Reseña de JOJOLION vols. 26 y 27: el final de Wonder of U y el poder Go Beyond

 Reseña de JoJo’s Bizarre Adventure Part VIII: JOJOLION de Hirohiko Araki - Ivréa

Reseña de JoJo’s Bizarre Adventure Part VIII: JOJOLION vols. 26 y 27, el final de la calamidad según Hirohiko Araki

Hay finales que cierran una historia. Y luego están los finales que reordenan todo lo que creías haber leído. JOJOLION, con sus volúmenes 26 y 27 publicados por Ivrea, no se limita a rematar una batalla: convierte el clímax en una tesis sobre el destino, el azar y esa idea cruel que Araki ha convertido en religión narrativa: si te acercas, algo te pasa. En estos dos tomos, el enfrentamiento contra Toru y Wonder of U deja de ser un combate entre Stands para volverse una lucha contra una lógica invisible… y la respuesta llega desde el lugar más “JoJo” posible: algo que prácticamente no existe.

Portadas de JOJOLION vols. 26 y 27 de Ivrea con Josuke y el cierre de Wonder of UPortadas de JOJOLION vols. 26 y 27 de Ivrea con Josuke y el cierre de Wonder of U

La calamidad como sistema, no como villano

El gran acierto de este tramo final es que Araki no plantea a Toru como el típico antagonista que “activa” su poder y listo. Aquí, la calamidad es un flujo, un mecanismo que castiga la persecución y convierte la casualidad en arma. Todo puede ser letal: un fragmento de metal que cae del cielo, un panel que se suelta en un avión, el rebote de un cristal, un canalón que se rompe, una hoja que corta dedos. Morioh parece una ciudad con sensores: cada gesto, cada impulso de “voy a por ti” se traduce en accidente.

Y lo más inquietante es que Toru lo verbaliza con una frialdad insoportable: la calamidad no distingue entre bien y mal. No es justicia. Es funcionamiento. Esa perspectiva hace que el clímax tenga un tono casi de terror, porque la amenaza no es solo el enemigo: es el mundo entero reaccionando a tus decisiones.

Arte interior de JOJOLION vols. 26 y 27 de Ivrea con Josuke y el cierre de Wonder of UArte interior de JOJOLION vols. 26 y 27 de Ivrea con Josuke y el cierre de Wonder of U

Josuke frente al límite: destruir la Locacaca aunque le cueste todo

La tensión sube cuando Josuke decide priorizar lo esencial: destrozar el suministro de Locacaca y su derivado, incluso cuando el propio Wonder of U intenta venderlo como “medicina que el mundo necesita”. Ahí Araki clava uno de los grandes temas de JOJOLION: la equivalencia como trampa moral. Si el fruto puede curar, también puede condenar. Si puede salvar a Holy, también puede convertir a cualquiera en moneda de cambio.

Josuke duda, claro. Lo hace porque no es un héroe clásico, sino un tipo construido a partir de retazos de identidad y culpa. Pero en el momento decisivo no se rompe: sigue destruyendo, aunque cada segundo de insistencia multiplique las probabilidades de que Yasuho muera, Mitsuba caiga o el propio Josuke quede hecho pedazos. Ese empecinamiento es su declaración de identidad: no saber quién eras no impide decidir quién eres ahora.

Arte interior de JOJOLION vols. 26 y 27 de Ivrea con Josuke y el cierre de Wonder of U

Go Beyond: la victoria que nace de lo invisible

El clímax real llega cuando por fin se entiende el “milagro” que llevaba tiempo gestándose: Soft & Wet: Go Beyond. Araki lo plantea como una idea casi metafísica: la burbuja definitiva no es una burbuja, sino una línea giratoria infinitamente fina, tan cercana a cero que prácticamente no existe… y por eso atraviesa la lógica de la calamidad. Es brillante porque encaja con el tono de JOJOLION: vencer no es pegar más fuerte, es encontrar el hueco conceptual donde el sistema no te puede tocar.

El combate se vuelve desesperado con la aparición de Ob-La-Di, Ob-La-Da, ese horror biológico que se multiplica desde la sangre y bloquea a Josuke mientras el enemigo se aleja. Araki aquí disfruta del sadismo “científico”: no te mata de golpe, te inmoviliza, te cubre, te convierte en soporte. Y justo cuando todo parece perdido, el control y la puntería no vienen del músculo… vienen de Yasuho.

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Yasuho Hirose: la heroína silenciosa que apunta el final

Si JOJOLION tiene un corazón humano, es Yasuho. En estos tomos no es “apoyo”: es la pieza que convierte el poder en resultado. Paisley Park hackea, abre, reposiciona, devuelve el stand a través de un teléfono, y termina transformando una escena doméstica en ejecución quirúrgica. El momento en el que la burbuja “sale” desde el móvil y alcanza a Toru es puro Araki: una mezcla de tecnología cotidiana con lo sobrenatural más abstracto.

Y, aun así, la serie no cae en la épica fácil. Toru intenta forzar una equivalencia con Yasuho para curarse. Es su último movimiento: convertirte en medicina. El terror final no es “me va a matar”, es “me va a usar”.

Arte interior de JOJOLION vols. 26 y 27 de Ivrea con Josuke y el cierre de Wonder of U

Kaato Higashikata: pecado, amor y la decisión más cruel

Entonces aparece Kaato, y JOJOLION se vuelve tragedia familiar sin anestesia. Araki la coloca en el centro del cierre como una madre que ya no discute con el destino: lo rompe a martillazos, aunque tenga que ensuciarse para siempre. Su Stand, Space Trucking, permite inmovilizar sin “atacar”… hasta que el ataque es inevitable. El flashback con Jobin funciona como confesión tardía: todo lo que la familia escondió, todo lo que creyó controlar, termina explotando cuando más duele.

Kaato hace lo impensable: usa el intercambio para salvar a Tsurugi y destruye la nueva Locacaca para extraer la savia. Toru se descompone, suplica, intenta manipular con esa cercanía incómoda que lo define. Y Araki remata con una idea durísima: se puede romper la maldición, sí, pero el precio no se negocia. La calamidad alcanza a Kaato porque “contó como ataque”. En JOJOLION, incluso ganar tiene dientes.

Arte interior de JOJOLION vols. 26 y 27 de Ivrea con Josuke y el cierre de Wonder of U

El último golpe y la paz que no es paz

El epílogo dentro del clímax es especialmente cruel: Toru cae, Wonder of U se desintegra, Tsurugi se cura… y aun así queda un último coletazo de calamidad que intenta llevarse a Norisuke. Ahí Josuke dispara de nuevo Go Beyond, ya no para “vencer al villano”, sino para borrar el residuo del destino. Es una diferencia enorme: al final, Josuke no mata, limpia.

Y entonces, cuando crees que ya está, Araki abre una puerta temporal con Lucy Steel en 1941, la Fundación Speedwagon y el terreno maldito como eco de algo mayor. Ese cierre no es solo teaser: es Araki recordándote que Morioh no es un escenario, es un punto de fuga. En JOJOLION, la ciudad es el personaje que conserva sueños, memorias y heridas.

El arte de Araki en estos tomos: elegancia, violencia y geometría del desastre

A nivel visual, estos dos volúmenes son una exhibición del Araki moderno: anatomías imposibles, moda convertida en armadura emocional, planos que parecen diagramas de una catástrofe. La acción se entiende, pero nunca es cómoda: siempre hay un ángulo raro, una sombra que te hace desconfiar, una viñeta donde el mundo parece inclinarse. Es perfecto para una historia donde el enemigo es la inclinación del mundo.

Arte interior de JOJOLION vols. 26 y 27 de Ivrea con Josuke y el cierre de Wonder of U

Conclusión: JOJOLION termina como empezó, con identidad a golpes de azar

El cierre de JOJOLION es una victoria, sí, pero no es luminosa. Es una victoria con funerales, con casa destrozada, con cuerpos ausentes, con decisiones que no se pueden “desdecidir”. Araki rompe la maldición, pero deja claro que el verdadero tema siempre fue otro: cómo se construye una vida cuando el destino te empuja al borde. Josuke no recupera un pasado, conquista un presente. Y eso, en JoJo, es lo más heroico que existe.

Al cerrar el volumen 27 te queda esa sensación rara: no de “final feliz”, sino de “final verdadero”. La calamidad no desaparece del mundo, pero al menos, por una vez, alguien encuentra un modo de mirar lo invisible… y dispararlo.