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En un mundo donde lo divino no es símbolo de esperanza, sino de extinción, After God, la obra de Sumi Eno publicada por Distrito Manga, se alza como una de las apuestas más inquietantes y arriesgadas del panorama reciente. Un manga que funde el horror metafísico con la ciencia ficción, la angustia postapocalíptica con la dulzura de un trazo bello y melancólico, y la lucha por la supervivencia con una búsqueda de sentido en medio del caos. Con sus tres primeros volúmenes ya disponibles, esta historia logra envolver al lector en una experiencia única que oscila entre lo onírico, lo grotesco y lo emocionalmente devastador.
El manga se publica en Japón bajo el título After God (アフターゴッド) en la revista Comic Days de Kodansha, y desde su debut ha cosechado reconocimiento por su enfoque original y su elaborado estilo gráfico. En España, Distrito Manga ha editado los volúmenes en formato tankōbon de 192 páginas, con un tamaño de 129 x 179 mm, en una edición en blanco y negro que conserva el detallismo minucioso del dibujo de Sumi Eno. La traducción corre a cargo de Gemma Tarrés Guasch y Daruma Serveis Lingüístics.
Tokio en ruinas: el apocalipsis con rostro divino
La premisa de After God parte de una idea tan fascinante como inquietante: en un Japón colapsado por la invasión de entidades denominadas “dioses”, la humanidad ha quedado reducida a comunidades aisladas, rodeadas por zonas de peligro inhabitables. Estos dioses, hermosos o deformes, emanan una presencia que provoca la muerte inmediata de quienes los contemplan. Así, la adoración ha mutado en suicidio, y la divinidad en amenaza letal. El gobierno, incapaz de controlar la situación, delega la contención a una organización científica llamada Laboratorio de Investigación Antidioses, que trata de entender la naturaleza de estas criaturas bajo la frialdad del acrónimo IPO (Idolatry Prohibited Organism).
Es en este escenario donde se entrecruzan los caminos de dos personajes fundamentales: Sachiyuki Tokinaga, un investigador del laboratorio que lleva a sus espaldas el peso de la culpa y la desesperanza; y Waka, una adolescente decidida a destruir a todos los dioses tras la desaparición de su amiga en las zonas prohibidas. Su encuentro, en apariencia casual, desencadena una relación simbiótica cargada de conflicto y revelaciones.
Waka: rabia infantil frente a la eternidad
Uno de los aciertos narrativos más interesantes de Sumi Eno reside en cómo aborda el crecimiento emocional de Waka. En un género donde es habitual ver a adolescentes asumir roles heroicos sin consecuencias reales, After God no olvida que su protagonista sigue siendo una niña traumatizada. Su odio hacia los dioses es visceral, pero también impulsivo, desinformado y desesperado. Su interior, sin embargo, esconde un secreto aún más profundo: ella misma alberga dentro de sí una presencia divina, un dios que no puede controlar, y que pone en riesgo no solo su vida, sino la de todos a su alrededor.
El conflicto de Waka, atrapada entre su humanidad y una divinidad invasora, articula uno de los ejes principales de la serie. Lejos de convertirla en una heroína tradicional, el manga se esfuerza en mostrar su fragilidad, su contradicción, y sobre todo, su derecho a ser vista y cuidada como lo que es: una niña intentando comprender el dolor.
Tokinaga: la compasión como resistencia
Frente a ella, Tokinaga representa la otra cara de la tragedia. A diferencia de otros científicos arquetípicos del género, su figura está marcada por la duda y la humanidad. Deprimido por los fracasos del laboratorio y la pérdida de vidas humanas, Tokinaga decide tomar una decisión radical: permitir que Waka viva fuera de las instalaciones. Su propuesta no está exenta de riesgo, pero nace de una profunda empatía. Cree que, incluso en medio del horror, los vínculos humanos pueden ser el único antídoto frente a lo divino.
Su relación con Obikawa, amigo y confidente, aporta otro matiz necesario: el consuelo en la desesperación. Obikawa le recuerda que aún queda esperanza, y que seguir viviendo —aunque duela— es en sí mismo un acto de resistencia.
Una belleza que mata
Visualmente, After God es deslumbrante. El trazo de Sumi Eno recuerda por momentos a una versión distorsionada de un shōjo clásico: hay flores, bordes ornamentales, composiciones asimétricas… pero aquí sirven para transmitir horror. Los dioses —como el dios serpiente que secuestra a Waka en el tercer volumen— son entidades de una belleza casi insoportable. Y esa es precisamente su amenaza: son tan perfectos que mirarles es morir.
Las escenas de acción, escasas pero potentes, están cargadas de dramatismo, con viñetas que explotan de violencia plástica. Las sombras, el uso ocasional del color, los contrastes y las formas serpentinas logran que cada página respire una tensión religiosa, como si lo sagrado estuviera a punto de romper lo humano. Es un manga que duele ver, pero del que no puedes apartar la mirada.
Un mundo sin respuestas claras
Aunque pueda parecer una serie de acción sobrenatural, After God es más bien una obra sobre el vacío. El vacío que dejan los dioses, el que produce la pérdida, el que se esconde en la mente de quienes ya no encuentran razones para vivir. Las respuestas escasean, y el guion juega constantemente con elipsis, saltos temporales, fragmentación y giros desconcertantes. Esto puede suponer una barrera para algunos lectores, pero también es parte de su atractivo: la narración refleja el caos emocional de sus protagonistas, y el mundo incomprensible que habitan.
Conclusión: belleza, trauma y salvación entre ruinas
After God no es un manga fácil. Es denso, exigente, a veces cruel en sus silencios y en su forma de mostrar el sufrimiento. Pero también es una de esas rarezas que merece ser leída precisamente por todo lo que arriesga. El dibujo de Sumi Eno es hipnótico, la relación entre Waka y Tokinaga está llena de matices, y el mundo que construye —una Tokio devastada por lo divino— resulta tan bello como aterrador.
Con tres volúmenes disponibles y una edición española impecable por parte de Distrito Manga, este título se posiciona como una de las propuestas más sugerentes del catálogo. Si buscas una historia que combine crítica social, trauma psicológico y un arte que corta el aliento, After God es una lectura que no vas a olvidar fácilmente.
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