En su volumen 14, Sexy cosplay doll —título español del manga Sono Bisque Doll wa Koi wo Suru de Shinichi Fukuda, publicado por Panini Manga en formato tankōbon (13x18 cm, 176 páginas, para mayores de 18 años)— alcanza por fin el clímax emocional que muchos lectores llevaban esperando desde hace años. Una entrega cargada de sinceridad, vulnerabilidad y ternura que pone las cartas sobre la mesa para sus protagonistas: Marin Kitagawa y Wakana Gojo.
La trama arranca con la consagración de Marin como icono viral gracias a su cosplay de Haniel, una caracterización tan impecable que incluso llama la atención del autor original. Pero este éxito tiene un reverso incómodo: Wakana, el artífice silencioso de estos logros, se muestra distante y apagado, atrapado en una espiral de inseguridad personal. Y es que Gojo, a pesar de todo lo que ha logrado junto a Marin, arrastra heridas profundas. La exposición mediática de Marin, el interés profesional por su talento y la fama repentina no solo lo sobrepasan, sino que también lo hacen cuestionarse su lugar en la vida de ella. ¿Sigue siendo el artesano tímido que ayuda en las sombras? ¿O es algo más?
Este reencuentro con sus raíces emocionales, acompañado por la aparición inesperada de Nonchan —su prima, y parte de ese pasado complejo— permite a Gojo dar un paso hacia adelante. A través de una conversación sincera con Marin, reconoce lo mucho que ha evolucionado desde que empezó a hacer trajes para ella, y lo que ha llegado a significar ese proceso creativo en su camino hacia la autoaceptación.
El momento clave del tomo, sin duda, es la confesión mutua. Después de tantos malentendidos, silencios y rodeos, Marin y Gojo se dicen lo que sienten. Marin, en su estilo entusiasta y cariñoso, reacciona como solo ella sabe: colgándose de él como un koala para fundirse en un beso que simboliza no solo el inicio de su relación amorosa, sino el cierre de una etapa vital. Es un momento catártico, largamente esperado, que Fukuda construye con sensibilidad y sin artificios, dejando que el peso emocional recaiga en la honestidad de los personajes.
Aunque el cosplay ha sido siempre el motor narrativo de Sexy cosplay doll, en este volumen cede protagonismo ante el crecimiento personal. El lector presencia una metamorfosis: de la admiración platónica a la conexión emocional auténtica. Incluso personajes secundarios como Nonchan o Amane tienen su papel para contextualizar el cambio de etapa, mientras un cazatalentos que intenta contactar con Marin sugiere nuevos retos en el horizonte.
Todo apunta a hacia su desenlace, el cual sabemos que pese a las críticas recibidas se ha considerado demasiado abrupto llegará en el siguiente tomo. Lo bueno es que si el final mantiene el nivel de delicadeza emocional de este volumen, podemos estar relativamente tranquilos: Marin y Gojo tendrán el final feliz que se han ganado, y nosotros el cierre perfecto para una de las comedias románticas más carismáticas del manga actual.
En el apartado artístico, Fukuda mantiene su alto nivel. El detalle en los fondos, la expresividad de los rostros y el cuidado en los diseños de vestuario (aunque esta vez el cosplay queda en segundo plano) siguen siendo marca de la casa. El uso de composiciones más limpias y fondos simbólicos en las escenas íntimas acentúa el giro emocional del volumen, demostrando que el autor sabe cuándo apostar por la sutileza.
En definitiva, el volumen 14 es el punto de inflexión definitivo para Marin y Gojo. No solo por su confesión amorosa, sino por la forma en que sus conflictos internos se resuelven con madurez. Fukuda demuestra que su historia es más que una comedia ecchi: es un relato de desarrollo personal, vocacional y emocional que ha sabido crecer con sus personajes.