Reseña del manga Horimiya Vol. 17 – Una despedida entrañable y cómplice para los fans más fieles - Norma Editorial
Con Horimiya Vol. 17, Norma Editorial nos entrega un cierre sentimental y sosegado para una de las comedias románticas más queridas del manga moderno. Aunque la verdadera conclusión argumental tuvo lugar en el volumen 16, esta nueva entrega funciona como un bonus track emocional, una carta de amor a los personajes que nos han acompañado durante tantos volúmenes, con capítulos inéditos, escenas cotidianas y una versión alternativa del final desde el punto de vista de Hori. Un volumen más íntimo, relajado y autorreflexivo que, lejos de buscar grandes giros o revelaciones, apuesta por la cercanía y la nostalgia.
Horimiya Vol. 17
La estructura del tomo es fragmentada pero efectiva: pequeños episodios que nos devuelven al instituto, a la casa de Hori, a la playa… escenarios donde lo cotidiano brilla más que nunca gracias al carisma de sus personajes.
Desde el torpe intento de confesión del hermano de Hori, hasta las idas y venidas con los padres, este volumen se siente como un reencuentro informal, sin tensiones ni ambiciones, pero con un fuerte sabor a despedida. No hay pretensiones narrativas, pero sí una voluntad clara: permitir al lector mirar una última vez a este grupo de adolescentes en su hábitat natural.
Uno de los momentos más destacados del tomo es el capítulo alternativo del final, narrado desde la perspectiva de Hori. Esta vuelta de tuerca, lejos de sentirse repetitiva, aporta una profundidad inesperada al personaje, que durante gran parte de la serie ha sido percibida como temperamental y explosiva.
Aquí, HERO y Hagiwara le dan espacio para expresar sus emociones con más calma y madurez, revelando la sensibilidad que siempre ha estado presente tras su fachada ruda. Su monólogo final resulta honesto y conmovedor, especialmente para quienes han seguido su evolución desde el primer volumen.
Es importante señalar que Horimiya Vol. 17 no es un volumen imprescindible en términos argumentales. No resuelve tramas, ni introduce conflictos nuevos, ni pretende reabrir arcos cerrados. En su lugar, apuesta por el cariño y la complicidad con el lector. Es, en esencia, un regalo para quienes se encariñaron con este grupo de jóvenes imperfectos, adorables y contradictorios. Y para ese público —el lector emocionalmente invertido en Horimiya— este volumen vale cada página.
Aun así, algunos aspectos pueden resultar decepcionantes para quienes esperaban un cierre más contundente. La relación entre Yoshikawa y Tooru sigue sin definirse, Sakura vuelve a recibir un trato injusto que deja mal sabor de boca, y ciertos gags parecen sacados de una sitcom antigua, especialmente en lo que respecta a la interacción de Hori y Miyamura en roles domésticos. Sin embargo, incluso estas decisiones refuerzan el carácter imperfecto de la serie: una historia de adolescentes reales, sin antagonistas, sin épica… solo emociones cotidianas.
Visualmente, el tomo mantiene el estilo limpio y expresivo de Daisuke Hagiwara, con una gran capacidad para representar emociones sutiles y gestos naturales. Las viñetas respiran una frescura que encaja con el tono relajado del contenido, y aunque no hay escenas de acción ni dramatismo excesivo, el trazo mantiene su calidad en cada página.
En definitiva, Horimiya Vol. 17 es un epílogo tierno, ligero y melancólico que no pretende reescribir el pasado, sino celebrarlo. Es un paseo por la memoria de quienes acompañaron a Hori y Miyamura, con sus dudas, risas, miedos y abrazos. Este último volumen es un homenaje a esa esencia: el valor de los pequeños momentos, de las amistades duraderas y del cariño que no necesita artificios para calar hondo.