Hemos tenido el privilegio de explorar a fondo Fairy Tail 2, la esperada secuela desarrollada por Gust Studios y publicada por Koei Tecmo, disponible en PS5, PS4, Nintendo Switch y PC. Este RPG combina una narrativa enriquecida, un sistema de combate dinámico y una exploración inmersiva, posicionándose como una experiencia cautivadora tanto para fans del anime como para nuevos jugadores. Sin embargo, como veremos, no está exento de puntos que podrían haberse mejorado.
La historia nos sumerge en el clímax de Fairy Tail, adaptando el arco del Imperio Alvarez, donde los héroes del gremio enfrentan a los temibles Spriggan 12, liderados por el mago oscuro Zeref. Además, la narrativa se expande con la nueva línea argumental “The Key to the Unknown”, que ofrece contenido exclusivo y enriquece el lore del universo de Hiro Mashima.
El juego también aborda conflictos personales de los protagonistas, proporcionando momentos de introspección que complementan la acción épica. A pesar de esto, la estructura de la campaña principal puede sentirse algo apresurada y lineal, sin aprovechar todo el potencial narrativo del arco final. Esto se compensa parcialmente con el contenido adicional post-campaña, donde Fairy Tail 2 muestra su mejor versión.
El combate en Fairy Tail 2 abandona los turnos tradicionales del primer juego para ofrecer un híbrido entre acción en tiempo real y estrategia táctica. Cada personaje cuenta con habilidades únicas que pueden combinarse estratégicamente:
- Medidores de rotura: Al romper las defensas del enemigo, se activan los potentes Link Attacks o, si se cumplen ciertas condiciones, las espectaculares incursiones Unison Raid, que varían según las combinaciones de personajes.
- Fairy Rank: Este sistema recompensa el desempeño en batalla, desbloqueando habilidades especiales y Magia Extrema, que desatan devastadores ataques visualmente impresionantes.
- Personalización y sinergia: Los Árboles de Orígenes permiten mejorar habilidades y adaptarlas al estilo de juego de cada jugador, mientras que el sistema de Lacrimas ofrece opciones de personalización adicionales.
Aunque las batallas son dinámicas, algunos jefes carecen de mecánicas únicas y su diseño puede no reflejar plenamente la magnitud de su importancia en la serie, lo que limita la épica de ciertos enfrentamientos.
El mapa de Fairy Tail 2 es una mejora significativa respecto a su predecesor. Los jugadores pueden recorrer vastos escenarios sin interrupciones, explorando mazmorras, tesoros ocultos y misiones secundarias. Sin embargo, estas últimas carecen de profundidad narrativa y suelen limitarse a tareas repetitivas.
Las hogueras son puntos clave para descansar y acceder a los Fairy Tail Diaries, que ofrecen interacciones exclusivas entre los personajes. Estas conversaciones, aunque opcionales, capturan la esencia del anime y son un regalo para los fans.
Es en el contenido post-campaña donde Fairy Tail 2 realmente destaca. La historia original desbloqueada tras completar la campaña principal introduce nuevas mecánicas, localizaciones y desafíos. Aquí es donde el juego se transforma en un verdadero JRPG, ofreciendo extensas opciones de personalización, misiones complejas y momentos inéditos que celebran el espíritu de la franquicia.
En nuestra experiencia con la versión para PS5, el juego se mostró fluido, con tiempos de carga mínimos y gráficos nítidos, especialmente en las animaciones de los ataques especiales. Sin embargo, el motor gráfico comienza a mostrar su edad, con algunas texturas y modelos que no alcanzan el nivel esperado en consolas de nueva generación. Además, la falta de subtítulos en castellano sigue siendo un punto negativo que limita su accesibilidad.
Fairy Tail 2 logra capturar la esencia del anime con un sistema de combate atractivo y un mundo lleno de referencias para los fans. Aunque la campaña principal se siente limitada en su narrativa y algunos aspectos técnicos podrían mejorar, el endgame y las interacciones inéditas compensan estas carencias. Para los fans de Fairy Tail y los amantes de los RPG, este título es un complemento imprescindible que celebra el legado del gremio.