IVRÉA lanzaba este verano la octava parte del aclamado manga JOJO'S BIZARRE ADVENTURE (ジョジョの奇妙な冒険 JoJo no Kimyō na Bōken) de Hirohiko Araki, la esperada JOJOLION con la que la serie marca un antes y un después al abandonar el formato de publicación en tomos dobles.
En anteriores sagas, Ivrea se basó en la bunko japonesa para su edición en formato Deluxe. En este caso eso no es posible porque dicha edición de Jojolion no existe en Japón. En consecuencia, y por voluntad de Shueisha, Jojolion saldrá en 27 tomos de unas 200 páginas basado en la tankoubon japonesa, pero manteniendo el formato B6 que ha caracterizado a las sagas anteriores.
Continuará el ritmo mensual como hasta ahora, así que... ¡aun nos queda mucho Jojo!
Lo que todas ellas tienen en común es, aparte de la trama shonen y el estilo épico / dramático del autor, es que todos sus personajes son herederos del linaje Joestar o están relacionados con el inolvidable villano Dio Brando. Pero tras los sucesos de Stone Ocean, cambiamos por completo de escenario y en general de dimensión, situándonos en una cronología totalmente nueva y con personajes que no tienen nada que ver con los anteriores.
Pero antes situémonos un poco en la población costera de Morioh, la cual ya conocemos de la parte IV de este manga. Este Morioh sufrió años atrás un terrible terremoto que, además de aportar muchos daños tanto a la gente como a sus propiedades, propició el emerger de unas extrañas formaciones geológicas que conocen como "los ojos del muro", unas paredes literales que interrumpen su paisaje con unos peculiares agujeros en ellas.
Es al pie de estas donde la muchacha encuentra a nuestro protagonista, desnudo y totalmente amnésico y, además, en posesión de un gorrito de marinero, la clásica marca Joestar del hombro y cuatro testículos. Sí, por algún motivo, tiene dos pares de cojones.
Tras presenciar algunas cosas con sus ojos que no termina de asimilar (como los extraños genitales del muchacho), Yasuho lo lleva a un hospital en base a su buena fe, intrigada por el chico y con todas las buenas intenciones posibles. Fruto de esta misma iniciativa, cuando el chico despierta, Yasuho decide ayudarle a escapar del centro médico para llevar al único sitio que puede supone una pista: el lugar dónde crean a mano los sombreros como el que él lleva.
Una pista lleva a otra, y finalmente con el nombre de Yoshikage Kira como referencia, los dos jóvenes terminan llegando hasta lo que parece ser el hogar del chico: repleto de gorros iguales y uniformes de marinero, y con una extraña chica desnuda en la bañera que dice ser víctima y presa del residente del piso superior...
Pronto los extraños poderes de Stand comienzan a manifestarse y la situación ya de por si misteriosa empieza a tomar un cariz tan sobrenatural como aterrador, en cuyo eje se encuentra la auténtica identidad del chica a quién más adelante conoceremos por el nombre de Josuke Higashitaka que mencionábamos al inicio de este artículo.
De momento, decir que la historia es interesante es poco. Rara, como siempre, pero muy, muy interesante y adictiva.