El apetito de los muertos nunca se sacia, y el Universo Marvel lo sabe bien. Dos décadas después de que Robert Kirkman y Sean Phillips lanzaran el fenómeno Marvel Zombies, la franquicia regresa desde la tumba con Marvel Zomnibus: El regreso, un volumen monumental publicado por Panini Cómics dentro de su prestigiosa línea Marvel Omnibus. Con casi mil páginas de puro festín macabro —976 para ser exactos—, esta recopilación devora literalmente toda una era de la editorial en su vertiente más salvaje, sarcástica y autorreferencial.
El tomo reúne una avalancha de títulos que expanden la infección zombi a todos los rincones del multiverso: desde Deadpool: Merc with a Mouth (1–13) hasta Marvel Zombies: Resurrection, pasando por rarezas tan deliciosas como Zombies Christmas Carol, Marvel Zombies Destroy!, Secret Wars: Marvel Zombies o el crossover Age of Ultron vs. Marvel Zombies. Cada serie suma piezas a una mitología grotesca que mezcla sátira, terror y ciencia ficción bajo la ironía más negra de Marvel.
Marvel Zomnibus: El regreso recoge esa fiebre necrofílica y la transforma en un festín coral escrito por autores de renombre como Fred Van Lente, Jonathan Maberry, Si Spurrier, James Robinson, Christopher Hastings o Frank Marraffino, acompañados por dibujantes como Alex Maleev, Stefano Raffaele, Matteo Scalera, Ron Garney, Arthur Suydam, David Baldeón, Annapaola Martello o Rob Liefeld. El resultado no es una simple recopilación, sino una auténtica necrología superheroica que mezcla humor negro, gore estilizado y comentario meta-editorial.
Cada número funciona como un one-shot con tono propio: Spider-Man intenta curarse mientras devora a sus enemigos, Iron Man se enfrenta a su propia adicción en medio del apocalipsis, Wolverine libra una batalla interna entre el héroe y la bestia, y Hulk se convierte en la encarnación literal del hambre sin fin. Todo desemboca en un cierre donde el ciclo se repite, atrapando a los zombis en un bucle eterno: el virus, como el género, siempre vuelve.
El mérito de Return radica en su capacidad para combinar el terror clásico con el humor negro y la nostalgia. Van Lente reproduce el espíritu del Silver Age para luego corromperlo desde dentro: los colores brillantes y los encuadres heroicos sirven para acentuar la brutalidad de las escenas caníbales, creando una disonancia entre la estética luminosa y la moral podrida. El resultado es una sátira deliciosa sobre la propia cultura del superhéroe: la obsesión por el poder, la idolatría del cuerpo y la repetición infinita del trauma.
La serie mezcla slapstick gore con humor meta, convirtiendo cada número en un festival de referencias imposibles. Hay bromas sobre cine de serie B, guiños al universo Marvel clásico, autocrítica editorial y una inventiva visual que recuerda a los delirios de Ren & Stimpy o Evil Dead 2. Entre decapitaciones y chistes, Headpool se convierte en un icono del absurdo que incluso protagonizaría futuros crossovers con los zombis de las Secret Wars.
Estas historias, firmadas por guionistas como Si Spurrier, Frank Marraffino y James Robinson, funcionan como parodias conscientes de los propios tropos del género. Ya no se trata solo de ver a héroes devorándose entre sí, sino de examinar cómo la cultura popular recicla su propio cadáver una y otra vez, igual que los zombis devoran los restos de la civilización.
La antología cierra con Marvel Zombies: Resurrection, una miniserie de Philip Kennedy Johnson y Leonard Kirk que reinicia la franquicia bajo una mirada más trágica y humanista. Aquí, los zombis ya no son un chiste cruel, sino una metáfora de la pérdida y la memoria: héroes caídos que regresan deformados por el amor y la culpa. Es un broche melancólico que convierte el ciclo del hambre en una reflexión sobre la imposibilidad de dejar morir los mitos.
La edición de Panini Cómics respeta ese caos con un formato de lujo: papel grueso, impresión impecable y cubiertas duras que hacen justicia al concepto Omnibus. Es una obra pensada tanto para el fan del terror como para el coleccionista que disfruta explorando las zonas más salvajes del catálogo Marvel.
Este volumen no solo es una celebración del exceso, sino también una reflexión sobre nuestra fascinación por la caída de los ídolos. Los zombis de Marvel, al fin y al cabo, somos nosotros: consumidores voraces que seguimos devorando las mismas historias una y otra vez.
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