Cuando un cómic es capaz de trascender su propio género, de convertirse en un referente absoluto no sólo para los seguidores del superhéroe al que da vida sino para cualquier lector con sensibilidad hacia la buena narrativa, sabemos que estamos ante una obra maestra. All-Star Superman, de Grant Morrison y Frank Quitely, recientemente editado en España por Panini Comics dentro de su línea DC Must-Have, es precisamente eso: un canto a la mitología moderna de Superman, una despedida conmovedora y épica de un icono universal.
La edición de Panini recopila los 12 números originales en un tomo de 312 páginas en cartoné, con la calidad que caracteriza a su línea DC Must-Have. La oportunidad perfecta para descubrir —o redescubrir— esta joya en un formato cuidado y accesible, imprescindible para cualquier amante del cómic.
La premisa de la historia es sencilla, pero demoledora: durante un rescate cerca del sol, Superman absorbe una cantidad letal de radiación solar. Su destino está sellado: la muerte es inevitable. Y es en ese marco donde Morrison desarrolla una epopeya en la que el Hombre de Acero debe decidir cómo vivir sus últimos días y qué legado dejará tras su marcha.
Esta es una historia que, más que hablarnos de la muerte de Superman, nos recuerda por qué su vida —y su ideal— son tan inspiradores.
Lejos de centrarse en un tono sombrío, el guion de Morrison brilla por su ternura, su compasión y su sentido de la maravilla. Dividido en doce capítulos, cada uno puede leerse casi como una pequeña parábola, una “hazaña” en la que Superman reafirma su condición de héroe y su amor incondicional por la humanidad.
Desde regalarle a Lois Lane un día con superpoderes hasta perdonar a su mayor enemigo, Lex Luthor, la historia está plagada de momentos que demuestran por qué Kal-El no es sólo un hombre poderoso, sino un ideal de lo que podemos aspirar a ser.
Uno de los grandes logros de Morrison en All-Star Superman es rescatar la esencia más pura del personaje, aquella que combina sus raíces mitológicas con la ciencia ficción más desatada de la Silver Age. El cómic nos regala episodios tan locos como una invasión de dinosaurios del centro de la Tierra, la caída en el planeta Bizarro o un enfrentamiento con Solaris, el sol viviente. Todo ello tratado con una seriedad elegante y un sentido épico que remite a las grandes tragedias clásicas, recordándonos que Superman no es sólo un superhéroe, sino una figura casi divina, un Atlas moderno que lleva sobre sus hombros las esperanzas de toda una especie.
Pero lo más emocionante de All-Star Superman no son sus despliegues de fuerza o las grandes batallas, sino sus pequeños momentos de humanidad. Morrison no olvida nunca que Clark Kent sigue siendo, en esencia, un hombre de Kansas con un corazón enorme. Las escenas con sus padres, sus breves instantes de soledad, su forma de cuidar hasta del más humilde de los humanos o incluso su perro Krypto… Todos estos detalles aportan matices a una figura que a menudo se percibe como demasiado perfecta para ser interesante. Aquí, Superman es un hombre enfrentándose a su propia mortalidad, y eso lo hace profundamente conmovedor.
Otro de los grandes aciertos de la obra es la caracterización de Lex Luthor. En manos de Morrison, Luthor es mucho más que un villano de opereta: es un hombre inteligente, narcisista y resentido, incapaz de aceptar que alguien tan superior como Superman sea también tan bondadoso. La rivalidad entre ambos alcanza aquí uno de sus puntos más altos, especialmente cuando, al final, Luthor experimenta fugazmente lo que es ver el mundo como lo ve Superman, sólo para volver a caer en su egoísmo.
Si el guion de Morrison es sublime, el dibujo de Frank Quitely no se queda atrás. Su trazo inconfundible, elegante y lleno de personalidad, le da a Superman una corporeidad monumental sin dejar de hacerlo accesible. Quitely logra que Clark Kent y Superman parezcan dos personas distintas sin necesidad de trucos obvios: la postura, los gestos, la forma en que llena el espacio… Todo transmite la dualidad del personaje.
Las composiciones de página son una lección magistral de narrativa gráfica, capaces de transmitir acción, emoción y humor en apenas unas viñetas. Y el color de Jamie Grant, con su paleta luminosa y sus tonos suaves, envuelve todo el conjunto en una atmósfera casi etérea, que refuerza esa sensación de estar leyendo una leyenda moderna.
All-Star Superman no es sólo uno de los mejores cómics de Superman jamás escritos; es uno de los mejores cómics de superhéroes, punto. Morrison y Quitely logran capturar todo lo que hace grande al personaje, devolviéndonos a un Superman clásico sin que resulte anticuado, explorando su mitología y su humanidad en una historia atemporal y conmovedora.
No importa si eres un veterano lector de Superman o alguien que nunca ha entendido del todo su atractivo: esta es una obra que habla de ideales, de esperanza y de lo mejor del espíritu humano. Un recordatorio de por qué, después de casi un siglo, seguimos necesitando a Superman.