El primer tomo de Veil, obra de Kotteri que publicó en nuestro país la editorial Planeta, nos enamoró. Por eso, ahora que llega el segundo tomo a nuestras manos no podemos más que revivir la emoción nuevamente, porque la verdad, es una maravilla.
Igual que sucedió con el tomo anterior, encontramos que estamos ante un volumen editado en rústica, con sobrecubierta extraíble que hace continuidad con la del primer tomo, y un sencillo tamaño de 14.8 x 21 cm. En su interior podremos apreciar las 128 páginas de este álbum completamente a color, medio libro de ilustraciones, medio manga, que nos habla de unos protagonistas sin nombre. Para aquellos que se quieran hacer con este segundo número titulado
Veil 2: La calma del negro, lo tienen a la venta por 12.95€ en librerías, tiendas especializadas y a través de la web de la editorial
Veil 2: La calma del negro Aquí sigue esta historia, medio parada en el tiempo, que nos habla de dos personas que aunque se quieren, no se lo dicen con palabras, sino que lo viven a través de gestos. Son tímidos o atrevidos dependiendo de la situación; y se apoyan el uno en el otro sin dudarlo.
Ella cada vez está más cómoda al lado de él, busca su presencia en casa y en el trabajo, y le pide que le acompañe cuando salen a comer o cuando busca novedades en las tiendas. Le gusta ese tira y afloja que les une y lo único que le hace arrugar la nariz es el cigarro que él siempre fuma. Aunque sabe que sin ese olor, todo cambiaria.
Él la lleva en volandas cuál princesa, se preocupa por su salud, si come mucho o poco, si tiene ojeras, si duerme bien. No le importa que se meta en su cama para hacerse un ovillo y dormir contra su cuerpo, igual que no le molesta abrir la puerta en paños menores y saber que ella se sonrojará aunque no pueda verle.
Es una historia de un tira y afloja sobre dos personajes que saben que se quieren, que se necesitan, y que aunque no lo dicen con palabras, sus acciones lo demuestran.
La calma del negro es lo que encontramos en este segundo tomo. La calma del día a día de sus personajes, de sus nuevas rutinas y costumbres y de los gestos que hacen uno al lado del otro. Curiosamente, sigue sin una trama de fondo, más allá de la relación de convivencia de los dos, o del romance, que no, que viven en su día a día.
Esto, sumado a lo que ya conocemos del anterior tomo, nos deja ante una obra delicada, sencilla, sin grandes pretensiones, pero que se lee de una sentada, sintiendo cariño por los residentes que viven en sus páginas. Un pequeño respiro en el día a día gracias a esta obra.
El arte se mantiene igual de preciosista, lleno de detalles y con un estilo de portadas muy editorial. Los colores son desaturados en el manga y muy saturados en las ilustraciones, lo que le da un aspecto muy curioso al encontrarse todo en un mismo tomo, pero manteniendo el mismo aspecto. La verdad es que es un espectáculo visual y una gozada para aquellos que busquen un estilo particular.
Así pues, si gustó el primer tomo, este segundo es igual de delicado, cálido y creado con mucho cariño. Se nota que esta obra empezó como un regalo de su autora para el mundo, más que como una publicación física, porque importan más los sentimientos que transmite que el que pueda vender. Una gozada que nos tiene enamorados.