Continuará el ritmo mensual como hasta ahora, así que... ¡aun nos queda mucho Jojo!
Lo que todas ellas tienen en común es, aparte de la trama shonen y el estilo épico / dramático del autor, es que todos sus personajes son herederos del linaje Joestar o están relacionados con el inolvidable villano Dio Brando. Pero tras los sucesos de Stone Ocean, cambiamos por completo de escenario y en general de dimensión, situándonos en una cronología totalmente nueva y con personajes que no tienen nada que ver con los anteriores.
La recta final de JoJo’s Bizarre Adventure Part VIII: JOJOLION alcanza uno de sus puntos más intensos y viscerales en los volúmenes 20 y 21, publicados por Ivrea en España. Hirohiko Araki, en su faceta más experimental, juega con el horror corporal, los dilemas éticos y la acción estratégica para sumergirnos en un clímax que deja sin aliento. Si el volumen anterior ya nos impactó con el uso de Ozon Baby y la crudeza de los enfrentamientos, estos tomos no se quedan atrás: ofrecen una exploración profunda del cuerpo humano como campo de batalla, y del alma como último refugio frente al abuso y la manipulación.
La historia comienza en el hospital universitario TG, con Josuke y Mamezuku buscando desesperadamente a Yasuho, quien ha perdido la conexión durante una llamada tras ser atacada por Wu Tomoki, un Hombre de Roca con una habilidad terrorífica: puede descomponer su cuerpo en fragmentos microscópicos e invadir los cuerpos ajenos. Esta amenaza invisible convierte cada escena en un juego de tensión continua, y es precisamente esta sensación de impotencia ante lo intangible lo que hace que el volumen 20 se sienta como una auténtica pesadilla.
Pero la verdadera protagonista de estos tomos no es Josuke, sino Mitsuba Higashikata, un personaje que da un giro de 180 grados para consolidarse como una figura clave en el conflicto del Locacaca. Lo que comienza como una víctima de los efectos del fruto y de los experimentos de Wu Tomoki, pronto se transforma en una madre decidida a recuperar el control de su cuerpo y proteger a su hijo a toda costa. Su Stand, Awaking III Leaves, se convierte en un recurso visual y táctico brillante que Araki utiliza para estructurar las peleas más impactantes, introduciendo un sistema de flechas que redirigen energía y manipulan el espacio de forma creativa.
Ambos tomos avanzan como un torbellino de revelaciones: Mitsuba descubre que fue sometida a una operación sin su consentimiento, durante la cual se usó el poder del Locacaca para curarla a cambio de algo... que aún no sabe qué fue. Las implicaciones de la equivalencia en la medicina que plantea Araki son inquietantes: ¿qué estamos dispuestos a sacrificar por la salud? ¿Dónde está el límite ético entre la ciencia y la ambición?
Uno de los momentos más impactantes se produce cuando Mitsuba expulsa del interior de su cuerpo restos que parecen ser fragmentos de su feto, víctimas del experimento de Wu Tomoki. La reacción emocional que sigue no es solo devastadora para ella, sino también para el lector, que siente la violencia del acto en lo más profundo. Araki no tiene reparos en mostrar el sufrimiento físico y psicológico, pero lo hace con una sensibilidad narrativa que le da peso al drama sin caer en lo gratuito.
Mientras tanto, Yasuho demuestra una vez más que es una de las figuras más valientes y resolutivas del manga. Su Paisley Park se vuelve una herramienta fundamental no solo para la defensa, sino también para la investigación, logrando acceder a archivos ocultos del hospital que revelan el pasado oscuro del Locacaca y su conexión con Holy Joestar-Kira. La escena en la que las protagonistas descubren el laboratorio secreto de los árboles Locacaca, plagado de trampas, virus y cámaras ocultas, recuerda a los mejores momentos del suspense de ciencia ficción, con una puesta en escena digna de una película de terror.
El enfrentamiento final con Wu Tomoki es un despliegue de inteligencia táctica y fuerza emocional. Con la ayuda de Josuke y su Soft & Wet, logran derrotar al enemigo en una secuencia cargada de tensión y simbolismo. Aun así, el precio de la victoria no es menor: Mitsuba sacrifica su nariz a cambio de salvar a su hijo, aceptando con valentía las consecuencias del poder que ha usado.
Con estos volúmenes, Araki eleva el conflicto del manga a nuevas cotas, combinando lo grotesco con lo humano, la ciencia con lo espiritual, y el amor familiar con la violencia de una guerra biológica. La narrativa se vuelve más densa, pero también más rica, haciendo de estos tomos algunos de los más memorables de toda la serie JOJOLION.
Conclusión: Un descenso al horror que refuerza el corazón emocional de JOJOLION
Los volúmenes 20 y 21 de JoJo’s Bizarre Adventure Part VIII: JOJOLION no solo amplían el conflicto contra los Hombres de Roca, sino que nos regalan algunos de los momentos más emotivos y viscerales del manga. Mitsuba Higashikata emerge como una heroína inesperada, Yasuho reafirma su rol como brújula moral de la historia, y Wu Tomoki se consagra como uno de los villanos más repulsivos y fascinantes de la serie. La narrativa de Araki es más valiente que nunca, y el riesgo emocional que asume es recompensado con un clímax que deja huella. Unos tomos imprescindibles para quienes buscan en el manga algo más que acción: una historia sobre identidad, cuerpo y supervivencia.