Reseña de No me rayes, Nagatoro vols. 19 y 20: el esperado desenlace de una historia de amor forjada entre burlas y valentía

Reseña de NO ME RAYES, NAGATORO (Ijiranaide Nagatoro-san) de Nanashi, Ivrea

Ivrea lanzaba al mercado recientemente los tomos 19 y 20 de Ijiranaide Nagatoro-san, obra original de Nanashi, o como la han llamado ellos en nuestro país NO ME RAYES, NAGATORO, que llega a su final después de un largo viaje en el que hemos acompañado a la waifu más gamberra del panorama otaku.

Portadas manga Nagatoro vols. 19 y 20 final Nanashi IvreaPortadas manga Nagatoro vols. 19 y 20 final Nanashi Ivrea

Ijiranaide Nagatoro-san (que literalmente es “no me molestes, Nagatoro”) tuvo inicialmente una versión webcomic para luego en 2017 empezar a brillar como manga propiamente en las páginas digitales de la revista Magazine Pocket, de Kodansha.  La serie terminaba recientemente en Japón con un total de 20 tomos.

Cuenta además con una adaptación al anime que en España se encuentra disponible en Crunchyroll, con una segunda temporada en preparación.

Ivrea nos trae la colección con cadencia bimensual y en formato tankoubon rústica con sobrecubierta, una réplica prácticamente exacta de la edición japonesa, tiras cómicas de contraportada incluidas.

No me rayes, Nagatoro vols. 19 y 20: el esperado desenlace de una historia de amor forjada entre burlas y valentía

Con los volúmenes 19 y 20, No me rayes, Nagatoro alcanza su esperado desenlace en España de la mano de Ivrea. Nanashi cierra con elegancia y emoción una historia que, desde sus primeros capítulos, conquistó a los lectores con su mezcla de humor, ternura, competitividad y crecimiento personal. Estos dos tomos finales nos ofrecen un clímax digno de la trayectoria de Nagatoro y su Senpai, en los que ambos finalmente afrontan sus sentimientos de forma directa, tras años de miradas, bromas pesadas y confesiones a medias.

Un combate que define mucho más que un torneo

El volumen 19 se centra en el enfrentamiento decisivo de Nagatoro en el torneo de judo, contra su gran rival Orihara. Tras derrotar a una aspirante olímpica en la ronda previa, Nagatoro se encuentra con Orihara cargada de nervios y dudas, convencida de que, gane o pierda, su historia con el Senpai terminará. Pero es él quien, con palabras tan sencillas como sinceras, la reconforta, recordándole que su camino apenas empieza y que él estará a su lado siempre. Esa escena en la que Nagatoro se refugia en su abrazo para descargar su tensión resulta conmovedora y da un tono distinto a la relación: por primera vez, más que como una rivalidad coqueta, se siente como un amor en ciernes.

El combate contra Orihara, narrado con una mezcla de tensión y belleza visual, es una metáfora perfecta del espíritu de la serie: las dos chicas lo dan todo sobre el tatami, pero mientras Orihara lucha por un sueño olímpico, Nagatoro confiesa mentalmente que ella pelea por sí misma y por su Senpai. Con un impecable ippon, Nagatoro logra la victoria y, con humildad, ofrece a su rival una mano y la promesa de un futuro reencuentro. Esa victoria, acompañada de los logros de sus amigas en sus respectivas categorías, marca el cierre del arco deportivo, pero también deja en el aire la pregunta que ronda desde hace tiempo: ¿qué pasará entre ella y Senpai ahora que ha alcanzado su meta?

Páginas interiores manga Nagatoro vols. 19 y 20 final Nanashi IvreaPáginas interiores manga Nagatoro vols. 19 y 20 final Nanashi Ivrea

Una confesión que se ha hecho esperar

El volumen 20 nos guía hasta el momento más esperado de la serie: la confesión. Senpai decide finalmente armarse de valor para declararse a Nagatoro, pese a sus inseguridades sobre no estar a su altura. La escena en el mirador de la playa está llena de nervios, interrupciones cómicas y, por supuesto, las típicas bromas de Nagatoro —como cuando le muestra su medalla fingiendo que iba a enseñarle otra cosa—, pero culmina en un intercambio honesto de sentimientos. Ambos confiesan lo mucho que han cambiado el uno al otro, pasando de ser “la bestia que atacaba a la cucaracha” a ser las personas que les devolvieron las ganas de vivir y de luchar. Entre lágrimas, risas y sonrisas, se declaran oficialmente pareja.

A partir de ahí, los dos empiezan a descubrir lo que significa ser novios, en una mezcla de torpeza adorable y deseo contenido. La escena del baño y la videollamada desnuda es un ejemplo perfecto del humor pícaro que siempre ha acompañado a la serie, mostrando que, aunque se aman, siguen siendo los mismos chicos vergonzosos y un poco inmaduros de siempre.

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Los primeros tropiezos como pareja

Pero Nanashi no cierra la historia sin antes mostrarnos que incluso las parejas más enamoradas tienen conflictos. El descubrimiento accidental por parte de Nagatoro de un dibujo de desnudo hecho por Senpai a otra chica provoca la primera gran pelea entre ellos. La reacción celosa y la falta de comunicación los lleva a distanciarse brevemente, mostrando que aún les queda camino para madurar juntos. Es aquí donde los secundarios —como Gamo-chan, siempre actuando como catalizadora— juegan un papel clave para ayudar a que ambos comprendan el origen del conflicto y se reconcilien.

La escena en el gimnasio, con los hermanos de Nagatoro “poniendo a prueba” a Senpai, es uno de los momentos más memorables del desenlace, mostrando cómo Senpai, aunque torpe y débil físicamente, ya no es el chico gris e inseguro del inicio, sino alguien dispuesto a dar la cara por ella.

El sueño de Nagatoro y el salto hacia el futuro

El verano, el festival con fuegos artificiales y las citas marcan las últimas páginas de la serie como un dulce epílogo. Nagatoro confiesa abiertamente por primera vez su amor mientras contempla los fuegos artificiales, recordándole a Senpai que siempre admiró su capacidad de levantarse tras cada caída. El simbolismo de la pareja de pececillos que ganan en la feria es hermoso: reflejo de cómo, pese a las diferencias, forman un dúo inseparable.

La graduación muestra el crecimiento de ambos. Nagatoro da un emotivo discurso sobre su sueño olímpico y Senpai asume que aún busca su propio sueño, pero ahora con la determinación de intentarlo. Su último encuentro en el aula de arte, con Nagatoro posando para él una vez más, cierra el círculo de su historia juntos, recordando de dónde empezaron y cómo ambos se han transformado.

Páginas interiores manga Nagatoro vols. 19 y 20 final Nanashi Ivrea

Un final a la altura de las expectativas

Los tomos 19 y 20 de No me rayes, Nagatoro son una conclusión perfecta para una de las comedias románticas más queridas y peculiares de los últimos años. La serie mantiene su humor irreverente, su ternura y su sinceridad emocional hasta la última viñeta, logrando un final satisfactorio que hace justicia al crecimiento de sus protagonistas.

Nanashi consigue cerrar con una sonrisa y un poco de melancolía una historia que comenzó con bromas crueles y termina como una de las relaciones más entrañables del manga reciente. Para los fans de la serie, estos dos volúmenes son imprescindibles.