Y por cierto, podéis leer nuestra entrevista al sensei Nakaba Suzuki durante el 28 Manga Bacelona (2022) en este enlace.
Reseña de Four Knights of the Apocalypse vol. 16 — El contraataque comienza
El universo creado por Nakaba Suzuki en The Seven Deadly Sins continúa expandiéndose con fuerza en su secuela directa, Four Knights of the Apocalypse. Norma Editorial ha publicado recientemente el volumen 16 en castellano, un tomo que supone un punto de inflexión en la narrativa de la saga. Tras los clímax de los volúmenes 14 y 15, centrados en las revelaciones sobre el origen de Percival, la traición de los Caballeros del Caos y la brutal batalla contra Mortlach, este nuevo capítulo marca el inicio de una nueva etapa. Dos años han pasado desde aquellos sucesos, y la historia arranca con un mundo transformado, más oscuro y al borde de la devastación.
Un salto temporal decisivo
La mayor sorpresa de este volumen es el recurso narrativo del salto temporal. Suzuki opta por trasladar la acción dos años en el futuro, lo que permite mostrar las consecuencias directas de las derrotas y pérdidas anteriores. Britania está sumida en el caos: los Caballeros del Caos campan a sus anchas y la moral del pueblo se encuentra por los suelos. La ausencia de uno de los miembros de los Four Knights of the Apocalypse pesa como una losa sobre el destino de los protagonistas, y la atmósfera general es de incertidumbre y desesperanza.
Este salto no solo aporta frescura, sino que también cambia el tono de la serie. Si los volúmenes previos habían estado dominados por la acción inmediata y los dilemas morales, aquí la historia se abre a una dimensión más amplia: la reconstrucción, la resistencia y la búsqueda de nuevos héroes en un mundo roto.
Camelot como eje narrativo
Camelot, que desde el principio se ha erigido como el núcleo del poder enemigo, adquiere un protagonismo aún mayor en este tomo. No se trata únicamente del reino donde residen las fuerzas opresoras, sino también del escenario en el que germina la esperanza de resistencia. Suzuki presenta la figura de una joven que asegura pertenecer al pelotón de Percival, y cuya presencia activa la chispa del contraataque.
Este detalle es clave: incluso en la tierra enemiga, persiste la semilla de la rebelión. La introducción de nuevos personajes vinculados a Percival amplía la mitología de la obra y ofrece una nueva generación de figuras que, de alguna manera, continúan la voluntad de los caballeros originales.
Percival y el eco de la pérdida
Aunque Percival no está en el centro de la acción durante gran parte del tomo, su figura sigue siendo el motor emocional de la saga. El recuerdo de su duelo contra Mortlach, la sombra de su origen ambiguo y el peso de sus decisiones se proyectan en todos los personajes. La idea de un “pelotón de Percival” no solo funciona como símbolo narrativo, sino también como un recordatorio de que su influencia trasciende su presencia física.
El contraste entre la vitalidad bondadosa que definía al héroe y la desolación actual de Britania refuerza la importancia del legado de Percival. La obra plantea una pregunta de fondo: ¿qué significa realmente ser un caballero del apocalipsis? ¿Un individuo concreto o una voluntad colectiva?
Acción y tensión renovadas
Aunque el tomo 16 es menos explosivo en términos de batallas que los inmediatamente anteriores, no carece de acción. Suzuki juega con la tensión del “segundo capítulo del contraataque”, preparando el terreno para futuros choques de gran escala. La narrativa se centra más en la reconfiguración del tablero: alianzas inesperadas, movimientos en la sombra y la sensación de que una tormenta aún mayor se avecina.
Este enfoque no resta dinamismo al volumen. Al contrario, lo dota de un suspense más estratégico, donde cada diálogo y cada pequeño enfrentamiento tienen un peso significativo en la construcción del nuevo arco.
Evolución temática
El salto temporal y la reorganización de fuerzas permiten a Suzuki explorar nuevas temáticas. El duelo del pasado deja paso a reflexiones sobre la resistencia, la reconstrucción y la importancia de mantener la esperanza en circunstancias extremas. Los personajes no solo luchan contra el enemigo tangible, sino también contra la resignación y el miedo que se han apoderado del pueblo.
Esta capa de lectura convierte a Four Knights of the Apocalypse en algo más que un shônen de acción. La obra se consolida como una reflexión épica sobre la resiliencia y la capacidad de los individuos para encender pequeñas luces incluso en la oscuridad más profunda.
El trazo de Suzuki: expresividad y atmósfera
En el apartado gráfico, Nakaba Suzuki vuelve a demostrar por qué su estilo es inconfundible. El dinamismo de sus escenas de acción se combina aquí con un énfasis en la atmósfera. Los paisajes devastados de Britania, la tensión en los gestos de los personajes y la sombra ominosa de Camelot se plasman con una expresividad que potencia el tono sombrío de la trama.
Las páginas a color incluidas en este volumen destacan especialmente por el contraste entre los tonos vibrantes del pasado y los matices más oscuros del presente. Este recurso visual refuerza la idea de un mundo que ha cambiado irremediablemente.
Conclusión: un nuevo comienzo en medio del caos
El tomo 16 de Four Knights of the Apocalypse no busca ofrecer un clímax inmediato, sino abrir la puerta a un nuevo capítulo de la saga. Tras el torbellino narrativo de los volúmenes anteriores, Suzuki apuesta por un respiro cargado de significado: la reconstrucción tras la catástrofe, el eco de los héroes caídos y la promesa de un contraataque que aún está por desplegarse.
La edición de Norma Editorial mantiene el cuidado habitual: formato rústica con sobrecubierta, 184 páginas en blanco y negro más 4 a color, con traducción fluida y materiales de calidad que hacen justicia a la obra.
Estamos ante un volumen de transición, pero lejos de ser un respiro vacío, se erige como la base sobre la que se construirá el próximo gran arco. La serie demuestra una vez más que Nakaba Suzuki no solo sabe diseñar batallas espectaculares, sino también tejer relatos de legado, pérdida y esperanza.

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