Hikaru no Go nació en 1998 y fue creada por Yumi Hotta y Takeshi Obata, a quién concoemso de sobra por al legendaria Death Note, y fue serializado en la revista Weekly Shōnen Jump de la editorial Shueisha desde 1998 hasta 2003, y se recopiló en 23 volúmenes tankōbon, además de poseer una serie animada de 75 episodios estrenada en 2001, que dio a conocer este juego asiático al mundo, también cuenta con una de acción real de origen chino, estrenada en 2020.
La edición kanzenban que llega a España de la mano de Norma Editorial nos ofrece a los lectores al fin la oportunidad de experimentar esta historia, con tomos de alrededor de 220 páginas en blanco y negro además de algunas a todo color, en un lujoso formato rústica con sobrecubierta de 14,8 x 21 cm que además ofrece nuevas portadas ilustradas por Obata y un tacto apergaminado.
Con 20 volúmenes, esta edición promete ser una colección esencial tanto para aficionados del manga como para aquellos interesados en el juego del Go.
Hikaru no Go (ed. Kanzenban) vol. 9: el examen profesional entra en su fase más decisiva
El volumen 9 de Hikaru no Go (ed. Kanzenban), publicado por Norma Editorial, es uno de los tomos más emocionantes y tensos de toda la serie. Con 220 páginas en blanco y negro y 20 a color, en un formato rústica con sobrecubierta de 14,8 x 21 cm, este manga creado por Yumi Hotta y Takeshi Obata continúa desplegando una narrativa impecable donde estrategia, crecimiento personal y rivalidad se entrelazan como pocas veces se ha visto en un shônen.
En Japón, Hikaru no Go revitalizó el go y atrajo a miles de nuevos jugadores. Hoy, su reedición kanzenban vuelve a capturar a veteranos y recién llegados con la misma fuerza. Este noveno volumen supone un punto crítico en la historia: el examen para profesional entra en su tramo final, los rivales ya no son solo compañeros, y la presión sobre Hikaru Shindô es mayor que nunca.
El inicio del tramo final: Hikaru demuestra su madurez
Una de las claves de este volumen es la evolución interna de Hikaru. La experiencia acumulada en las partidas por equipos con Waya e Isumi le ha permitido dominar la calma que tanto necesitaba. Ahora es capaz de separar sus emociones de la partida y centrarse únicamente en el tablero. Este cambio se nota desde las primeras páginas: Hikaru no solo juega, sino que piensa como un profesional.
Su racha inicial de victorias es impresionante: seis partidas consecutivas ganadas que lo colocan entre los primeros puestos del examen. Cada partida es diferente, cada oponente tiene un estilo propio, y Obata logra plasmar con maestría esa tensión silenciosa que caracteriza a los duelos de go.
El dibujo refuerza el peso emocional de este arco: los silencios, las miradas concentradas, los planos cortos del tablero y los gestos mínimos de los jugadores convierten cada enfrentamiento en una batalla de inteligencia y resistencia.
Tsubaki, Honda y Ochi: rivales que definen el futuro de Hikaru
El duelo con Tsubaki es uno de los momentos emblemáticos del tomo. Durante la pausa para comer, Hikaru descubre que muchos jugadores que aspiran al título profesional deben compaginar estudios, trabajos o responsabilidades familiares. Esta revelación humaniza al elenco y le recuerda al protagonista que, aunque él está totalmente volcado en su sueño, otros deben luchar contra obstáculos adicionales para mantenerse en la competición.
La octava victoria llega con un peso especial, pero no todo es éxito: Hikaru suma también derrotas importantes. Su tercer tropiezo, esta vez contra Honda, es un punto de inflexión. Honda advierte a Ochi —uno de los mejores insei del examen— que Hikaru se está fortaleciendo a un ritmo imparable. Ese comentario genera un efecto dominó que repercutirá en todos los participantes, especialmente en la rivalidad silenciosa entre Hikaru y Ochi.
Ochi y Akira: el eco del pasado que regresa al presente
Mientras Hikaru avanza en el examen, Akira Tôya también se encuentra en un punto clave de su propio recorrido. Aunque no participa directamente en el examen, su figura es fundamental en el desarrollo del volumen. La tensión entre Akira y Ochi crece cuando Akira intenta enseñarle go para medir el nivel real de Hikaru, pero Ochi, orgulloso, lo rechaza.
Sin embargo, la realidad se impone: Ochi descubre que necesita ayuda y termina pidiendo a Akira que lo entrene. Akira acepta, pero lo hace de una forma que redefine toda la rivalidad: le muestra su primer encuentro con Hikaru, jugado dos años atrás. Esa partida, comparada con el Hikaru actual, impacta profundamente a Ochi, que queda atónito al ver la velocidad con la que su rival ha crecido.
Es uno de los momentos más brillantes del tomo, porque cristaliza toda la evolución de Hikaru mediante un contraste directo que solo un personaje como Akira podría ofrecer.
Los cinco forerunners: presión psicológica en su máximo nivel
A medida que el examen se acerca al final, personajes como Tsubaki, Adachi, Komiya y Katagiri aceptan que no podrán superar a los cinco aspirantes que lideran la clasificación: Hikaru, Ochi, Waya, Isumi y Honda. Este reconocimiento eleva aún más la tensión sobre el grupo principal: de los cinco, solo tres plazas de profesional están disponibles.
La presión se siente en cada página. Waya, Isumi y Hikaru compiten sabiendo que uno de ellos quedará fuera. Esta parte del volumen utiliza el duelo mental como un arma narrativa: cada movimiento, cada error y cada pausa tiene un sentido emocional. El lector comparte la ansiedad del protagonista, que ya no juega solo contra los rivales, sino contra las expectativas que él mismo ha generado.
El mensaje de Akira y la sombra de Sai
Aunque Sai aparece menos en este tramo de la historia, su presencia espiritual sigue influyendo en Hikaru. La ambición del protagonista por demostrar su valor no proviene únicamente de su deseo de superación: también quiere estar a la altura de las enseñanzas de Sai y del sueño compartido entre ambos.
En paralelo, Akira observa cada movimiento del examen con una mezcla de admiración, tensión y emoción contenida. Él también espera el enfrentamiento inevitable: un duelo entre iguales, entre dos jugadores cuyos caminos están destinados a cruzarse en el tablero.
Su frase —“jamás he pensado que yo no estuviera a tu nivel”— adquiere aquí un significado poderoso. No es arrogancia. Es reconocimiento.
Akira no quiere vencer a un Hikaru inmaduro. Quiere derrotar al Hikaru que está naciendo en este examen.
Conclusión: un tomo que capta la esencia del shônen sin recurrir a golpes ni poderes
Hikaru no Go vol. 9, en su edición kanzenban de Norma Editorial, es un ejemplo perfecto de cómo un manga puede generar una tensión aplastante sin recurrir a combates físicos. Cada partida es una guerra de inteligencia. Cada rival, un desafío emocional. Cada pequeño avance, una victoria personal.
Yumi Hotta firma uno de los arcos más sólidos de la serie, mientras Takeshi Obata eleva la narrativa visual a un nivel extraordinario. Este tomo no solo avanza la trama: redefine a Hikaru, reconfigura sus relaciones y prepara el terreno para el momento más esperado de toda la serie.
La profesionalización está al alcance de la mano. Pero cada paso es más difícil que el anterior.

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