Hoy traemos una nueva review de uno de los mangas clásicos dentro del shojo, con el sexto tomo, edición kanzenban, de Fushigi Yugi, una obra de Yuu Watase que está siendo publicada en nuestro pais por la editorial Ivrea.
Como ha sucedido con los números previos, estamos ante un nuevo tomo en rústica con sobrecubiertas extraíbles y tamaño A5 (150x21) que recopilan en su interior 400 páginas, algunas de las cuales además son a color y corresponden al inicio de varios capítulos o bien a una ilustración. La serie, que se recopilará en 9 volúmenes de los 18 originales, se publicó originalmente en la revista Shojo Comic entre 1992 y 1996 y sale a la venta con publicación bimestral por 19€.
Gracias a Suboshi, Miaka logra sobrevivir a las alucinaciones de la estrella de seiyuu, y tanto ella como Tamahome y el resto de sus compañeros salen con vida de la dura batalla. El problema es que Miaka se ha quedado sin una de las opciones para invocar a Suzaku y ya solamente le queda recurrir al shinzaho de Sairo, su última oportunidad.
Por suerte para ellos siguen por el buen camino, porque no solamente han salido vivos de esa batalla, sino que además la persona que se ha encargado de curar sus heridas era el mismo maestro de Tamahome: una de las antiguas estrellas de Byakko que vio cumplido el ritual y quien se despidió de su sacerdotisa hace 90 años.
Será precisamente a otra de estas estrellas de Byakko el encargado de custodiar el Shinzaho, que posteriormente entregará a Miaka y que Yuki le robará, celosa de su relación con Tamahome. Así, Suzaku y los suyos se quedarán sin opción de invocar a su salvador, y dará lugar a la guerra sin cuartel.
Por su lado, Yui, con el poder de Seiryuu en sus manos, optará primero por dejar desamparados a los guerreros de Suzaku, quedando sin ki ni energía mágica, y, por otro lado, la devolverá a ella y a Miaya a su mundo, al que de rebote acabará cruzando también Tamahome.
Por otro lado, las escenas de acción son muy interesantes y los secundarios nos parecen un gran aporte a la trama, porque aunque aparecen poco o tienen más bien poca relevancia para la historia, sus momentos álgidos logran que la trama destaque sobre la media.
Finalmente, en el apartado artístico encontramos muchas escenas con Miaka o Yuki en paños menores, concretamente con Miaka y su ropa rasgada, además de múltiples batallas y escenas cómicas. Es un buen mix de todas las características que hacen de este manga una gran historia icónica donde las haya. Aunque claro, eso no quiere decir que sea el mejor dibujo.
Dicho esto, ya estamos un tomo más cerca de su final, y con solo 3 tomos por delante podemos decir que ya tenemos ganas de ver la luz al final del tunel, porque la verdad, recordabamos este manga con mas cariño y aprecio del que lo estamos releyendo.