Imagina un mundo donde tu tristeza tiene precio, tu ira puede comprarse y tu desesperación alimenta una civilización entera. Así arranca Delta Oscuro, el nuevo manga publicado por Ivrea bajo su título original Ankoku Delta, firmado por Alpa y editado originalmente en Japón por Shueisha.
La edición española de Ivrea respeta el formato B6 con sobrecubierta y manteniendo la lectura en sentido oriental, ofreciendo una serie cerrada de cinco entregas que permite al lector embarcarse en una historia completa sin el temor de que quede inconclusa.
.png "Review de Delta Oscuro vol. 1 – Emociones negativas como moneda en una distopía dimensional - Ivrea")
Delta es una ciudad situada en una dimensión paralela cuya subsistencia depende de un recurso muy particular: la energía emocional humana, concretamente la negativa. Los Deltas, grotescos habitantes de este plano alternativo, se alimentan del sufrimiento humano y pueden cruzar a nuestra realidad para recolectarla sin que nadie lo note.
Aquí es donde entra Aurora, nuestra protagonista, quien prefiere camuflarse como una humana corriente para, a diferencia de otros recolectores, aprovechar el dolor que ya existe. La acompaña Ryuji, su compañero, en una relación que combina complicidad, sarcasmo y ambigüedad. Juntos recorren Tokyo en busca de presas emocionales, mientras regresan a Delta para transformar esa angustia en energía.
Y mientras ellos recolectan sufrimiento, Hart, un joven maltratado por su padre, se convierte en el primer “contacto humano” que Aurora decide no drenar por completo y con quien nuestra protagonista vivirá momentos de desconcierto, humor incómodo y una empatía que sorprende por lo sincera que llega a ser viniendo de alguien de Delta.
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Pero lo verdaderamente interesante de este manga es cómo se construye una doble narrativa que intercala nuestra realidad con los planos paralelos de Delta, generando una tensión entre ciencia ficción y magia negra que resulta tan ingeniosa como inquietante. El único problema que vemos aquí es que Delta, aunque impactante a primera vista, peca de superficial al no explorar en profundidad qué más define a esta civilización. El autor parece dejar muchas preguntas sin respuesta, lo cual puede interpretarse como una elección estilística o, simplemente, una falta de desarrollo.
Pese a esto, Delta Oscuro tiene una propuesta original, con una ambientación sólida, una protagonista magnética y un universo lo suficientemente siniestro como para generar adicción. El cierre de este primer volumen insinúa una subtrama mayor, donde una organización humana empieza a descubrir los portales a Delta y planea su destrucción. Este giro introduce una amenaza directa al mundo que acabamos de conocer y promete intensificar el conflicto en los próximos tomos.
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Gráficamente, Delta Oscuro es una experiencia densa. Las escenas en Delta recuerdan a un Blade Runner alucinógeno, con calles atestadas de figuras alienígenas, neones decadentes y criaturas que parecen salidas de un cruce entre Lovecraft y un videojuego neofuturista. Los fondos en la ciudad humana son deliberadamente vacíos en comparación, reforzando la deshumanización progresiva del entorno.
Este primer volumen cumple con creces su cometido: enganchar, incomodar y fascinar a partes iguales. Delta Oscuro es una apuesta valiente dentro del catálogo de Ivrea, ideal para quienes buscan un shonen adulto, retorcido y con lecturas múltiples. Una historia que nos recuerda que, incluso en universos paralelos, el sufrimiento sigue siendo una moneda demasiado valiosa.