Tras una infancia traumática, el joven Shôgo siente un visceral rechazo y odio por cualquier tipo de manifestación amorosa o romántica. Su caso acaba siendo evaluado en una consulta psiquiátrica dónde será sometido a técnicas de electroshock e hipnosis que le llevarán a tomar contacto con una entidad divina encarnada por la antigua diosa Atenea. Esta le obligará a vivir una serie de experiencias a través del espacio y el tiempo para descubrir el verdadero significado del amor.
Planeta Cómic continúa ofreciéndonos más obras del Dios del Manga, en este caso con el lanzamiento de una de las obras más reconocidas de Osamu Tezuka 手塚 治虫 (1928-1989): La Canción de Apolo.
Tezuka sensei forma parte de esa élite de autores que han redefinido el noveno arte, grabando su nombre a fuego en la historia del manga a lo largo de su remarcable obra.
Publicado originalmente en Japón en 1970 en la revista Weekly Shōnen King, de la editorial Shōnen Gahosha y posteriormente a lo largo de tres tankoubons bajo el título Apolo no Uta (アポロの歌) que ahora Planeta Cómic recopila el manga en una edición cartoné de 15x23 cm de 576 páginas en blanco y negro.
A lo largo de "La Canción de Apolo", Osamu Tezuka realiza una larga reflexión en torno al amor, la muerte y el sentido de la vida, fruto de una turbulenta época en la que la sociedad japonesa trataba de abordar la sexualidad en varios ámbitos que no dejaron indemnes el manga.
Una época oscura que se refleja con creces en el protagonista de la historia, el joven Shogo.
Shogo es un alma torturada a causa de una terrible infancia. Hijo de una mujer que yacía con cualquier hombre a cambio de beneficios y por lo tanto, de padre absolutamente desconocido, el muchacho crece en una casa carente de todo amor en la que su madre se vendía a cualquiera, y en la que, al presenciar cualquier posible muestra sexual por parte de su madre y sus "invitados", recibía maltratos.
Esto provoca que poco a poco Shogo desarrolle un odio visceral a las muestras de amor y ya siendo adolescente reaccione violentamente ante ellas, llevándole a maltratar / asesinar animales. A causa de este comportamiento totalmente anormal, la policía lo entrega a los profesionales de la psiquiatría para que traten de solucionar su mente y valores totalmente erráticos.
Ya en manos de un doctor especializado, las terapias de electroshock e hipnosis no tardan en llegar en la búsqueda de una solución para Shogo, pero no solo los médicos intercederán.
Una entidad divina se presenta ante el muchacho, castigandole por tanto odio y violencia con viajar eternamiente a través del tiempo y el espacio para enamorarse una y otra vez, solo para perder a ese amor violentamente.
De esta manera, Shogo alternará su vida habitual ahora bajo estudio médico y persecución policial con una serie de historias palarelas en otros momentos del tiempo, que van desde la segunda guerra mundial a un lejano futuro gobernado por sintéticos, donde aprenderá poco a poco el sentido del amor y el sexo, viéndose siempre destinado a sufrir la pérdida de la persona que justo acababa de empezar a amar.
Su historia se repetirá una y otra vez hasta encontrar su amor verdadero en Hiromi Watari, lo cual solo convertirá en más tortuoso su camino.
Nos encontramos ante una obra de fuerte carácter y contenido sexual, donde la crueldad humana se reivindica a lo largo de una reflexión sobre el sentido del amor entre hombres y mujeres, y donde Tezuka destaca por crear un personaje totalmente contrario a todos los valores que suele encarnar un protagonista.
Mezquino, cruel, sádico, egoísta... Shogo es lo que se puede decir una persona terrible fruto de una vida de dolor y valores truncados, que se verá arrojado al horrible y cruel mundo del amor verdadero, por supuesto acompañado de un arte más que clásico que nos transportan directamente a la época en la que esta historia fue escrita, ayudándonos a comprender el sentido de La Canción de Apolo.
Osamu Tezuka
Mangaka y animador japonés conocido popularmente en su país como «el dios del manga», debido a que gracias a su obra expandió y difundió masivamente la lectura del manga como medio de entretenimiento popular. Su nueva manera de desarrollar y crear, basada en las técnicas de la cinematografía y de genios de la animación como Walt Disney, replanteó la tradicional realización de las historietas hacia un manga con una trama mucho más elaborada y compleja.