Con su característico equilibrio entre misterio, comedia negra y dramatismo contenido, Migi & Dali alcanza en este quinto tomo un nuevo punto de inflexión. Lo que comenzó como una historia sobre la identidad compartida de dos gemelos que fingen ser una sola persona, ahora da un paso más allá para convertirse en un verdadero thriller psicológico. Publicado por Ivrea en una cuidada edición de tapa blanda con sobrecubierta, este volumen se adentra en la fase más oscura de la serie, con secretos que amenazan con cambiarlo todo.
La trama gira en torno a la pregunta que ha impulsado la historia desde el principio: ¿quién mató a la madre biológica de los gemelos? Esa incógnita, que había estado latente bajo capas de humor absurdo, máscaras sociales y travesuras orquestadas, comienza aquí a desvelarse, y con ello se rompe el precario equilibrio que los hermanos mantenían con su entorno.
El disfraz de la normalidad se resquebraja
Migi y Dali, los gemelos protagonistas, regresan finalmente a casa tras sobrevivir a su infiltración en la enigmática mansión de los Ichijo. Pero el regreso no es tranquilo. Dali ha fijado su atención en Eiji, convencido de que él guarda la clave del asesinato de su madre. Decidido a obtener respuestas, se acerca a él bajo el disfraz de Sally, en un juego de seducción y manipulación que tensa la narrativa hasta su punto de ruptura.
Lo que podría haber sido una estratagema más dentro de la farsa habitual de los gemelos, se convierte en algo mucho más intenso y peligroso. La aparición de Migi, interrumpiendo el plan de su hermano, desvela no solo el fracaso de la estrategia, sino también una fisura creciente entre los gemelos. Por primera vez, los vemos enfrentados, como si sus diferencias, antes diluidas en su identidad compartida, comenzaran a desbordarse.
Un triángulo amoroso tan inquietante como simbólico
Este volumen introduce un giro inesperado: el nacimiento de un triángulo amoroso entre Migi, Dali y Eiji. Pero como todo en esta obra, el romance no es lo que parece. Es una máscara, un campo de batalla emocional y psicológico donde los vínculos no se basan en el deseo, sino en el trauma, la manipulación y el deseo de redención.
La tensión se vuelve densa y, en muchos momentos, incómoda. Porque lo que se juega en esta relación no es solo la resolución de un crimen, sino la reconstrucción (o destrucción) de la identidad de los gemelos. El manga insinúa que el amor, en este contexto, puede ser tan falso como el personaje de Hitori. ¿Puede alguien amar cuando no sabe quién es? ¿Puede uno confiar si toda su vida ha sido una mentira?
El asesino se esconde en lo cotidiano
Mientras los personajes se enredan en sus emociones, el verdadero asesino sigue libre, alimentándose del caos que ha sembrado. El lector sabe más que los protagonistas, pero no lo suficiente. Las pistas se acumulan, pero la verdad sigue fragmentada. Este juego narrativo, tan bien construido por Nami Sano, obliga al lector a reinterpretar constantemente lo que cree saber. Todo es sospechoso. Todos mienten.
Y entre líneas, la historia lanza su dardo más certero: una crítica velada a la violencia estructural que se esconde en lo familiar, en lo aparentemente perfecto. Porque Origon Village ya no es solo un escenario. Es un personaje más. Y como tal, tiene secretos que guardar.
Nami Sano: una despedida que deja huella
Con este volumen, la serie entra en su recta final, y no se puede evitar sentir una melancolía extra. Sabiendo que esta fue la última obra de Nami Sano antes de su fallecimiento, cada página se lee con una intensidad distinta. El trazo sigue siendo limpio, expresivo, con esa capacidad casi teatral para capturar gestos, silencios y tensiones. Pero es en los detalles, en las miradas que se desvían, en los encuadres oblicuos, donde se percibe la verdadera maestría.
Conclusión: El principio del fin
Migi & Dali vol. 5 es un volumen de transición, pero no de pausa. Aquí se desatan los nudos narrativos, los personajes pierden el control y la historia avanza hacia una conclusión que promete ser tan emocional como devastadora. La mentira empieza a desmoronarse, y en su caída, deja al descubierto lo que realmente mueve a sus protagonistas: el amor, la venganza… y el miedo a quedarse solos.