Tras varios meses desde la publicación del último número en Japón, hoy os traemos el tomo 7 de No te metas con el club de cine – Eizouken, una obra de Sumito Owara que actualmente se encuentra en publicación en Japón y que llega a nuestro país gracias a la editorial Ivrea.
El formato en que nos llega se presenta igual que los originales nipones, en rústica con sobrecubiertas extraíbles y formato B6, incluyendo en su interior unas 200 páginas en blanco y negro. Para aquellos que se quieran hacer con este último tomo publicado, lo tienen a la venta en librerías especializadas, tiendas de cómics y a través de la web de la editorial por 8.50€ cada uno
No te metas con el club de cine – Eizouken Vol. 7 
Tras escuchar una dura crítica por parte de una de las compañeras, Midori Asakusa se replantea que hacer con su forma de escribir, de narrar sus historias y de mostrarlas al público. Y es que todavía le sorprende que alguien quiera ver sus obras, algo que hasta la fecha era solamente para su disfrute y que ahora tiene que adaptar a la mente y los gustos de otras personas.
Así, con ese planteamiento y sabiendo que tienen encima el concurso de cortos de animación a la vuelta de la esquina, decidirá rehacer una de las secuencias que habían planteado para otra obra, pero que nunca llegó a ver la luz por falta de tiempo.
Lo mejor de todo es que como siempre, no estará sola, cuenta con Tsubame Mizusaki para ayudarle con la animación, con la fiera Sayaka Kanamori para tenerlo todo al día, y ahora con Doumeki en el apartado sonoro y con Sowande para criticar sus guiones y poner las voces.
La duda será, pese a que han hecho todo lo que han podido, que han intentado plasmar lo que Midori tiene en la cabeza de una forma más estructurada y que han conseguido realizarlo todo con los tiempos justos. ¿Será lo suficientemente normal para un jurado que las tacha de bachilleres y no de artistas?
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En este nuevo tomo nos adentramos en la caótica mente de Asakusa, vemos su peculiar forma de enfrentarse a un mundo que ella considera demasiado complicado y ajeno a ella, por lo que acaba fantaseando sin ningún control. Entendemos por qué sus tramas tienen ese sinsentido habitual, y la acompañamos a hacer algo que no había hecho nunca, intentar entender que es lo que quiere enseñarle al público que viene a verla.
Además, las chicas del club de cine se enfrentan al hecho de sentirse infravaloradas. ¿Cómo unos adultos tienen que decirles lo que hacer, lo que pensar o lo que crear? A ellas? Jamás. Así nos dejan encabezadas hacia lo que será el siguiente tomo, un reto entre ellas y los jueces adultos.
El apartado artístico sigue teniendo el mismo aspecto que en los tomos anteriores, es decir, desastroso, divertido y lleno de fantasía a rabiar. Este es el sello personal de esta autora y ya nos hemos acostumbrado a estos personajes deformes y a esos tramos dignos de apreciar al detalle de lo cuidados que están.
Así pues, estamos ante otro tomo de esta serie que tan interesante nos parece, profundizando un poco más en la mente de una de las protagonistas y apreciando su forma de ver el mundo y de enfrentarse a él.