Réview del cómic Violent Flowers – Venganza, deseo y belleza decadente en clave vampírica - Norma Editorial

Carnelia se enfrenta a la sangre y el deseo en Violent Flowers de Maria Llovet

Violent Flowers, publicada por Norma Editorial, marca el regreso de Maria Llovet a la escena del cómic europeo con una obra autónoma cargada de erotismo, violencia y reflexión sobrenatural. Con un estilo visual tan característico como arrollador, esta novela gráfica de 120 páginas se sumerge en el mundo de los vampiros desde una óptica intensamente personal, donde el arte, el cuerpo y la identidad se entrelazan hasta volverse indistinguibles.

Carnelia se enfrenta a la sangre y el deseo en Violent Flowers de Maria Llovet


Carnelia se enfrenta a la sangre y el deseo en Violent Flowers de Maria Llovet
Violent Flowers 
La historia parte del asesinato de Nikodemos, el Centinela, una figura clave dentro de la jerarquía de criaturas sobrenaturales. Su muerte sacude el equilibrio de un mundo oculto regido por normas ancestrales. Su hermana, Carnelia, una vampira errática que ha elegido mantenerse envejecida como acto de rebeldía contra su propia naturaleza inmortal, emprende una cruzada de venganza que no entiende de límites ni lealtades.

El asesinato del Centinela sirve de catalizador para desenterrar viejas rencillas, relaciones fracturadas y una red de tensiones políticas y emocionales entre los miembros del clan. Es también una puerta hacia un universo mayor, lleno de brujas, licántropos y otras entidades que cuya existencia se adivina en los intersticios de la historia.

En paralelo, se le encomienda a Carnelia la custodia de Anna, una humana aparentemente corriente, cuya presencia altera no solo la dinámica del clan, sino también el propio equilibrio emocional de Carnelia. 

Lo que comienza como una imposición se convierte en una exploración profunda sobre la naturaleza de los vínculos, la atracción y el deseo reprimido.

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Lejos de ser una historia de vampiros al uso, Violent Flowers evita el folklore clásico y opta por una mirada introspectiva y sensorial, donde los diálogos y silencios revelan más que la propia acción. Aunque el argumento sigue una estructura clásica de venganza, la verdadera riqueza se encuentra en los matices de los personajes, especialmente Carnelia, que lucha contra su adicción a la sangre como si se tratara de una enfermedad crónica, como una renuncia a su esencia monstruosa que la va consumiendo lentamente.

El vínculo entre Carnelia y Anna es el corazón emocional de la historia: ambiguo, cargado de una electricidad difusa que nunca se verbaliza del todo, pero que lo impregna todo. A través de ellas, Llovet habla de dependencia, de identidad, de la libertad de romper con lo que se espera de nosotros, aunque eso nos convierta en parias.

Como es habitual en su obra, Llovet entrelaza la sensualidad con la violencia en una danza donde el cuerpo es tanto arma como templo. Violent Flowers no teme mostrar lo grotesco ni lo sexual, porque entiende ambos como expresiones complementarias de lo instintivo. Esta mirada transgresora convierte cada página en un campo de tensiones donde el deseo y el rechazo conviven en equilibrio precario.

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Maria Llovet ejerce de autora completa: guionista, ilustradora, colorista y rotulista. Cada página es una declaración de intenciones, con un estilo gráfico que aúna influencias del manga, la ilustración europea contemporánea y el expresionismo sensual que ya vimos en obras como Faithless o Crave.

El diseño de personajes es exquisito, recargado y teatral, acentuando esa sensación de estar asistiendo a una obra de ópera gótica donde cada gesto y mirada encierra siglos de pasiones contenidas. Las escenas de acción, escasas, pero impactantes, explotan en viñetas que coquetean con el lenguaje visual del cine y los videojuegos. Mención especial merece la ambientación, con escenarios que mezclan espacios reales de Barcelona con atmósferas oníricas y referencias clásicas a la Grecia antigua.

Violent Flowers es un cómic que sabe a sangre y perfume caro. Una obra poderosa donde el universo vampírico se reinventa desde la intimidad emocional, con una protagonista herida que abraza su decadencia como acto de resistencia. Maria Llovet consolida su voz única dentro del panorama del cómic europeo, con una obra que no es perfecta, pero que impacta, incomoda y seduce a partes iguales.