Reseña de Hokkaido Gals Are Super Adorable vol. 7 – Entre fuegos artificiales, confesiones y corazones rotos
Tsubasa es un chico que se va vivir desde Tokyo a Hokkaido en pleno invierno porque han trasladado a su padre. En su antiguo instituto no era nada popular y se metían con él siempre que podían. Dispuesto a empezar una nueva vida, llega en taxi entre un paisaje nevado y se baja a las primeras de cambio pensando que ya ha llegado.
Pero pronto se da cuenta de que en Hokkaido las cosas son diferentes que en la gran ciudad y aquí las distancias son mucho mayores, así que el sitio al que iba está a tres horas andando: eso significa que se ha quedado tirado en medio de la nieve. El impacto es mayor cuando se encuentra con Minami Fuyuki, una chica vestida como la típica gal pese al frío que hace.
Minami no sólo es guapa, sino que es una chica supermaja y con las maneras de una gal, un crush instantáneo para Tsubasa, aunque el combo de gal más chica de pueblo lo deja bastante perplejo y más cuando se entera de que van al mismo instituto. Gracias a Minami podrá integrarse bastante rápido y conocer a otras gals, aunque el choque cultural a varios niveles está servido. ¡Sus días de gals, frío y diversión acaban de empezar!
Ivrea lanzaba recientemente el tomo 7 de Hokkaido Gals Are Super Adorable de Kai Ikada, un manga harem que se sitúa en el género romántico-comedia, pero se destaca entre el resto del género por su singular ubicación en Hokkaido, la prefectura más septentrional de Japón. Lejos del bullicio metropolitano de Tokio, este escenario brinda un respiro refrescante y distintivo, complementando a la perfección la narrativa encantadora y los personajes carismáticos que componen la obra.
La serie se publicó en la Shonen Jump+ a cargo de Kai Ikada bajo el título original Dosanko Gyaru wa Namaramenkoi, llegando a su final con 14 tomos recopilatorios en Japón de septiembdre de 2019 a septiembre de 2024. El enfoque entre el choque cultural de Hokkaido, las maneras y estética gal, el fanservice y la comedia romántica más clásica, han hecho crecer en popularidad este manga, que tuvo un anime a principios de 2024.
Ivrea publica este manga en formato B6 y con una periodicidad bimestral.
Hokkaido Gals Are Super Adorable vol. 7 – Entre fuegos artificiales, confesiones y corazones rotos
El séptimo volumen de Hokkaido Gals Are Super Adorable, publicado por Ivrea, representa uno de los puntos más intensos y emocionalmente complejos de toda la serie de Kai Ikada. En estas páginas, los sentimientos acumulados durante seis tomos estallan finalmente, y lo hacen en el marco de un verano marcado por la nostalgia, el deseo y las decisiones que cambian para siempre la relación entre Tsubasa, Minami y Sayuri.
El tono general de este volumen se mueve entre la dulzura característica de la serie y un aire de melancolía que anticipa un cambio inevitable. Las sonrisas, los silencios incómodos y los gestos torpes adquieren ahora un peso completamente nuevo. Si hasta ahora Hokkaido Gals había jugado con la ternura del primer amor, este tomo demuestra que el paso a la madurez emocional también implica aprender a perder.
Un verano de tensión y silencios
El inicio del volumen coloca a Tsubasa y Rena en una de las situaciones más embarazosas de la serie. Un malentendido nocturno entre ambos se convierte en un episodio cargado de humor, pero también de incomodidad, que deja entrever la creciente confusión sentimental del protagonista. Rena, directa y despreocupada, confiesa que no le habría importado que algo más hubiera ocurrido entre ellos, dejando a Tsubasa completamente desarmado. La escena, lejos de ser puramente cómica, refuerza el contraste entre la franqueza emocional de Rena y la torpeza introspectiva de Tsubasa, un tema recurrente en el desarrollo del personaje.
Con el viaje de verano como hilo conductor, la historia reúne a todo el grupo en una convivencia que servirá de escenario para varios de los momentos más decisivos de la serie. Minami, aún sin haber superado la tensión generada por lo ocurrido en Tokio, evita cruzar miradas con Tsubasa. Sin embargo, bajo la luz del sol de Hokkaido, las emociones reprimidas vuelven a florecer. Kai Ikada utiliza los espacios naturales —el bosque, el lago, los festivales nocturnos— como un espejo del estado interior de los personajes: un verano brillante en apariencia, pero lleno de incertidumbre bajo la superficie.
El bosque, las luciérnagas y la confesión
El punto culminante del volumen llega durante el “test de valentía”, un clásico del romance escolar japonés que aquí adquiere un nuevo significado. Tsubasa y Minami terminan emparejados por azar y, tras separarse del grupo, se pierden en el bosque. Lo que comienza como una secuencia cómica y ligeramente tensa se transforma en un episodio de intimidad sincera. Aislados del mundo, sin cobertura y rodeados de oscuridad, los dos se ven obligados a hablar con total honestidad.
En este entorno de calma forzada, Minami deja caer una serie de recuerdos compartidos —los baños termales, los paseos, las risas— y admite con un rubor contenido que siempre ha sido ella quien ha dado el primer paso. Tsubasa, en un acto inusitado de valor, toma su mano y finalmente pronuncia las palabras que habían flotado en el aire durante tanto tiempo: “Te quiero”.
La escena, acompañada por un despliegue de luciérnagas y reflejos de estrellas sobre el lago, es uno de los momentos visualmente más bellos y emocionalmente más potentes del manga. Kai Ikada domina el tempo narrativo a la perfección: el silencio previo a la confesión, la luz titilante del entorno y la expresión de sorpresa en el rostro de Minami convierten el instante en algo inolvidable.
Sin embargo, la belleza del momento se ve rápidamente ensombrecida por la realidad. Minami, con lágrimas contenidas, rechaza la confesión de Tsubasa. Su negativa no nace de desinterés, sino de un conflicto interno: también Sayuri está enamorada de él, y aceptar sus sentimientos significaría herir a una de sus mejores amigas.
Sayuri: entre el amor y la herida
Mientras Tsubasa y Minami se enfrentan a su propio torbellino emocional, Sayuri vive su propio arco de madurez. Tras descubrir que ambos se habían perdido en el bosque, decide ir en su búsqueda por iniciativa propia, impulsada por una mezcla de preocupación y celos. Su posterior enfrentamiento con Tsubasa, ya de vuelta en el campamento, se convierte en una de las escenas más dolorosas del tomo.
Sayuri irrumpe en la tienda de los chicos en plena noche y, entre lágrimas, le arranca la verdad: Tsubasa se ha confesado. Pero al oír que fue rechazado, su reacción es ambigua: el alivio se mezcla con la tristeza, el consuelo con la culpa. En ese momento, Jinushi (perdón, Kai Ikada) retrata con enorme sensibilidad el dilema de Sayuri: la alegría de tener una oportunidad y el dolor de saber que la felicidad de todos es imposible.
El capítulo siguiente, en el que Sayuri sueña con un duelo surrealista contra Minami ambientado en un videojuego de disparos, funciona como catarsis visual y emocional. En ese combate simbólico, Sayuri logra “vencer” a Minami, pero despierta sabiendo que la victoria no le aporta consuelo. El sueño, aparentemente absurdo, sirve para mostrar que, en el fondo, ambas chicas se comprenden más de lo que creen.
Minami y la redención
Tras la confesión, Minami se encierra en sí misma, atormentada por la culpa. Los capítulos finales del volumen nos devuelven a su casa, donde su madre percibe su abatimiento. Kai Ikada dedica aquí un precioso interludio familiar que rompe con el tono romántico para recordarnos el corazón costumbrista de la serie: la familia, el calor doméstico y la rutina como refugio frente a la confusión emocional.
La historia del aire acondicionado que la familia intenta instalar sin éxito parece anecdótica, pero es un símbolo perfecto del momento que vive Minami: intentar arreglar algo roto sin las herramientas adecuadas. Su padre, con paciencia, termina resolviendo la situación, y en esa escena se encapsula la esencia del manga: la vida continúa, incluso cuando el corazón duele.
Minami, finalmente, reúne el valor para hablar con el capitán del equipo de fútbol, quien le había confesado su amor tiempo atrás. Lo rechaza con honestidad, admitiendo que su corazón pertenece a otra persona, aunque esa persona esté ligada también a su mejor amiga. Con este gesto, Minami deja atrás la indecisión y acepta su propio deseo, preparándose para el inevitable reencuentro con Tsubasa.
Tsubasa: madurez a través del dolor
Por su parte, Tsubasa afronta el rechazo con una serenidad que refleja cuánto ha crecido desde su llegada a Hokkaido. En lugar de esconderse tras su timidez, admite abiertamente ante sus amigos que ha sido rechazado. La confesión pública no solo le da humanidad, sino que consolida su papel como el eje emocional de la historia: un joven que aprende a perder sin renunciar a su bondad.
Su conversación con Naruyoshi y Takayumi, donde reconoce que Minami ha sido la primera persona a la que ha amado de verdad, es sencilla pero conmovedora. Kai Ikada evita el dramatismo y opta por un tono sereno, más propio de la reflexión que del desgarro, reforzando el mensaje central del manga: amar también significa aceptar el dolor como parte del crecimiento.
Conclusión: el fin de la inocencia
El séptimo volumen de Hokkaido Gals Are Super Adorable marca el cierre simbólico de la primera gran etapa de la serie. Con una narrativa más introspectiva y emocionalmente cargada, Kai Ikada logra que los personajes afronten las consecuencias de sus sentimientos con una madurez inédita.
La mezcla de humor, romance y melancolía sigue siendo el sello de identidad de la obra, pero aquí se eleva gracias a una sensibilidad narrativa excepcional. Las escenas del bosque, el festival de verano y las confesiones cruzadas convierten este tomo en el más significativo hasta la fecha.
Hokkaido Gals Are Super Adorable vol. 7 no solo trata de adolescentes descubriendo el amor, sino de jóvenes aprendiendo a ser honestos con ellos mismos. En el frío norte de Japón, los corazones laten más fuerte que nunca, incluso cuando el humo de los fuegos artificiales ya se disipa en el cielo.


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