Reseña de Radio Storm #1 — Ecos de destrucción y deseo en un mundo que ha olvidado la esperanza

El primer volumen de Radio Storm, obra del dúo coreano Team S&S, llega a España bajo el sello de Distrito Manga como una de las propuestas más intrigantes, oscuras y emocionalmente densas de la temporada. Este josei de ciencia ficción con tintes BL, drama y horror sobrenatural nos sumerge en un universo devastado por la guerra y la enfermedad, donde el amor y la confianza son tan frágiles como las ciudades que aún permanecen en pie. Con su estética monocromática de alto contraste, formato de rústica con solapas (150 x 210 mm) y una narrativa de ritmo hipnótico, Radio Storm es una lectura que se instala bajo la piel desde sus primeras páginas.

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La historia se centra en Sak, un joven que posee un “núcleo”, una energía interior capaz de liberar un poder descomunal, tanto creativo como destructivo. Los portadores de estos núcleos —una minoría temida y controlada— son recluidos desde niños en instituciones denominadas Escuelas, centros de entrenamiento que funcionan más como laboratorios militares que como lugares de aprendizaje. Allí, el gobierno selecciona a los “emisores”, personas destinadas a amplificar el poder de los núcleos, formando así parejas simbióticas conocidas como core-callers, una conexión que combina la dependencia emocional con la necesidad biológica.

Sak, cuya existencia ha transcurrido entre muros y experimentos, se ve obligado a abandonar la seguridad del encierro para buscar a su emisor. Lo que en principio parece una misión científica pronto se transforma en un viaje de supervivencia. El mundo exterior, asolado por una guerra interminable y una nueva epidemia que enloquece a los infectados, se presenta ante él como una pesadilla tangible. En medio de ese caos encuentra a Liam, su supuesto emisor, un exsoldado desconfiado, violento y roto por sus propias heridas. Desde ese primer encuentro, la relación entre ambos se carga de una tensión compleja, marcada por la atracción, el miedo y una jerarquía invisible que los une tanto como los separa.

El guion de Team S&S destaca por su inteligencia narrativa. La historia dosifica la información con precisión quirúrgica, revelando datos sobre el mundo, los experimentos y los personajes de forma fragmentada, casi radiofónica, como si cada escena fuera una transmisión interrumpida desde un lugar lejano. No todo se explica —ni falta que hace—: la confusión inicial forma parte del encanto, del desconcierto que define a los protagonistas. A diferencia de otros títulos del género que abusan del exceso de exposición, aquí las piezas se van encajando poco a poco, lo que invita a la lectura reflexiva y premia la atención del lector.

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Pero lo que realmente distingue a Radio Storm no es su arquitectura de ciencia ficción, sino su intensidad emocional. La dinámica entre Sak y Liam está impregnada de deseo reprimido, desconfianza y dependencia, recordando por momentos a los relatos más crudos del género omegaverse, aunque sin caer en sus clichés más obvios. Liam, marcado por un pasado militar y un temperamento violento, actúa como un superviviente incapaz de aceptar la conexión que lo une a Sak. Este, por su parte, se debate entre la devoción y el miedo, en un vínculo que oscila entre lo espiritual y lo carnal, entre la entrega y la manipulación. 

El primer volumen no elude el lado incómodo de esa relación: hay escenas de contacto físico y sexual que rozan la ambigüedad moral, reflejando la misma brutalidad que domina el mundo que habitan.

El ritmo narrativo oscila entre lo contemplativo y lo violento. Hay escenas de acción tan fugaces como brutales, seguidas de largos pasajes introspectivos donde el tiempo parece detenerse. Esa alternancia refuerza la sensación de un mundo en suspensión, donde cada respiración puede ser la última. Al mismo tiempo, Radio Storm encuentra espacio para la ternura: en pequeños gestos, en una palabra de consuelo, en una chispa de humor que apenas dura un instante antes de ser devorada por la oscuridad.

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El apartado artístico es, sin duda, uno de los puntos fuertes del título. Team S&S emplea un estilo minimalista en blanco y negro, salpicado ocasionalmente por toques de color —un rojo vibrante para la sangre, un verde enfermizo para las infecciones, un brillo azul en los ojos de los poseedores de núcleos—, que aporta dramatismo y profundidad a cada página. La composición de las viñetas es amplia y cinematográfica, con encuadres que acentúan la soledad y el vacío de los paisajes urbanos. Hay paneles que transmiten emoción sin necesidad de diálogo alguno: el silencio entre dos miradas, el eco de una explosión lejana o el temblor de una mano herida bastan para construir una atmósfera densa y melancólica.

Como inicio de serie, este primer volumen cumple con creces su cometido: presentar un universo coherente, complejo y emocionalmente devastador, donde la ciencia ficción sirve de excusa para explorar la vulnerabilidad humana. Sak y Liam no son héroes ni víctimas, sino dos seres fracturados que intentan entender qué significa confiar en alguien cuando todo alrededor se ha vuelto inhumano. La guerra, la enfermedad y el poder funcionan aquí como metáforas del aislamiento, del deseo y del miedo a perderse a uno mismo en el otro.

Radio Storm #1 no es una lectura ligera. Es oscura, desafiante y a ratos perturbadora, pero precisamente por eso resulta fascinante. Con solo cuatro volúmenes en total, promete una historia cerrada y de gran intensidad, ideal para quienes buscan algo más que un romance o un thriller apocalíptico. Es una obra sobre la conexión, el dolor y la esperanza, sobre cómo incluso en un mundo arrasado todavía puede escucharse, entre el ruido y la estática, una voz que nos llama.