La pasada noche del 26 de mayo, el cielo de Barcelona vibró con una energía que solo puede describirse como sobrenatural. El Poble Espanyol, convertido por una noche en el epicentro de una ceremonia única, acogió el cierre de la etapa española del Route Resurrection Tour de BABYMETAL, y lo hizo con una entrega del público que convirtió cada acorde en una explosión de entusiasmo colectivo.
El trío japonés, acompañado por las artistas Bambie Thug y Poppy, firmó una de esas noches que se graban a fuego en la memoria. No solo por su potencia sonora o su puesta en escena, sino por el sentimiento compartido de estar asistiendo a algo que va más allá de un simple concierto.
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Una apertura incendiaria: Bambie Thug y Poppy preparan el terreno
El ambiente empezó a caldearse desde temprano. Bambie Thug, con su mezcla explosiva de electrónica industrial y actitud provocadora, supo romper el hielo con descaro y carisma. Acompañada por dos bailarines, ofreció una performance intensa, festiva y visualmente cargada, perfecta para un público que venía con hambre de espectáculo.
Poco después, Poppy tomó el relevo con una banda en directo y una propuesta más directa al corazón del metal alternativo. Cambios de ritmo, riffs afilados y esa dualidad entre lo etéreo y lo salvaje que tan bien maneja, crearon una tensión perfecta antes del momento cumbre de la noche.
BABYMETAL: espectáculo total, comunión absoluta
Cuando se apagaron las luces y comenzó el show de BABYMETAL, todo cambió. No hablamos de una simple sucesión de temas: lo que se vivió fue una coreografía total, un ritual escénico que convirtió el espacio en una cápsula de tiempo y cultura.
Desde los primeros compases, Su-metal, Moametal y Momometal se adueñaron del escenario con una mezcla perfecta de precisión, energía y magnetismo. Su estilo, definido por muchos como kawaii metal, no es una etiqueta fácil: es una fusión entre lo adorable y lo brutal, entre los beats bailables del pop japonés y las guitarras más contundentes del nu metal.
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Fotografías: @photosbysarai
Cada tema era una pieza dentro de un engranaje mayor, donde nada estaba dejado al azar: proyecciones visuales, trajes espectaculares, transiciones cronometradas al milímetro y una compenetración absoluta entre las tres artistas. Pese al uso de bases pregrabadas y colaboraciones virtuales, la sensación era de autenticidad desbordante. El directo no buscaba improvisar: buscaba envolver, atrapar y llevar al espectador dentro del mundo BABYMETAL.
Una noche irrepetible bajo el cielo barcelonés
El público catalán respondió con fervor. Desde los fans más veteranos hasta quienes se acercaban por curiosidad, todos acabaron saltando, coreando y dejándose llevar por una propuesta que trasciende géneros. Porque lo de BABYMETAL no es solo música, es identidad, estética y una filosofía escénica que rompe moldes.
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Fotografías: @photosbysarai
Y aunque Madrid ya había vibrado unos días antes con el mismo show, Barcelona se despidió con una conexión emocional especial. Quizá por ser el último concierto en España, quizá por el escenario al aire libre que amplificaba cada gesto, cada luz, cada grito. O quizá porque en noches como esta, cuando lo que se vive es tan único, uno tiene la certeza de haber estado justo donde debía.
Con esta parada en el Poble Espanyol, Route Resurrection cierra en lo más alto su paso por nuestro país, reafirmando su compromiso con traer propuestas arriesgadas, diferentes y absolutamente memorables.
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Fotografías: @photosbysarai