Kingdom vols. 34 y 35: la danza divina de la venganza y el renacer de Qin
Tras el monumental cierre de la guerra contra el Ejército de Coalición, Yasuhisa Hara inicia con los volúmenes 34 y 35 de Kingdom, publicados por Ivrea, una nueva etapa que combina el duelo más personal de Qiang Lei con el resurgir político y militar del reino de Qin. Estas entregas sirven como transición, pero también como renacimiento: la calma posterior a la tormenta bélica deja espacio para la introspección, la pérdida y la reafirmación de los ideales que mueven a cada uno de los protagonistas.
El duelo en las montañas: Qiang Lei contra su destino
El corazón del volumen 34 lo ocupa el enfrentamiento entre Qiang Lei y You Lian, un combate que es tanto físico como espiritual. Desde hace muchos capítulos, Lei se había separado del batallón Fei Xin para cumplir su promesa de venganza. Ahora, en medio de las montañas de Zhao, ese viaje llega a su fin.
El enfrentamiento es, sin duda, uno de los más intensos de toda la serie. You Lian, una adversaria imponente que domina la respiración continua —una técnica que lleva al cuerpo humano más allá de sus límites—, representa el espejo oscuro de Qiang Lei: una mujer forjada por el dolor, la disciplina y la necesidad de demostrar su fuerza en un mundo de hombres. Lei, por su parte, debe ir más allá de su técnica tradicional de la danza divina para acceder a un estado hipnótico en el que cuerpo y alma se funden con el movimiento.
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Hara plasma este combate con una belleza casi ritual. Los trazos fluidos y las líneas de movimiento se convierten en una coreografía mortal, donde cada golpe es una nota dentro de una sinfonía de acero. En estas páginas, Kingdom alcanza un lirismo visual pocas veces visto en la obra: Lei no solo lucha contra su enemiga, sino contra la herencia de su clan y su propio miedo a desaparecer en la oscuridad del odio.
En su trance, cuando parece a punto de perecer, un pensamiento la rescata: “Hay una luz que me espera fuera”, la esperanza de volver junto a Xin y los suyos. Esa luz, ese lazo humano que trasciende la guerra, le permite romper sus límites y ejecutar una versión perfeccionada de la danza divina. El desenlace no es solo una victoria física, sino un renacimiento espiritual: Qiang Lei deja atrás el peso de la venganza y vuelve a ser una guerrera con propósito.
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El legado de Meng Ao: el final de una era y el inicio de otra
Mientras Lei libra su batalla, en Qin se vive otro tipo de duelo. El anciano general Meng Ao, abuelo de Meng Tian, agoniza. En una de las secuencias más emotivas de estos volúmenes, Hara retrata la despedida entre el veterano y su nieto, con Xin como testigo. Meng Ao, símbolo del viejo ejército de Qin, transmite a los jóvenes la antorcha de la ambición: insta a Meng Tian, Xin y Wang Ben a caminar juntos hacia el futuro, a rivalizar y cooperar hasta convertirse en los tres grandes generales que forjarán la unificación de China.
Este momento sirve como cierre simbólico de la “era de los maestros”. Con la muerte de Meng Ao, Hara marca el inicio de una nueva etapa generacional. Los tres jóvenes, que representan diferentes temperamentos —la nobleza y estrategia de Meng Tian, la disciplina y orgullo de Wang Ben, y la fuerza impulsiva de Xin—, quedan unidos por una promesa: llevar el nombre de Qin a la gloria.
El dibujo de Hara en estas páginas abandona la grandilocuencia de las batallas para centrarse en la intimidad de los rostros. Los silencios pesan más que las palabras, y el trazo en tinta negra se vuelve delicado, casi reverente. La escena de Meng Ao despidiéndose en su lecho de muerte transmite una sensación de fin de ciclo que emociona por su sencillez.
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Las sombras del palacio: el juego de Lú Buwei
En el volumen 35, la acción se traslada a las intrigas palaciegas, donde la diplomacia y la traición sustituyen a las espadas. Con la victoria del rey Zheng sobre la coalición, el equilibrio de poder en la corte se altera drásticamente. Habiendo demostrado su valor como comandante en el campo de batalla, Zheng gana autoridad política y respeto popular, lo que despierta el temor del ambicioso primer ministro Lú Buwei.
El ministro decide ejecutar su movimiento definitivo: un complot que busca debilitar la imagen del rey mediante una revuelta falsa, encabezada por su medio hermano Cheng Jiao. La maniobra, una trampa cuidadosamente orquestada, refleja la maestría política del ministro y la fragilidad del poder en Qin, donde incluso un miembro de la familia real puede ser utilizado como marioneta.
Este arco resalta la madurez de Zheng. Lejos del joven impulsivo de los primeros tomos, ahora lo vemos actuar con frialdad y determinación, comprendiendo que el trono no se gana solo en la guerra, sino también en la mente y el corazón de su pueblo.
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El retorno del batallón Fei Xin: el alma de Qin renace
Como hilo conductor de toda la serie, el batallón Fei Xin vuelve a ocupar un papel central. Con la victoria de Qiang Lei sobre su pasado y la promesa de Meng Ao resonando en sus oídos, Xin se prepara para una nueva misión: salvar a Cheng Jiao y desenmascarar la conspiración de Lú Buwei.
La reunión del batallón, tras tanto tiempo de separación, funciona como un bálsamo para los lectores. La camaradería entre sus miembros, el humor áspero y el sentido de familia que comparten devuelven a Kingdom su tono más humano. A través de ellos, Hara recuerda que la grandeza de Qin no se construye solo con estrategas y nobles, sino con soldados que creen en un sueño común.
El mensaje de estos volúmenes es claro: la guerra puede forjar héroes, pero la verdadera victoria está en preservar los lazos que sobreviven a ella.
Arte y ritmo narrativo: del duelo íntimo a la épica política
Yasuhisa Hara demuestra nuevamente una maestría visual abrumadora. La transición entre la batalla mística de Qiang Lei y los salones de palacio se realiza con un equilibrio impecable. Los trazos dinámicos de la danza contrastan con los encuadres sobrios de las intrigas cortesanas, creando un ritmo visual que mantiene la tensión incluso en los momentos de calma.
Los rostros son, una vez más, el centro del drama: la mirada decidida de Zheng, el gesto sereno de Meng Ao al morir, la furia de Qiang Lei mientras alcanza el éxtasis marcial. Cada viñeta respira emoción, y cada página recuerda que Kingdom es tanto una epopeya militar como un estudio sobre el alma humana.
Conclusión: el renacer de Qin y de sus héroesLos volúmenes 34 y 35 de Kingdom representan un punto de inflexión en la serie. Tras la epopeya monumental de la guerra de coalición, Hara apuesta por un relato más introspectivo que celebra el crecimiento de sus personajes y prepara el terreno para las futuras guerras que marcarán el destino de China.
Qiang Lei alcanza la paz interior y recupera su lugar en el mundo; Meng Ao entrega su legado a la nueva generación; y Zheng se enfrenta a la batalla más peligrosa de todas: la del poder y la política. Todo mientras el batallón Fei Xin se alista una vez más, encarnando el espíritu de un país que nunca deja de luchar.
La edición de Ivrea continúa impecable, manteniendo la calidad de impresión y el cuidado en la traducción que esta saga merece. Kingdom vols. 34 y 35 son una lectura imprescindible, no solo como continuación de una epopeya militar, sino como retrato de un pueblo que, incluso en la paz, sigue encontrando motivos para pelear por su futuro.