Valerosas #1: Mujeres que solo hacen lo que ellas quieren (Pénélope Bagieu, Dibbuks, Madrid, 2017), traducido al español por Fernando Ballesteros, es un compendio de pequeñas biografías de mujeres de varios países, épocas y circunstancias que marcaron un antes y un después con su ejemplo. La autora se aleja de las figuras comunes que todos conocemos como Marie Curie o Rosa Parks. En su lugar, da a conocer a personas que decidieron ir más allá del rol de género que la sociedad les ha asignado. En esta novela gráfica descubrimos a mujeres que un día dieron un paso al frente y consiguieron cumplir sus sueños o aspiraciones.
Diversidad. Este es uno de los aspectos que más llaman la atención al conocer las historias de las quince mujeres que comprenden este primer volumen. Bagieu publicó una segunda entrega con otras protagonistas que dejaron su huella. En el tomo que nos ocupa, encontramos las aventuras y desventuras de Clémentine Delait, Nzinga, Margaret Hamilton, Las Mariposas, Josephina van Gorkum, Lozen, Annette Akeley, Joséphine Baker, Tove Jansson, Agnodice, Leymah Gbowee, Giorgina Reid, Christine Jorgensen y Wu Zetian. Este grupo de valerosas procede de cinco de los seis continentes. Todas las protagonistas que aparecen en la obra destacan porque su valentía abrió caminos que las mujeres que les suceden pueden seguir. Sin embargo, vamos a recalcar dos ámbitos de los muchos que se abordan en Valerosas. Se trata de los cánones de belleza que imperan en la sociedad y el activismo social.
Como bien es sabido, cada época posee unas directrices estéticas sobre modelos de mujer. Supuestamente, seguir estas normas se traduce en éxito en el mundo y felicidad garantizada. La historia y la realidad nos enseñan que no es así. La heteronormatividad no hay que seguirla al pie de la letra para sentirse realizada como persona. Existen muchas mujeres que siguen su propio camino, alejándose del sacrosanto canon estético del momento. Ser diferente no es ni malo ni bueno. Simplemente es. En este contexto se reivindican los ejemplos de Clémentine Delait, Christine Jorgensen, Margaret Hamilton.
La primera de ellas se la conoció bajo el apodo de ‘La mujer barbuda’. A partir de la adolescencia empezó a crecerle barba. Lo que podría ser un signo de discriminación social se convirtió en su seña de identidad. Ella rechazó la opción de ser un personaje de circo. En su lugar, deconstruyó la imagen de las mujeres con barba al aceptarse a sí misma. Ella no se avergonzaba de su abundante bello facial. Al contrario, lo usó como un elemento positivo de su singularidad como persona. Incluso, abrió algunos bares bautizados con su apodo y se hizo famosa. Hay que aceptarse tal como se es.
Dicha fama también la gozó Christine Jorgensen. Esta persona nació como George Jr. Jorgensen. Era una niña en cuerpo de niño. Sentía que habitaba una piel que no le correspondía. La rechazaron para ingresar en el ejército y empezó a estudiar biología. Intentó hormonarse sin éxito hasta que viajó a Dinamarca. En este país conoció al doctor Christian Hamburger. Gracias a su tratamiento, operaciones y visitas a psicólogos, George se convirtió en Christine. Pese a no ser la primera persona de la historia en cambiarse de sexo, si se la considera la primera estadounidense en hacerlo público. En aquella época, la década de los sesenta, este hecho fue tema de conversación en todas partes. Christine se hizo famosa y levantó amor y odio entre la gente. Sin embargo, supone un ejemplo de entereza y valentía para el colectivo trans. La identidad de género no siempre la determina nuestra biología. Algunas veces, el exterior no refleja nuestro interior.
El tercer ejemplo a destacar es el de Margaret Hamilton. Probablemente, a mucha gente le suene este nombre. Tal vez es por el film The Wizard of Oz. En la película Hamilton interpreta a The Wicked Witch of the West. Nos transportamos a los años treinta. Es la edad de oro de Hollywood. Las actrices con papeles de peso deben de poseer un físico correspondiente a los cánones de belleza de los estudios. Según estas normas, la nariz de Hamilton no encajaba. La rechazaron. En lugar de tirar la toalla, opta por hacer personajes malvados que den miedo. Así consiguió ser la antagonista de Dorothy Gale en el clásico de cine. Como villana, Hamilton despuntó. No hace falta ser la princesa del cuento para que se reconozca el talento de una artista.
Hay mujeres cuya lucha fue más allá de romper con los modelos de feminidad existentes. Hay guerreras que han luchado contra injusticias sociales que se ceban, especialmente, contra las mujeres. Algunas han muerto por la causa. Sus batallas no deben de caer en el olvido. Al recordar sus nombres, su vida y su espíritu revolucionario pueden inspirar a otras a seguir sus pasos. Mientras la llama de su recuerdo siga ardiendo, ellas viven. El caso más paradigmático que se presenta en esta novela gráfica es el de Las Mariposas. Bajo este sobrenombre, encontramos a las hermanas Mirabal. Patria, Adela, Minerva y María Teresa.
Todas ellas, excepto Adela, empiezan desde jóvenes a mostrar en público su rechazo hacia el dictador dominicano Rafael Leónidas Trujillo. Asisten a actos de protesta, son encarceladas y torturadas por ello y Minerva, junto a su marido, organiza un intento fallido de asesinato contra el dictador. Las tres se convierten en símbolo de la revolución. Adoptaron el nombre en clave de Las Mariposas. El 25 de noviembre de 1960 fueron asesinadas por los hombres de Trujillo. En su memoria se conmemora el día contra la violencia hacia la mujer cada 25 de noviembre.
Dentro de las reivindicaciones sociales, a lo largo de la historia ha habido personas que han peleado por los derechos civiles, la igualdad o la discriminación social. Ya sea con pequeños actos o acudiendo a manifestaciones, concentraciones o mítines, su voz resuena hasta nuestros días. Tal es el caso de la artista y activista Joséphine Baker. Desde pequeña le gustaba bailar. En Estados Unidos se une a algunas compañías de baile para después debutar en el charlestón en Francia. En el país galo consigue el reconocimiento, la fama y un sinfín de espectáculos que en su tierra natal le costó más debido a la discriminación de entonces, década de los años treinta, hacia las personas afrodescendientes. Dicha coyuntura, con los años, la animó a unirse a las luchas por los derechos de este colectivo. Todos somos iguales sin importar nuestra procedencia o color de piel. Artista y alma combativa también trabajó como espía durante la ocupación nazi. Bajo la imagen de una bailarina de éxito, se escondía el espíritu de una incansable combatiente contra la segregación racial de la sociedad.
Además de Baker, la liberiana Leymah Gbowee vio cómo la guerra estalló en su hogar. Desde entonces, vivió unos años en los que los hombres la maltrataron. No obstante, ella no flaqueó. Decidió que, pese a las palizas y la violencia de estado, lucharía. Lucharía por tener una educación, para escuchar a otras mujeres que, como ella, sufren casos de violencia de género, lucharía para evitar que los que ella ha vivido no se repita más. Romper el ciclo de violencia es su objetivo. Así mismo, anima a otras mujeres a decir basta. Uno de los actos más significativos fue la creación del movimiento por la paz Mujeres de Liberia Acción Masiva para la Paz. Dicha agrupación tiene como objetivo detener el ciclo de violencia que viven en sus casas y en su país.
La autora de este compendio, en todo momento, introduce la biografía de cada una de las protagonistas de esta pieza ilustrada de forma resumida. Se hace hincapié en los momentos más álgidos de la vida de la mujer valiente de turno. En cuanto al tono usado, abunda la sátira y se narra todo sin tapujos. Hay viñetas de dolor, sangre, tristeza y alegría. Todo unido conforma la vida. Por ello, es lógico que se plasme en las viñetas. Las biografías se inician con un retrato de la mujer, cuándo nació y, en caso de haber fallecido, cuándo murió. Tras esto, se muestra al personaje recién nacido para después ir mostrando retales de su vida. Se incide en los episodios que llevaron a la protagonista de la historia a ser un referente. Se abarca una gama de temas, geografías, épocas y sensibilidades diversa. De esta forma, se apuesta por establecer lazos entre las personas de distintas partes del mundo. Aunque hayan nacido en lugares, épocas y comunidades distintas, a todas les une una idea. Abrirse camino siendo ellas mismas.
Valerosas es una novela gráfica que debería descubrir todo el mundo sin importar su procedencia, edad o creencia. Si alguien busca ejemplos de mujeres que han marcado una diferencia en el mundo con su forma de vida, en esta obra se presentan las biografías de quince de ellas.