Recientemente la editorial Ivrea lanzaba al mercado los tomos 11 y 12 de Sakamoto Days (サカモトデイズ) de Yuto Suzuki, la nueva comedia de la revista Shōnen Jump de Shūeisha que inició su publicación el 21 de noviembre de 2020 y ya cuenta con un total de 15 volúmenes en Japón, de momento.
Sakamoto Days de Yuto Suzuki toma la premisa de John Wick del asesino a sueldo ultra-letal que ya se ha jubilado y le da la vuelta para ofrecernos una comedia con todas las letra en las que sacar la risa al lector es el único objetivo.
Taro Sakamoto era un asesino experto capaz de acabar con cualquier objetivo con unas habilidades que superaban con creces las de sus compañeros. Apuesto, efectivo y letal, era toda una leyenda hasta que un día se cruzo en su camino una atractiva joven que se adueñó de su corazón. Así que decidió colgar las pistolas, contrajo matrimonio, puso un kombini para ganarse la vida y tuvieron una bonita hija. Y se puso gordo.
Pero si bien puede haber dejado atrás el inframundo, el inframundo no ha olvidado a Sakamoto y mientras su familia sigue creciendo con nuevos amigos de ese submundo que se unen como empleados a su kombini, los sicarios continúan llegando en busca de su cabeza...
En tomos anteriores veíamos como con el objetivo de detener a Equis, Sakamoto, acompañado de Shin deciden acceder a la JCC, dónde se forman los asesinos del futuro, para frustrar los planes de la malvada organización, quienes ahora se encuentran buscando la Base de Datos que contiene todo sobre los viejos alumnos, lo cual incluye los secretos tras el jefe de la organización.
En los tomos 11 y 12 de "Sakamoto Days", la serie de manga alcanza nuevos picos de tensión y drama, entrelazando habilidosamente la acción desenfrenada con el profundo desarrollo de personajes y sus relaciones. La narrativa nos lleva desde el asedio del JCC por las fuerzas de X, hasta las calles de Kioto, donde se libran batallas que no solo desafían a nuestros personajes físicamente, sino que también ponen a prueba sus convicciones y lazos emocionales.
El tomo 11 nos sumerge de lleno en el caos generado por el ataque de X al JCC, un lugar que se suponía seguro para todos. La aparición de Satoda Sensei y Kanaguri en primer plano no es solo un enfrentamiento físico, sino una colisión de ideales y dedicación hacia aquellos que juraron proteger. La determinación de Satoda Sensei de salvaguardar a los estudiantes a cualquier costo es un testimonio del espíritu inquebrantable de los maestros frente al peligro. Por otro lado, Sakamoto y Shin enfrentan su propia carrera contra el tiempo, demostrando la fuerza de su compromiso y el valor de la amistad y la lealtad al intentar asegurar la seguridad del abuelo de Amane. Este segmento del tomo destaca por su intensidad y la hábil manera en que teje la acción con la urgencia de proteger a los seres queridos.
Sin embargo, la verdadera sorpresa llega con la intervención de Club Jam y su hechizo de hipnosis, una jugada maestra que añade una capa de complejidad y desesperación a la situación. Esta manipulación de las mentes de toda una escuela eleva las apuestas y muestra la profundidad de los desafíos a los que se enfrentan nuestros héroes, poniendo en juego no solo su fuerza sino también su ingenio y resiliencia.
El tomo 12 traslada la acción a Kioto, ofreciendo un cambio de escenario que enriquece la trama con un telón de fondo histórico y cultural. Aquí, el duelo entre Shishiba, Osaragi, Yotsumura y sus geishas no es solo una batalla por la supremacía física, sino un choque de pasados conflictivos y relaciones rotas. La exploración de la relación mentor-discípulo entre Shishiba y Yotsumura aporta una dimensión emocional al enfrentamiento, revelando las complejidades y los traumas que pueden surgir incluso entre aquellos unidos por el aprendizaje y el respeto mutuo. Este arco no solo es una muestra de acción espectacular, sino también una introspección en cómo el pasado informa nuestras acciones y decisiones presentes.
Mientras tanto, el JCC se convierte en un campo de batalla que culmina en la confrontación entre Sakamoto y Kanaguri, un enfrentamiento que promete ser recordado. Esta batalla no es solo el clímax de los eventos actuales, sino también un momento decisivo para la serie, donde se pone en juego el futuro de todos los involucrados. La habilidad de la serie para mantener a los lectores enganchados a través de giros inesperados y el desarrollo de personajes profundos es evidente aquí, donde cada golpe y cada estrategia llevan consigo el peso de las historias personales y los destinos entrelazados.
A nivel argumental, como siempre los chistes se mezclan con la acción en un no parar de gags que generalmente involucran a Sakamoto lidiando entre los deberes cotidianos y la lucha contra el crimen como si ambas cosas tuvieran el mismo peso.
Por su parte el estilo artístico recuerda al manga de los 90, con un trazo suave y menos de la estética directa que cubre las páginas del manga moderno. Si bien esto puede resultar desagradable a nivel de diseño, pronto uno se da cuenta que las escenas de acción destacan en si mismas.
Sakamoto Days no reinventa el manga de comedia, pero hace buen uso de todas las armas disponibles para conseguir divertirnos. Sakamoto Days no necesita ser revolucionario para ser entretenido y su propuesta es una historia bastante estúpida sobre la redención de un asesino... lo bastante tonta como para conseguir sacarnos más de una risa sin necesidad de complicarnos la vida.
Y si a eso además le sumas todos estos nuevos personajes, a cual más bizarro y letal, nos encontramos ante una obra que cada tomo se vuelve más y más cañera.
