Maliki: Poison of the Past es una de esas sorpresas que solo se descubren explorando el catálogo de Steam sin expectativas. Basado en el webcómic francés creado por Souillon, este juego de rol táctico con toques slice-of-life se presenta como una rara avis dentro del saturado panorama de los RPGs por turnos. Pero lo mejor es que no solo cumple: brilla con luz propia gracias a una narrativa entrañable, mecánicas originales y un apartado artístico adorablemente contundente.
Lo hemos probado a fondo en PC, y podemos decirlo con total seguridad: Maliki: Poison of the Past es una experiencia imprescindible para fans del género, tanto si conocen la obra original como si llegan de nuevas.
Un isekai con corazón y conciencia
La premisa puede sonar familiar: Sand, una joven del mundo actual, es arrastrada a un futuro distópico por culpa de un ataque vegetal sobrenatural. Despertará en un universo devastado por una planta tóxica que amenaza con destruir la humanidad. Pero aquí comienza la diferencia: ese nuevo mundo, llamado Domaine, es un remanso encantador lleno de detalles, aliados excéntricos y una misión clara pero emotiva.
A diferencia de otros RPGs donde la historia se pierde en grandilocuencias, Maliki apuesta por el tono íntimo y la simpatía de sus personajes. Sand no es una heroína arquetípica, sino una joven desubicada que irá creciendo junto a su equipo, formado por figuras tan carismáticas como Fang, la ingeniera punk; Becky, la agricultora de buen corazón; o Fenimale, un hada que aporta humor y ligereza.
El juego está cargado de referencias y matices que harán las delicias de los lectores del cómic, pero sin dejar fuera a los recién llegados. La narrativa se siente viva, ágil, con diálogos cuidados y una progresión muy bien medida. Como confesaba uno de sus desarrolladores: “Con más de 20 años de historia detrás, el objetivo era hacer que todo fan se sintiera en casa, y que los nuevos jugadores quisieran quedarse”.
Incluso sin conocer el material de origen, se nota que hay un trasfondo profundo que enriquece cada detalle: el árbol milenario que hay que proteger, las zonas congeladas en el tiempo, o los duelos personales que se van revelando a medida que avanzamos.
Sistema de combate: estrategia, ritmo y saltos en el tiempo
El sistema de combate es por turnos, pero con una vuelta de tuerca muy interesante. Cada personaje y enemigo se ubica en una barra temporal que determina su orden de acción, y el jugador puede manipular el flujo del tiempo para modificar esa secuencia.
¿Te equivocaste de ataque? Puedes retroceder. ¿Quieres preparar una combinación potente? Adelántate en el tiempo. Las llamadas acciones temporales permiten jugar con la estrategia y romper el ritmo tradicional de los turnos. “Poder rebobinar o adelantar turnos le da un aire nuevo a los combates clásicos. Al principio cuesta, pero cuando le coges el punto, es adictivo”, confesaba uno de los testers durante la demo.
Además, estas manipulaciones pueden generar duelos en tiempo real entre personajes y enemigos. Son momentos clave que cambian el tono del combate y exigen reflejos, una propuesta que, sin ser muy difícil, añade variedad y tensión.
Más allá del combate: cultivo, cocina y mejoras
Cuando no estás peleando contra criaturas tóxicas, el juego te permite relajarte en el Domaine. Puedes mejorar instalaciones, trabajar en el huerto, cocinar, recolectar y fabricar objetos. Esta faceta cozy recuerda a juegos como Stardew Valley o Rune Factory, y le da a Maliki un equilibrio perfecto entre intensidad y tranquilidad.
Todo lo que haces en esta parte tiene un impacto directo en tu equipo: nuevas recetas curativas, mejoras de estadísticas o acceso a zonas bloqueadas. Esta conexión entre exploración, vida diaria y combate funciona de maravilla, y motiva a tomarse tiempo para construir un refugio digno de tus aliados.
Arte adorable, y una banda sonora que se queda contigo
El apartado visual destaca por la fidelidad al cómic y su estilo chibi francés-japonés. Las ilustraciones en 2D durante las conversaciones son preciosas y están llenas de expresividad. Los personajes parecen salidos directamente de una figurita de colección. Eso sí, el contraste con los modelos 3D en el mundo explorable es notable. Aunque cumplen, tienen un acabado un tanto genérico y plastificado, lo que resta un poco de encanto a los escenarios.
El apartado sonoro es, sin exagerar, uno de los mejores del año. Compuesta por Starrysky y el legendario Motoi Sakuraba, cada pista se adapta al momento y transmite emoción, aventura o melancolía según lo requiera la escena. “No podía dejar de escuchar la música incluso fuera del juego. Es espectacular”, dijo un redactor de VICE Games, y no podemos más que suscribirlo.
Desde los combates hasta los paseos por el Domaine, la música siempre está ahí para envolvernos. Si puedes, juega con auriculares: lo vas a agradecer.
Maliki: Poison of the Past no es un simple juego basado en un cómic. Es una declaración de amor al RPG clásico, con mecánicas originales, una historia entrañable y un mundo que pide ser explorado. Si vienes por la estética, te quedarás por sus personajes. Si llegas por el combate, te atrapará su narrativa. Y si solo quieres probar algo distinto, es una de las propuestas más frescas y completas del año.