True Beauty, el fenómeno manhwa de Yaongyi, continúa su ascenso en España con el Vol. 4 editado por Norma Editorial, presentado en formato rústica con solapas de 14,8 × 21 cm, 288 páginas a todo color, al precio de 15,95 €.
En esta entrega, el triángulo amoroso entre Jugyeong, Seojun y Suho se reafirma, pero con nuevos matices, conflictos internos, tensiones que involucran autoestima, belleza interior versus expectativas externas, y escenas que oscilan entre lo dramático y lo embarazoso. Este volumen balancea comedia romántica adolescente con reflexiones sobre la apariencia, pero también vislumbra cómo el crecimiento personal puede chocar con los sentimientos confusos cuando todos los implicados aún están en plena evolución emocional.
El tomo comienza con Jugyeong aún perfilándose como la chica que, gracias al maquillaje, ha descubierto una belleza que para muchos era invisible. Esa transformación física, presente desde los primeros volúmenes, le ha abierto puertas sociales, halagos, miradas nuevas, pero también le ha generado inseguridades: ¿qué hay más allá del maquillaje? ¿Hasta qué punto lo que la gente ve es lo que ella es? En el Vol. 4 estas preguntas pesan más. La voz de Jugyeong, sus dudas, sus momentos vulnerables cuando está sin maquillaje, se vuelven piezas centrales del relato. Yaongyi dedica tiempo a explorar su inseguridad, su anhelo de aceptación, y el contraste entre lo que muestra al mundo y lo que siente por dentro.
El triángulo amoroso se enciende aún más. Seojun sigue siendo ese interés romántico que reta a Jugyeong, con una tensión sexual que los lectores sienten en los encuentros más pequeños —una mirada, un reproche, una presencia incómoda o provocativa—. Suho, en cambio, representa la calma, la seguridad emocional, aunque con sus propias sombras: está algo más reservado, a veces distante, y pareciera que su conexión con Jugyeong tiene más peso interno aunque no tan llamativo. El conflicto entre lo glamoroso y lo sincero, entre lo exterior y lo interior, entre lo que uno quiere ser visto y lo que realmente siente, se vuelve el motor emocional del volumen.
Además del triángulo, emergen personajes secundarios que complican la dinámica: amigos, compañeros de Jugyeong, figuras de autoridad o rivales sociales que presionan, que juzgan la apariencia, que elogian lo externo. Yaongyi los usa no solo como contraste, sino como espejo del público lector: ¿cuántas veces juzgamos primero por lo que vemos? ¿Cuánto pesa la apariencia en un contexto de redes sociales, belleza ideal, maquillaje perfecto? True Beauty Vol. 4 no pretende dar lecciones morales altas, pero sí obliga a preguntarse, a comprometernos con las emociones de Jugyeong, con sus inseguridades, con la presión de ser bella.
Uno de los puntos más fuertes de este tomo es cómo se permite mostrar la vulnerabilidad femenina sin idealizarla. Jugyeong no es un personaje perfecto; comete errores, se equivoca en sus juicios, se deja llevar por celos (especialmente entre Seojun y Suho), duda de sí misma, y tiene momentos de sinceridad dolorosa. Esa humanidad es lo que conecta emocionalmente con el lector. A la vez, la historia luce entretenida, ligera en muchas escenas, con momentos cómicos y dramáticos bien equilibrados. En capítulos hay confusión, malentendidos, gestos exagerados, típicos del melodrama, pero no desmerecen: funcionan como parte del encanto del género.Sin embargo, no todo funciona igual para todos los lectores. Yaongyi parece diluir poco a poco el foco en la crítica social que fue muy potente al inicio —la presión estética, el look diario— para centrarse más en el drama romántico puro. Algunos momentos resultan previsibles: rivalidades, coincidencias, confesiones tardías, escenas embarazosas recurrentes. Hay quienes lamentan que el mensaje de fondo quede subordinado al conflicto amoroso en sí, con sus clichés y tensiones habituales. Pero incluso esos clichés tienen un propósito, sirven para tensionar aún más la historia, para generar empatía, para poner a Jugyeong en situaciones donde debe decidir quién realmente es, qué valores le importan más.
El ritmo del volumen es adecuado: ni demasiado lento (aunque hay pausas introspectivas), ni demasiado acelerado. Se siente una progresión: nunca todo es drama, hay momentos de respiro, escenas de juventud —salidas con amigas, charlas, sueños de futuro— que recuerdan que Jugyeong no sólo quiere ser bella, sino ser auténtica, valorarse también sin tanto filtro.
Visualmente, el manga sigue destacándose. El dibujo a color es intenso y expresivo, los diseños de personajes y los gestos faciales son detallados, particularmente en momentos íntimos o tensos. Yaongyi maneja bien los silencios gráficos, los primeros planos, los contrastes de luz. Hay escenas muy bien construidas de interiores —una habitación, un baño, un espejo— donde el reflejo, el maquillaje, la luz artificial juegan un papel simbólico importante: no solo embellecen, sino revelan y esconden. El maquillaje es personaje en sí mismo: oculta, construye, transforma, ofrece una máscara, pero también conlleva fragilidad.
En conclusión, True Beauty Vol. 4 entrega lo que sus seguidores esperan: emociones fuertes, conflictos amorosos intensos, dilemas personales, escenas visualmente agradables, y más de un momento que conmueve, molesta, hace reír o hace suspirar. Es un manga que sabe para qué está: ofrecer romance, comedia, drama, con bellas ilustraciones, y a la vez retener algo de reflexión. Si buscas un shojo/mahwa donde el triángulo amoroso no solo sea un recurso romántico sino también psicológico, donde las inseguridades importan y la apariencia deje de ser superficial para volverse espejo del interior, este volumen vale la pena.






