí, en sus historias en solitario, ya se percibe esa capacidad para construir relatos adultos, incómodos y profundamente políticos sin necesidad de discursos explícitos. La violencia de clase, la hipocresía social, el deseo reprimido, la corrupción y el abuso de poder asoman una y otra vez entre las sombras.

Todo al negro de Keko integral en blanco y negro de Norma EditorialTodo al negro de Keko integral en blanco y negro de Norma Editorial

Una edición imprescindible para comprender la historieta española reciente

Norma Editorial acierta al presentar Todo al negro en un volumen de gran formato y cuidada impresión. El tamaño permite apreciar en detalle el trazo, los matices de gris, las decisiones de composición. Las 392 páginas reúnen alrededor de treinta relatos que funcionan tanto de forma independiente como formando parte de un mismo universo mental: el de un autor que ha hecho del negro un idioma propio.

Todo al negro. Keko: 1985-2012 no es un libro “fácil”. Es un volumen denso, oscuro, a veces asfixiante, que exige entrar en el juego y aceptar que aquí no hay consuelo ni moralejas tranquilizadoras. Pero para cualquier lector interesado en el cómic negro, la BD adulta o la evolución de la historieta española desde los ochenta hasta hoy, es una lectura indispensable. Un mapa completo del territorio Keko, un lugar incómodo pero fascinante al que vale la pena regresar una y otra vez.