RailGods of Hysterra – Análisis completo del ARPG de supervivencia más grotesco y fascinante del año
RailGods of Hysterra no es un juego para corazones delicados. Lo nuevo de Troglobytes Games llega a Steam en Early Access como una propuesta tan extraña como absorbente: un RPG de acción con vista isométrica, mecánicas de supervivencia, construcción de bases y una estética lovecraftiana que roza lo nauseabundo. Nosotros lo hemos jugado a fondo en Steam, y te aseguramos que, pese a sus bugs y desequilibrios, estábamos deseando volver a encender ese tren biológico infernal para lanzarnos otra vez al corazón de Hysterra.
Un tren, una bestia y tu hogar: el RailGod como núcleo jugable y narrativo
Desde el primer momento, RailGods of Hysterra establece un tono oscuro y grotesco. La humanidad ha sido devastada por la llegada de los Primigenios, y solo un puñado de "soñadores" ha sobrevivido con sus facultades mentales intactas. Nosotros encarnamos a uno de ellos, despertando en un mundo donde la carne, el metal y la locura se entrelazan sin lógica ni piedad. Nuestro mejor aliado: un tren viviente, el RailGod, construido con acero y shoggoth-plasma, una criatura biotecnológica que se alimenta de nuestros miedos y nos proporciona poder a cambio.
Este tren no es solo nuestro medio de transporte. Es nuestro refugio, nuestra base, nuestro taller y nuestro confesor. En él construiremos estaciones de trabajo, cocinas, almacenes e incluso celdas para capturar enemigos. Cada vagón tiene un espacio limitado, lo que obliga a una planificación táctica de cada módulo. La gestión del tren es una mezcla entre placer y tortura: ver crecer a tu RailGod es una satisfacción constante, pero también es fácil sentirse abrumado por la necesidad de recursos, crafteos y mejoras.
Supervivencia con sabor a locura
A diferencia de otros survival crafters, aquí no solo debes vigilar tu salud y tu hambre. La locura también es un recurso y una amenaza. Cada minuto fuera del tren hace aumentar tu "madness", y si no la gestionas, tu inventario se vuelve ininteligible, aparecen alucinaciones y algunas funciones se desactivan. Sin embargo, hay un giro magistral: puedes alimentar a tu RailGod con esa locura acumulada para desbloquear poderes devastadores. La mecánica genera una tensión constante entre exploración y retirada. Cuanto más te arriesgas, más poder obtienes, pero también estás más cerca de perderlo todo.
Un mundo roto, vasto y despiadado
La progresión es lineal: eliges entre tres rutas prefijadas, activas al RailGod, y te diriges al siguiente punto de interés. En cada parada te esperan zonas abiertas repletas de materiales, enemigos, recursos raros y, en ocasiones, NPCs. Puedes bajarte a explorar a tu ritmo, pero el peligro está en todas partes. Desde playas infestadas de monstruos marinos hasta almacenes corrompidos, cada mapa está diseñado con una ambientación tétrica y fascinante. Eso sí, a medio plazo muchos entornos empiezan a parecerse demasiado, y echamos en falta mayor variedad visual y jugable.
Combate directo, crudo y adictivo
El combate se siente como una fusión entre Diablo y Don't Starve Together. Con vista isométrica, un arsenal de habilidades mágicas (las llamadas "Dark Gifts") y armas cuerpo a cuerpo, deberemos gestionar enfriamientos, posicionamiento y esquivas con inteligencia. La acción es frenética, pero nunca caótica: hay patrones, hay timings, y cada enemigo requiere atención.
A medida que subes de nivel o mejoras el tren, puedes acceder a poderes más complejos. Algunos modifican el entorno, otros provocan estados alterados, y todos tienen sinergia con el sistema de locura. La sensación de progresión está bien medida y, aunque algunas habilidades están desbalanceadas, el conjunto resulta adictivo.
Crafteo y construcción: entre el deleite y la repetición
Construir en RailGods of Hysterra tiene un carácter claustrofóbico y estratégico. Cada vagoneta ofrece un espacio limitado dividido por cuadrículas. Ahí debemos colocar estructuras, estaciones de mejora, fogones y más. El sistema es sencillo, pero limitado. La variedad de componentes es escasa en este estado Early Access, y aunque las bonificaciones por distribuir inteligentemente las estaciones son interesantes, no siempre resultan evidentes ni relevantes.
El crafteo está bien integrado y se beneficia de una buena calidad de vida: los bancos de trabajo acceden a todo el inventario general sin que tengas que mover objetos manualmente. Las colas de fabricación y las recetas están bien organizadas, pero muchas de ellas dejan de sorprender al alcanzar el segundo nivel de progreso. A partir de cierto punto, se echa de menos una mayor profundidad o ramificación.
Fallos, bugs y promesas por cumplir
Como era de esperar en un juego en Early Access, RailGods of Hysterra tiene bastantes errores. Hay caídas de rendimiento en zonas con agua, colisiones erráticas, duplicación de planos en el inventario, y algunas habilidades que desaparecen tras morir. Aunque nada de esto rompe el juego, sí afecta a la inmersión y puede frustrar en momentos clave.
La interfaz necesita mejoras urgentes: hay menús confusos, falta retroalimentación visual al desbloquear recetas, y algunos mensajes importantes (como el acceso a equipamiento nuevo) simplemente no aparecen. El sistema de combate, si bien es robusto, requiere un reequilibrado para que todas las armas y hechizos tengan utilidad real.
Apartado técnico y estético: una locura visual controlada
Visualmente, el juego tiene un carácter muy definido. Las animaciones del RailGod son grotescas y fascinantes, los entornos destilan una mezcla de diseño industrial con corrupción eldritch, y los enemigos, aunque repetitivos, tienen un diseño coherente con el tono general. Las cinemáticas son escasas pero efectivas, y el diseño de sonido acompaña sin deslumbrar. No hay voces, pero los efectos y la música ambiental cumplen su función.
Conclusión: un viaje sucio, difícil y gloriosamente enfermo
RailGods of Hysterra es una amalgama de ideas tan extrañas como fascinantes. Combina géneros, desafía convenciones y construye un universo propio cargado de atmósfera y mecánicas significativas. Sus defectos actuales no pueden ignorarse, pero tampoco opacan la originalidad de su propuesta. Quien se atreva a subir a bordo de este tren tentacular encontrará una experiencia exigente, enferma y profundamente inmersiva.
Si te gusta el survival crafting con sabor ARPG, el horror cósmico y los trenes que devoran almas, esta puede ser tu próxima obsesión.