Ivrea lanzaba recientemente los tomos 13 y 14 del manga Komi-san no puede comunicarse (Komi-san wa, Komyushō desu) de Tomohito Oda, ofreciéndonos un poco más de esta silenciosa waifu que nos ha robado el corazón.
Oda lanzó el manga en Weekly Shonen Sunday en mayo de 2016, después de publicar por primera vez un one-shot del manga en septiembre de 2015. Shogakukan ya ha publicado 28 tomos.
Al comenzar su tercer año en el instituto, Komi-san se une a la clase 3-1, donde se reencuentra con Tadano y Najimi, pero se ve obligada a separarse de Manbagi y otros compañeros con quienes compartió aula en el segundo año. Esta transición marca el inicio de un nuevo episodio en su vida escolar, donde se propone ampliar su círculo de amistades a pesar de las dificultades que le plantea su trastorno de comunicación.
En este entorno nuevo, Komi-san se enfrenta al reto de conectar con sus nuevos compañeros, en particular con Muzuka Shiina, quien inicialmente muestra reticencia hacia ella. La oportunidad para romper el hielo surge durante un innovador battle royale organizado en la ceremonia de inicio del curso, permitiendo a Komi-san y a los demás estudiantes interactuar de una manera única y divertida.
A lo largo de estos tomos, observamos a Komi-san empeñada en superar barreras, participando en actividades como la degustación de un ramen extremadamente picante o la adquisión de un smartphone nuevo que le permite interactuar más con ellos a través de mensajería y juegos, a la vez que buscando el equilibrio en sus relaciones, especialmente con aquellos que la idolatran. Estas experiencias no solo fomentan nuevos lazos, sino que también enriquecen su crecimiento personal.
Paralelamente, el desarrollo de su relación con Tadano introduce una nueva dimensión en su vida. El noviazgo presenta desafíos y situaciones inéditas para ambos, como el momento en que Komi-san se presenta ante la familia de Tadano o las circunstancias que les llevan a compartir tiempo a solas en un Manga Café. Estas vivencias van esculpiendo su relación, revelando sentimientos y deseos que afloran en Komi-san, ofreciendo una perspectiva más profunda de su evolución emocional... sobretodo cuando ella misma se dé cuenta de que quiere y necesita los mimitos de su novio.
Además, el crecimiento no se limita a Komi-san. Otros personajes, como Manbagi, enfrentan sus propios retos adaptándose a un nuevo entorno y forjando amistades en su clase actual. Estas dinámicas reflejan un espectro amplio de experiencias adolescentes, resonando con la audiencia por su autenticidad y relevancia.
Este último año en el instituto se perfila como un periodo crucial para Komi-san y sus amigos, brindando la oportunidad de presenciar su progreso y cómo han madurado a lo largo de su trayectoria escolar. Las páginas de estos tomos nos invitan a acompañarlos en un viaje lleno de descubrimientos, desafíos superados y momentos significativos que definirán su paso por la adolescencia y allanarán el camino hacia la adultez. En resumen, estos capítulos son un testimonio del continuo desarrollo de Komi-san y su entorno, marcando un hito en su narrativa y dejando expectantes a los lectores sobre el futuro de estos entrañables personajes.