Reseña de Iruma-kun en el Instituto Demoníaco #16 — Un nuevo ciclo de caos, humor y crecimiento infernal

El decimosexto volumen de Iruma-kun en el Instituto Demoníaco, de Osamu Nishi, confirma que esta serie sigue siendo una de las comedias escolares más imaginativas y consistentes del panorama shōnen. Publicado por Ivrea en una cuidada edición rústica de 400 páginas, este tomo combina todo lo que ha hecho grande a la saga: el humor absurdo, la ternura de sus personajes y esa energía caótica que convierte cualquier día en el Instituto Babyls en una odisea demoniaca llena de desafíos, emoción y aprendizaje.

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Iruma-kun en el Instituto Demoníaco #16

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La historia continúa explorando las aventuras de Iruma Suzuki, el joven humano adoptado por el poderoso demonio Sullivan, que sigue intentando sobrevivir —y destacar— en un mundo en el que la más mínima debilidad puede significar el desastre. Si los tomos anteriores habían estado marcados por la tensión de los exámenes y las pruebas de rango, este volumen ofrece un respiro narrativo que, sin embargo, no deja de aportar profundidad a los personajes ni de preparar el terreno para los conflictos mayores que se avecinan.

Una de las tramas más destacadas del tomo gira en torno a Clara, cuyo desbordante carisma vuelve a robarse varias escenas. En una secuencia tan divertida como entrañable, su interacción con otros alumnos muestra no solo su naturaleza hiperactiva, sino también cómo la Clase Anormal —ese grupo de inadaptados prodigiosos— empieza a ganarse el respeto del resto del instituto. Iruma y Alice aparecen justo a tiempo para poner orden, pero lo que parece un simple gag termina reafirmando algo esencial: la amistad entre ellos sigue siendo el pilar emocional de la serie.

Por otra parte, la relación entre Iruma y Ameri continúa desarrollándose de forma encantadora. La cita en el restaurante Devil’s Ring es uno de los momentos más tiernos y esperados del volumen. Ameri, siempre dividida entre su orgullo de presidenta del consejo estudiantil y su afecto por Iruma, se muestra más vulnerable que nunca. Su conversación sobre los rangos y la evolución de Iruma —que ya se encuentra apenas un paso por debajo de ella— sirve de metáfora perfecta para el crecimiento de ambos: él, más seguro de sí mismo; ella, decidida a no quedarse atrás. Es un equilibrio emocional que Osamu Nishi maneja con sutileza, alternando comedia romántica y desarrollo de personajes sin caer en clichés.

El gran cambio estructural del volumen llega con la aparición de Opera como nuevo profesor del instituto. Su incorporación al claustro descoloca a todos: los docentes se sorprenden, los alumnos se inquietan y los lectores disfrutan de una de las vueltas de tuerca más inspiradas del arco escolar. Opera, que hasta ahora había sido un personaje secundario y misterioso, se convierte en el centro de atención con una mezcla irresistible de elegancia, sarcasmo y disciplina. Su primera lección, que consiste en organizar una “fiesta del té” en lo alto de una gigantesca torre que obliga a los estudiantes a escalar sin usar sus alas, es una metáfora brillante del aprendizaje en Babyls: el esfuerzo y la perseverancia valen más que cualquier habilidad mágica.

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Este tipo de ejercicios absurdos pero simbólicos son una de las señas de identidad de Iruma-kun en el Instituto Demoníaco. Detrás del humor y la excentricidad late un mensaje constante sobre la superación personal y el valor del trabajo en equipo. En este sentido, el tomo consigue equilibrar perfectamente los momentos cómicos con pequeñas dosis de introspección, especialmente cuando Iruma reflexiona sobre su lugar en el mundo demoníaco y sobre lo que significa realmente “mejorar”.

Además, el volumen deja caer algunas semillas narrativas que apuntan a lo que vendrá. La investigación de Kalego sobre su hermano y la misteriosa organización de la Reforma Demoníaca introduce un tono más oscuro, mientras la mención de una próxima reunión de nobles —donde se decidirán las nuevas Trece Coronas— anticipa un arco argumental de mayor escala política y social. Nishi demuestra una vez más su habilidad para mezclar la comedia escolar más disparatada con elementos de intriga y construcción de mundo dignos de una gran saga de fantasía.

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A nivel visual, el arte sigue siendo tan expresivo y dinámico como siempre. Las viñetas derrochan energía, las reacciones exageradas de los personajes continúan siendo un espectáculo en sí mismas, y el ritmo narrativo fluye con una naturalidad envidiable. La edición de Ivrea mantiene su excelente calidad de impresión, con una traducción cuidada que respeta el tono humorístico original sin perder su frescura en castellano.

Iruma-kun en el Instituto Demoníaco #16 es, en definitiva, un volumen de transición, pero también uno de consolidación. No introduce grandes batallas ni giros drásticos, pero sí refuerza los vínculos entre los personajes, amplía el universo narrativo y nos recuerda por qué esta historia funciona tan bien: porque combina el absurdo con la emoción genuina, el caos con la ternura y la comedia con una sorprendente humanidad. Iruma, Ameri, Opera y el resto de los habitantes de Babyls siguen creciendo, enfrentando no solo exámenes y demonios, sino sus propias inseguridades. Y en ese viaje, el lector no puede evitar sonreír y sentirse parte de su delirante y entrañable mundo infernal.