Review del manga Yo seré la nueva jefa del clan vol. 1 – Reencarnación, intrigas familiares y una protagonista decidida a cambiar su destino - Ivrea
En el universo del manhwa, los relatos de reencarnación y segundas oportunidades han cobrado una fuerza arrolladora. Basado en la obra original de Kim Roah y con ilustraciones del Ant Studio junto a Mon, este primer volumen de Yo seré la nueva jefa del clan demuestra por qué esta serie coreana logró completarse en solo cuatro volúmenes manteniendo una sólida base de fans.
El manga ha sido editado por Editorial Ivrea en formato A5 con solapas y lectura occidental, se suma a esta tendencia con una historia que, si bien parte de una premisa ya conocida, destaca por el corazón que pone en cada una de sus páginas.
Firentia Lombardi, hija ilegítima de una de las casas más poderosas del imperio, muere en su primera vida tras ver cómo su familia es arruinada por los errores de sus detestables primos. Borracha y vencida por el dolor, es atropellada… pero la muerte no es el final. Despierta en el cuerpo de su yo de siete años, con todos los recuerdos intactos de lo que fue y lo que pudo haber sido. Esta vez, no piensa cometer los mismos errores.
Aquí es donde empieza la verdadera magia del manhwa. En lugar de enfocarse en la venganza pura y dura, Yo seré la nueva jefa del clan presenta una protagonista que entiende que la verdadera victoria se consigue tejiendo alianzas, sembrando confianza y actuando con inteligencia emocional. Tia —como la llaman cariñosamente— decide actuar con cautela. No basta con demostrar que es más lista que los demás: también debe aparentar la inocencia y torpeza propias de su edad.
Su objetivo es claro: convertirse en la próxima jefa del clan Lombardi. Pero no lo hace por orgullo ni sed de poder. Lo hace porque ama a su familia —a pesar de sus sombras— y quiere evitar la ruina que ya presenció en su anterior vida. Este amor incondicional, incluso hacia quienes aún no la aceptan, convierte su lucha en algo admirable y cercano.
Uno de los puntos fuertes del manhwa es la presentación del Segundo Príncipe, Perez. Aunque su aparición es breve en este primer tomo, la autora planta las semillas de una relación profunda y simbólica. Perez es un niño aislado, víctima de la negligencia y las intrigas palaciegas, y el simple gesto de amabilidad de Tia se convierte en su primer rayo de esperanza. La conexión entre ambos promete una evolución tan emocional como política en los próximos tomos.
Ahora bien, aunque el planteamiento es sólido y la ejecución brillante, hay elementos que pueden resultar poco verosímiles si no se acepta el pacto de ficción. La madurez de Tia, su capacidad de maniobra en un mundo adulto o el respeto inmediato que despierta en personajes poderosos, pueden parecer exagerados para una niña de siete años. Sin embargo, esto se compensa con una escritura sensible que se esfuerza en no hacerla omnisciente ni infalible. Tia comete errores, duda, y aunque actúe con convicción, no deja de ser humana.
El arte juega un papel fundamental en la narración. Las páginas a color resaltan especialmente en este primer tomo, y el detalle de los vestidos, interiores palaciegos y miradas expresivas dotan a la historia de una belleza visual que acompaña el tono emotivo del relato. Las viñetas fluyen con elegancia y la narrativa gráfica sabe cuándo hacer pausas para dejar que el diálogo brille, y cuándo dejar que las imágenes hablen por sí solas.
En resumen, Yo seré la nueva jefa del clan es una de esas historias que, sin reinventar el género, logran destacar por su humanidad, su arte detallado y su protagonista entrañable. Ideal para quienes disfrutan de las reencarnaciones con corazón, el drama familiar bien dosificado y las historias de niñas con grandes sueños y aún mayor determinación.