La línea de la vida, la más reciente entrega de la serie Corto Maltés publicada por NORMA Editorial, nos transporta al México de las guerras cristeras, un conflicto histórico poco conocido, pero de gran relevancia, que se sitúa a principios del siglo XX. Esta obra, que forma parte de la continuación de las aventuras de Corto Maltés bajo la pluma de Juan Díaz Canales y el dibujo de Rubén Pellejero, es un homenaje al legado de Hugo Pratt, pero a la vez imprime una impronta personal que enriquece y diversifica al mítico personaje del marinero aventurero.
En esta nueva aventura, Corto se enfrenta a un escenario de lucha y supervivencia que, aunque alejado de los mares, mantiene intacto el espíritu de los primeros relatos creados por Pratt. Esta vez, el protagonista se ve envuelto en una serie de intrigas que giran en torno a unas piezas de jade perdidas en las cercanías del yacimiento maya de Chichén Itzá, pero no todo será tan sencillo como parece. Corto se adentra en un juego peligroso de tráfico de armas, con la difícil misión de enfrentarse a las fuerzas que buscan aprovecharse de la situación política y religiosa de México.
La historia, como es característico en Corto Maltés, es mucho más que una simple aventura de acción. Díaz Canales, conocido por su capacidad para integrar hechos históricos con ficción, nos ofrece una trama rica en matices, donde se cruzan las creencias religiosas, las luchas de poder y la intrincada red de intereses tanto humanos como divinos. En este caso, los fanáticos de Corto Maltés se verán envueltos en un México marcado por la violencia y el conflicto entre las fuerzas anticlericales y los insurgentes católicos, un contexto histórico complicado y apasionante que brinda un trasfondo profundo para la narrativa.
El dibujo de Rubén Pellejero, por su parte, sigue siendo un sello distintivo de la serie. Su estilo detallado y elegante captura perfectamente la atmósfera de la época, desde los paisajes áridos de México hasta los complejos retratos de los personajes. Cada página parece respirar la esencia del Corto Maltés original, con una fluidez en la narrativa visual que permite al lector sumergirse de lleno en la historia, sin perder nunca el ritmo de la acción. Las escenas de batalla, los momentos de tensión y los detalles más sutiles de la vida cotidiana están tratados con una delicadeza y maestría que son marca de la casa.
Además de la trama principal, el cómic ofrece una vez más la oportunidad de ver a algunos de los viejos conocidos de Corto, como Rasputín, el enigmático personaje que se cruza con él en esta aventura, y la hechicera Boca Dorada, quien juega un papel crucial en la trama. También aparece un viejo amor de Corto, lo que añade una capa de complejidad emocional al relato y a la evolución del personaje. A lo largo de estas páginas, el lector se va encontrando con una serie de giros inesperados, personajes complejos y una interacción constante entre el destino personal de Corto y los eventos históricos que lo rodean.
El tomo también destaca por la forma en que Díaz Canales y Pellejero han logrado mantener el tono y la esencia del Corto Maltés original, mientras lo actualizan para ofrecer nuevas perspectivas y nuevos desafíos para el personaje. La figura de Corto sigue siendo la de un hombre solitario, pero con un profundo sentido de la justicia y una ética personal que lo distingue de los demás. Este número, en particular, ofrece una visión más humana y vulnerable del héroe, que enfrenta no solo a los enemigos externos, sino también a sus propios demonios internos.
A nivel técnico, la edición en cartoné con 96 páginas a color es una auténtica joya para los coleccionistas. La calidad de la impresión es impecable, lo que permite apreciar al máximo la belleza de las ilustraciones de Pellejero. Además, se ofrece en tres ediciones: en catalán y castellano a color, y una en blanco y negro para los puristas que prefieren disfrutar de la obra en su versión más clásica.
En conclusión, Corto Maltés: La línea de la vida es una obra que no solo satisface a los fanáticos acérrimos de la serie, sino que también ofrece una excelente puerta de entrada para aquellos que quieran conocer la figura de Corto Maltés en una faceta más madura y comprometida. La fusión de historia y ficción, la caracterización profunda de los personajes y el sobresaliente trabajo artístico convierten este cómic en una lectura imprescindible para todos los amantes del buen cómic y la narrativa gráfica. Corto Maltés sigue demostrando por qué es uno de los personajes más icónicos y fascinantes del cómic europeo.