Iyanden, uno de los Craftworlds más grandes y poderosos de los Aeldari, ha soportado innumerables tragedias a lo largo de su historia. Desde la caída de su imperio hasta la devastación sufrida por la invasión de la Flota Enjambre Kraken, este Craftworld se ha convertido en un símbolo de resistencia. Ahora, con gran parte de su población diezmada, depende en gran medida de los guerreros espectrales para seguir luchando por la supervivencia de su gente.
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Después de la caída de la antigua civilización Aeldari, Iyanden se convirtió en un refugio para aquellos que querían preservar su cultura y su forma de vida. Sin embargo, su cercanía a la Disformidad los expuso a las amenazas del Caos. Para evitar que las almas de sus fallecidos fueran consumidas por Slaanesh, los Videntes de Iyanden crearon el Circuito de la Infinidad, una vasta red psíquica que resguarda los espíritus de los Aeldari caídos.
En un intento de restaurar su gloria pasada, Iyanden buscó aliados en otros Craftworlds, estableciendo una estrecha relación con Biel-Tan. Durante siglos, ambos lucharon contra el Caos y las razas menores, tratando de imponer la supremacía Aeldari en la galaxia. No obstante, Biel-Tan tenía una visión expansionista que chocaba con los ideales de Iyanden, lo que finalmente llevó a la ruptura de su alianza.
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A medida que la población de Iyanden disminuía, sus fuerzas se vieron cada vez más limitadas. Fue en este periodo cuando recurrieron a los constructos espectrales, guerreros Aeldari caídos cuyo espíritu era convocado por los Espíritus Videntes para habitar cuerpos mecánicos. Aunque esta práctica generaba controversia, resultó esencial en su lucha contra Zhemon, un Marine Espacial caído que comandaba un imperio de anarquía y corrupción.
Tras una guerra prolongada, los espectros de Iyanden, junto a los Marines Espaciales de los Ángeles Oscuros, lograron capturar a Zhemon en la batalla de Ishasta. Este evento marcó un punto de inflexión en la historia del Craftworld, demostrando la eficacia de sus guerreros fantasmales y atrayendo la atención de otras flotas Aeldari, como Malan’tai e Idharae, que se unieron temporalmente a su causa.
El Horror de la Flota Enjambre Naga y la Intervención de YrielEl verdadero desafío para Iyanden llegó en la forma de los Tiránidos. La Flota Enjambre Naga inició un asalto masivo en el borde oriental de la galaxia, devastando mundos y eliminando flotas enteras. A pesar de sus esfuerzos, Iyanden sufrió pérdidas significativas y se encontró al borde de la aniquilación.
Fue entonces cuando apareció el príncipe corsario Yriel, un exiliado de Iyanden conocido por su astucia táctica y su destreza en combate. Liderando un contraataque desesperado, Yriel empleó la poderosa Lanza del Crepúsculo, un arma mística de gran poder, pero maldita con la capacidad de consumir la vida de su portador. Gracias a su sacrificio, los Tiránidos fueron derrotados, aunque el precio fue alto: Iyanden quedó en ruinas y su población reducida a un mínimo histórico.
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Poco después de la invasión Tiránida, una nueva amenaza emergió en forma de Waaagh! Rekkfist, una gigantesca horda Orka que se dirigía hacia Iyanden. Desesperados y sin tiempo para recuperarse, los Aeldari nuevamente recurrieron a los guerreros espectrales para reforzar sus filas.
En medio del asedio, un inesperado aliado apareció: los Drukhari de la Cábala de la Estirpe Espectral y el Culto de la Mano Desollada. Aunque su llegada ayudó a repeler a los Orkos, los Eldar Oscuros no actuaron por altruismo, sino por el puro placer de ver a los Aeldari sufrir y depender de los espíritus de sus muertos.
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Iyanden ha sobrevivido a innumerables catástrofes, pero su futuro sigue siendo incierto. Con una población diezmada y una dependencia cada vez mayor en sus guerreros fantasmales, su destino parece estar sellado en la desesperada lucha por la supervivencia. Sin embargo, su resiliencia y determinación han demostrado que los Aeldari de Iyanden no caerán sin pelear.
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