Reseña de Helen de Wyndhorn: drama gótico, mundos de fantasía y heridas que no cicatrizan - Norma Editorial
Con Helen de Wyndhorn, Norma Editorial nos trae una de las propuestas más ambiciosas y literarias de los últimos años dentro del cómic independiente. Una oda a las historias dentro de las historias, una fábula oscura en clave de espada y brujería que esconde un drama emocional potente y una carga simbólica profundamente humana
Escrita por Tom King y dibujada por Bilquis Evely, con el color vibrante de Matheus Lopes, esta novela gráfica de 176 páginas ha sido editada en cartoné y se nos presenta como una joya visual con detalles dorados que refuerzan la naturaleza fantástica y elegante del relato.
Helen de Wyndhorn
Helen de Wyndhorn se sitúa en los años 30 y nos presenta a Helen Cole, hija del célebre escritor pulp C.K. Cole, autor de las aventuras del guerrero Othan. Tras la muerte de su padre, y siendo una adolescente alcohólica, Helen es llevada a la enigmática mansión Wyndhorn, propiedad de su abuelo, un hombre poderoso y hermético del que apenas conoce nada.
Acompañada por Lilith, una institutriz de carácter férreo, Helen se ve sumergida en un escenario que oscila entre el realismo dramático, la decadencia familiar y lo sobrenatural, ya que la mansión Wyndhorn parece tener vida propia, con pasillos interminables, secretos escondidos y un simbolismo que se nutre del mejor terror gótico.
Y a través de la figura de Othan, el personaje ficticio creado por su padre, Helen entra literalmente en un mundo paralelo, un universo de espada y hechicería donde vivirá todo una vida de aventuras, que a la vez será una reconstrucción identitaria, un modo de enfrentarse a su dolor y de entender quién fue su padre… y quién quiere ser ella.
Desde las primeras páginas, la obra construye una atmósfera inquietante. King se sirve de este entorno para hablar de traumas heredados, del dolor de la pérdida, de la desconexión generacional y del peso de las expectativas impuestas. Pero lo que hace que esta historia brille es su manera de desdoblarse: a medida que Helen se adentra en los recuerdos y en la fantasía, el cómic se transforma.
La obra no es solo un drama familiar, sino también una carta de amor (y crítica) al poder de la narrativa. El guion de King es denso, pausado y repleto de capas. Lejos de su tendencia a repetir estructuras o muletillas, en Helen de Wyndhorn su escritura se siente más madura, más refinada. Cada capítulo es un acto teatral cargado de subtexto, donde el diálogo —a veces críptico— obliga al lector a implicarse emocionalmente. La narración de Lilith, con su tono autoritario y distante, añade un toque irónico y poético al conjunto.
En el apartado gráfico, Bilquis Evely nos presenta un trazo delicado, rostros expresivos y el dominio absoluto del diseño de página hacen que cada viñeta sea un lienzo. Su manejo del claroscuro recuerda a los maestros del cómic clásico, mientras que su estética barroca y fantasiosa convierte el mundo de Othan en una auténtica ópera visual. El color de Matheus Lopes, siempre saturado y brillante, refuerza la dualidad entre el mundo real (más apagado) y la fantasía (mucho más viva y sugerente)
Esta edición de Norma incluye, además, una galería de ilustraciones adicionales firmadas por autores como Tula Lotay, Elsa Charretier, Fábio Moon, Gabriel Hernández Walta o Jill Thompson, así como bocetos del proceso creativo de Evely. Un extra que convierte este volumen en un imprescindible tanto para amantes del cómic como del arte en general.
En resumen, Helen de Wyndhorn es una obra que desafía las convenciones del género, que exige del lector una implicación activa y que recompensa con una historia poderosa sobre la pérdida, la identidad y el poder transformador de las historias.