
Con Reino de Quartz 2, la autora Bomhat confirma que estamos ante una de las propuestas más atractivas de la fantasía oscura reciente dentro del catálogo de Distrito Manga. Si el primer tomo sirvió como introducción a un mundo marcado por el peso de la religión, los mitos y los prejuicios, esta segunda entrega se atreve a ir más allá: los personajes crecen, el trasfondo se expande y la trama comienza a mostrar sus cartas en un volumen que no da respiro al lector. Este nuevo capítulo de la saga nos lleva de lleno a la Academia Militar Helios, escenario donde se forjarán las alas y los destinos de los futuros protectores del reino.
La edición española de Distrito Manga mantiene un nivel sobresaliente. El tomo B6 de 131 x 179 mm resulta cómodo en mano y la sobrecubierta aporta un plus de coleccionismo. La traducción a cargo de Maite Madinabeitia y Daruma Serveis Lingüístics fluye con naturalidad, respetando los términos originales y adaptando las expresiones con elegancia. La impresión es nítida, lo que permite disfrutar de cada detalle del arte de Bomhat, y la rotulación no presenta errores, algo que se agradece en un manga cargado de diálogos intensos y terminología propia.
La historia retoma la vida de Blue, la protagonista marcada por sus alas negras, símbolo de un estigma que la acompaña desde que sobrevivió a la tragedia del orfanato tres años atrás. Blue, ingenua y optimista pese a todo, busca integrarse en la academia, pero sus compañeros la miran con desconfianza. Desde el inicio, la tensión es palpable: la chica lucha por ser reconocida no solo como una aspirante válida, sino como alguien capaz de trascender la profecía que parece perseguirla.
Entre ellos destaca Killian, un muchacho cuyo carácter ácido y aparentemente egoísta se convierte en un contrapunto brillante frente al entusiasmo desbordante de Blue. Sus diálogos están llenos de sarcasmo y rivalidad, pero también dejan entrever una complicidad que promete desarrollarse más adelante. La dinámica entre ambos aporta frescura a la narración y ayuda a equilibrar los momentos más oscuros. Otro personaje clave es Tannith, cuya relación con Blue refuerza la representación queer que Bomhat integra con naturalidad en la historia, alejándose de etiquetas forzadas y mostrando un abanico de identidades dentro de un contexto fantástico.
El gran giro del tomo, sin embargo, llega con la reaparición de Noah, antiguo amigo de orfanato de Blue. Su regreso, lejos de ser un reencuentro emotivo, es un choque brutal: Noah se presenta cambiado, tanto en aspecto como en personalidad, y reniega de su pasado con una frialdad que hiere profundamente a la protagonista. Este enfrentamiento no solo abre una línea de conflicto personal entre ambos, sino que también introduce preguntas más amplias sobre la corrupción del poder, las heridas del pasado y el verdadero alcance de la profecía que rodea a Blue.
Lo más llamativo de Reino de Quartz 2 es cómo combina una estructura de academia fantástica —con sus entrenamientos, jerarquías y torneos— con un trasfondo político y religioso mucho más complejo. La iglesia, los arcángeles y los serafines aparecen como fuerzas que no solo tutelan a los aspirantes, sino que también vigilan y manipulan el rumbo del reino. Las lecciones de Helios son tan importantes como las intrigas de quienes mueven los hilos desde las sombras. Bomhat logra que cada página parezca un adelanto de un misterio mayor, lo que genera un efecto adictivo y una sensación de constante amenaza.
A nivel narrativo, este volumen se mueve entre lo ágil y lo abrupto. Bomhat alterna escenas de comedia escolar con revelaciones trascendentales sin dar demasiado tiempo para respirar. Algunos lectores pueden sentir que la historia avanza demasiado deprisa, pero esa misma velocidad refuerza la idea de que Blue está atrapada en un destino que se acelera sin que pueda controlarlo.
Cada giro, cada cliffhanger, parece diseñado para dejar al lector con el corazón en vilo. Y aunque a veces se echa en falta un desarrollo más pausado de ciertas tramas, lo cierto es que el resultado engancha desde la primera hasta la última página.
El apartado visual sigue siendo uno de los grandes atractivos de la obra. Bomhat presenta un estilo recargado en tramas y sombreados, pero que refleja muy bien la oscuridad y el tono dramático de la historia. Los escenarios están cuidados hasta el detalle, desde los pasillos solemnes de la academia hasta los combates donde la magia y las alas se convierten en protagonistas.
Mención especial merece el rediseño de Noah, cuya transformación física se convierte en una declaración visual de su cambio interior. Las expresiones de los personajes, siempre cargadas de emoción, potencian el dramatismo de cada escena clave y hacen que el lector se sienta implicado en su destino.
En conclusión, Reino de Quartz 2 confirma que la obra de Bomhat es una lectura imprescindible para quienes buscan un manga de fantasía oscura, con personajes entrañables y un trasfondo profundo que mezcla política, religión y profecías lo que convierten a esta entrega en un título redondo, capaz de enganchar tanto a veteranos de la fantasía como a nuevos lectores que busquen algo diferente dentro del panorama del manga en castellano.