Tras su éxito en el Festival de Cine Animación de Annecy, Alfa Pictures estrenó en los cines de nuestro país, concretamente el pasado 28 de julio la esperada película de DETECTIVE CONAN: BLACK IRON SUBMARINE.
Se trata de la adaptación número 26 a la gran pantalla del manga de culto creado por Gosho Aoyama, cuya publicación se remonta al año 1994 con su primer volumen.
Lo que se esperaba fueran unas pequeñas vacaciones con Conan, Ran, el Dr. Agasa, y todo el resto de secundarios, comienza a torcerse cuando en lugar de ir a ver las ballenas como cualquier turista haría al acudir a Hachijo-jima, Conan decide irse a investigar la Boya del pacífico, un nuevo sistema que conecta los sistemas de cámaras policiales de todo el mundo y permite el reconocimiento facial.
Tras colarse descaradamente y aprovechar que aquí todos los policías le conocen y se lleva bien con todos, entra en las instalaciones donde tras una visita guiada reciben una llamada telefónica de Subaru, un estudiante y agente del FBI, quien les informa del asesinato de un empleado de la Europol en Alemania.
Parece que este sistema de reconocimiento facial es un enemigo peligroso para la organización de los hombres de negro, quienes temen que puedan ser demasiado evidentes ante semejante tecnología, así que su solución es rápida, piratear el sistema, matar a quien sea y de paso secuestrar a una de las empleadas para ver que más de provecho pueden sacar.
La sorpresa llega cuando resulta que esta mujer ha creado un nuevo software que gracias al sistema de reconocimiento facial de la Boya del Pacífico, permite encontrar a una persona aunque hayan pasado varios años, es decir, envejecido, o rejuvenecido. ¿Quiere decir eso que ahora los hombres de negro podrán reconocer a Conan y Haibara?
Con una buena dosis de acción y una trama entretenida, esta nueva película de nuestro detective favorito tiene lo mejor de los dos mundos: del de la pequeña pantalla, con grandes dosis de elucubraciones, deducciones y elementos característicos de este personaje; y del de la gran pantalla: con a una gran banda sonora y efectos visuales de lo más espectaculares.
La verdad es que nos ha parecido una gran combinación, ya que en películas anteriores la trama flaqueaba bastante a menudo, resultando en películas lentas o con poca gracia, pero en esta las pausas son más que merecidas y dar lugar a deducciones brillantes tanto por parte del protagonista como de su compañera Haibara.
Porque si algo destaca en este film, es que la chica de la película no es Ran, sino que se le cede el protagonismo a la científica rejuvenecida, quien junto con Conan, lleva el peso de la trama, incluyendo escenas de acción, repaso a su historia y pasado, así como un par de llamativas sorpresas.
Si pasamos a aspectos más técnicos no podemos, sino alabar la maravilla visual de la película, ya que desde el minuto 0 hasta el final de la película esta tiene un despliegue de ensueño, mostrando especial atención a las escenas de acción con combates cuerpo a cuerpo o a las persecuciones ya sean a dos ruedas como bajo el agua. Todo ello cuenta con gran dinamismo, espectaculares planos y mucha atención al detalle.
Y como era de esperar, la banda sonora hace lo mismo en su parte de la producción siendo capaz de dar gran profundidad a las escenas de suspense y a las de acción, además de alguna que otra alegría a los espectadores que vemos habitualmente la serie al ofrecernos las siempre icónicas melodías de saxofón. Si bien no es la mejor de las bandas sonoras de esta serie de películas, pero ha sabido destacar los puntos más interesantes de la trama con grandes momentos melódicos.
En conclusión, estamos ante un gran producto de esta icónica serie de manga/anime. Perfectamente en sintonía con el producto original, pero con el punto justo de grandilocuencia para la gran pantalla, ofreciendo entretenimiento y una historia más que interesante.
Ya seas fan de siempre de este personaje, o quieran pasar el rato disfrutando de otra de las aventuras de Conan y sus amigos, Black Iron Submarine es una apuesta perfecta para sacar las palomitas y disfrutar de una sesión de cine.