En el vasto y despiadado universo de Warhammer 40,000, pocas civilizaciones han regresado con tanta fuerza y misterio como las Ligas de Votann. Considerados durante mucho tiempo una reliquia perdida, los Kin —llamados despectivamente Squats por los registros imperiales— han emergido de las profundidades del Núcleo Galáctico con una historia marcada por la dureza, la autosuficiencia y un legado que hunde sus raíces en la mismísima Edad Oscura de la Tecnología. Su regreso no es solo un reencuentro con una facción olvidada, sino una reivindicación de su papel como supervivientes natos en uno de los entornos más hostiles de la galaxia.
A lo largo de milenios, las Ligas de Votann han explotado los recursos del Núcleo Galáctico, comerciado con razas alienígenas y combatido a enemigos de todo tipo. Para los Kin, acumular riquezas y recursos no es un acto de avaricia, sino una necesidad vital para garantizar la continuidad de su pueblo. Esta visión pragmática los ha convertido en una de las culturas más resistentes, tanto física como mentalmente, que existen en el 41º milenio.
Lo que ocurrió después se pierde entre la leyenda y el registro histórico. Las flotas nunca regresaron a los dominios humanos, y con el tiempo, las figuras de los Primeros Ancestros y las de los propios Núcleos Ancestrales se fusionaron en una sola identidad: los Votann. Bajo su tutela, los Kin desarrollaron las Cloneskeins, mutaciones genéticas estables que les otorgaron una complexión más robusta, gran resistencia a las energías disformes del Caos y una capacidad de adaptación sin precedentes a los entornos extremos del Núcleo Galáctico.
Su política de secretismo les ha permitido evitar que otros comprendan la verdadera extensión de su civilización. Muchas razas de la galaxia —incluido el propio Imperio— han confundido a pequeñas flotas Kin con la totalidad de su especie, descartándolos como una cultura menor. En realidad, esta táctica ha permitido a las Ligas mantener su independencia y proteger su tecnología frente a aquellos que desearían controlarla o destruirla.
Con otras razas, las relaciones son variables. Mantienen intercambios comerciales y pactos temporales con los Eldar y el Imperio T’au, aunque también se han producido enfrentamientos, como las escaramuzas en la Extensión de Chalnath. Para ellos, cada alianza o rivalidad se mide en términos de beneficio y supervivencia, sin romanticismos ni promesas vacías.
Las Ligas de Votann no buscan gloria ni dominación total. Su meta es más simple y a la vez más inquebrantable: garantizar la supervivencia de su pueblo a cualquier precio. En un universo gobernado por el miedo, la guerra y la extinción, ese objetivo las convierte en una fuerza que ningún enemigo puede permitirse subestimar.