Los volúmenes 7 y 8 de Don't Call it Mystery, publicados recientemente por Distrito Manga, continúan la fascinante narrativa de Yumi Tamura, expandiendo las complejidades del enigmático Totonou y sus constantes implicaciones en situaciones inesperadas y peligrosas. Estos dos volúmenes llevan a Totonou a una serie de eventos que, en apariencia, comienzan como un simple favor, pero pronto se convierten en una trama mucho más siniestra de lo que esperaba.
Todo comienza cuando el profesor Amatatsu, una de las pocas personas por las que Totonou tiene respeto y aprecio, le pide que lo acompañe en un retiro a las montañas nevadas. La invitación suena inofensiva, pero Totonou pronto descubre que este viaje, que inicialmente parecía una escapada de fin de semana, tiene otros propósitos más oscuros. Amatatsu ha organizado un juego de detectives con los invitados, pero a medida que la nieve se acumula y las tensiones aumentan, Totonou se da cuenta de que lo que ocurre entre los invitados no es solo un juego.
La atmósfera del retiro es inquietante desde el principio, ya que los personajes actúan de maneras extrañas y ambiguas. Las sospechas de Totonou comienzan a aumentar cuando se revela que el supuesto "juego" está relacionado con el asesinato de Kiwa, una antigua pareja del profesor Amatatsu. La relación de Totonou con Kiwa es más profunda de lo que los demás invitados saben, ya que ambos compartieron una conexión significativa durante la infancia de Totonou. A medida que Totonou desentraña las pistas del "juego", se da cuenta de que la muerte de Kiwa podría no haber sido un accidente, sino un asesinato premeditado. Este descubrimiento deja a Totonou en una posición incómoda, ya que debe enfrentarse a la verdad sobre una persona que una vez fue cercana a él.
Uno de los puntos más emocionantes de estos volúmenes es la forma en que Yumi Tamura entrelaza este misterio con el desarrollo emocional de Totonou. El joven, conocido por su inteligencia y habilidades deductivas, se enfrenta a una encrucijada emocional al tener que revisar los recuerdos de su niñez y aceptar que las personas en las que una vez confió pueden haberle ocultado la verdad. El impacto de estos descubrimientos no solo afecta su percepción del caso, sino también su forma de entender las relaciones humanas.
En paralelo a esta investigación, Don't Call it Mystery introduce nuevamente a Leica, una amiga cercana de Totonou que conoció en el hospital. La relación entre ambos se profundiza en estos volúmenes, pero también se ve sacudida por una revelación impactante sobre la verdadera identidad de Leica. Tamura, como es habitual, juega con los temas de la confianza y la traición, y logra sorprender al lector al revelar que hay más en Leica de lo que aparenta. Esta revelación no solo afecta la amistad de Totonou con Leica, sino que también añade otra capa de complejidad a la ya densa narrativa de la serie.
El manejo de Yumi Tamura de los personajes sigue siendo uno de los aspectos más destacados de Don't Call it Mystery. En estos dos volúmenes, vemos cómo las motivaciones de los personajes se desmoronan poco a poco, revelando sus verdaderas intenciones y vulnerabilidades. La muerte de Kiwa, lejos de ser solo un caso más para Totonou, se convierte en una exploración profunda de las relaciones humanas y las decisiones que tomamos, incluso cuando creemos que estamos haciendo lo correcto.
Otro punto fuerte es la ambientación. El escenario nevado, que al principio parece una simple elección estética, se convierte en un símbolo de aislamiento y peligro inminente. A medida que la tormenta se intensifica, también lo hace la sensación de claustrofobia y desconfianza entre los personajes. Tamura logra capturar magistralmente esta atmósfera, haciendo que el lector sienta el frío y la tensión acumulada en cada página.
En cuanto al arte, Tamura sigue ofreciendo un dibujo detallado y preciso. Las expresiones faciales, que siempre han sido un punto fuerte de la autora, juegan un papel crucial en estos volúmenes. A través de pequeños cambios en las expresiones de los personajes, Tamura sugiere lo que están sintiendo o lo que están ocultando, lo que añade un nivel de sutileza y profundidad a la lectura.
En resumen, los volúmenes 7 y 8 de Don't Call it Mystery no solo continúan el excelente trabajo narrativo de Yumi Tamura, sino que también llevan la historia a nuevas alturas emocionales y psicológicas. Con un misterio intrigante, personajes profundamente complejos y una atmósfera envolvente, estos volúmenes son una lectura obligatoria para los fanáticos del manga de misterio y para aquellos que disfrutan de historias con un fuerte enfoque en el desarrollo de personajes.