Reseña de ZOM 100 de Haro Aso y Kotaro Takata vol. 10, Panini Comics.

100 cosas que quiero hacer antes de convertirme en zombi

Akira Tendô tiene 24 años y lleva tres como oficinista en una empresa que explota a sus trabajadores. Está convencido de que, en comparación con tener que ir a trabajar todos los días, vivir en una película de zombis sería el paraíso. Un día se levanta y se encuentra a su casero comiéndose a un vecino. ¡Las calles están infestadas de zombis!

Panini Comics lanzaba recientemente el tomo 10 del shonen ZOM 100 de Haro Aso y Kotaro Takata, una obra inició su publicación en 2018 en la revista Sunday GX de Shogakukan y cuenta hasta la fecha con 11 tomos recopilatorios.

La editorial nos la ofrece en un perfecto formato tankoubon que es una replica exacta del japonés, un rústica con sobrecubierta de 13x18 cm que en su interior alberga 160 páginas en blanco y negro.

ZOM 100: 100 cosas que quiero hacer antes de convertirme en zombi

En tomos anteriores conocíamos al joven Akira de 24 años, víctima de la explotación laboral que al estallar un apocalipsis zombi, al fin adquiere la libertad que la sociedad le había arrebatado. Lo que para muchos es el fin del mundo, para él es un nuevo comienzo en el que la vida recupera sus colores y, tras darse cuenta de la mierda en la que había vivido hasta la fecha, decide redactar una lista con 100 cosas que hacer antes de que los zombies se cobren su existencia. 

Tras una serie de vivencias en las que cumple y añade nuevas cosas a su lista, a su grupo se unían su mejor amigo Kenichirô Ryûzaki, un exagente inmobiliario de éxito cuyo verdadero sueño era ser humorista, la pragmática Shizuka Mikazuki, quién estaba subyugada por los objetivos elitistas de su padre, continuando un camino en el que el trío pretende cumplir sus sueños más absurdos y Beatrix Amerhauser, una extranjera super fanática de Japón que aterrizó en el país del sol naciente el mismo día en que estallaba el apocalipsis, arruinando por completo el viaje de sus sueños.

Chop, la oveja mayordomo robótica que se ha venido con ellos de su aventura en Hokkaido y que deja claro que este manga es más loco a cada nuevo tomo publicado.

En este volumen llega a su final la saga de Osaka, en la que nuestros amigos se reencontraban con Takemina, un viejo amigo de la universidad, para descubrir la curiosa sociedad que se ha formado en Osaka tras el apocalipsis, en la que las latas se han convertido en la moneda de cambio y unos cuantos "ricos" se han adueñado del castillo de Osaka. Dispuestos a prosperar los protagonistas montaban un bar que alegraba las noches de los okabenses, pero los ingresos desproporcionados terminan tomando lo mejor de Akira convirtiéndole en un despota de lo más egoísta que se pasa al bando de los ricachones.

Para recuperar a su amigo y derrumbar este absurdo status quo, Takemina y el resto de habitantes de la zona se presentan en el casino del castillo dispuestos ha hacer una enorme apuesta tras la que cambiará por completo el destino de la ciudad de Osaka y sus residentes.

Tras este arco, continúa el Road Trip por Japón de nuestros amigos, ahora acompañados de Takemina. Sus pasos esta vez les lleva hasta la tradicional ciudad de Kyoto, dónde los varones del equipo decidirán separarse brevemente de sus compañeras para buscar geishas en el barrio de Gyon y pasar una noche inolvidable... ¡En muchos sentidos!

ZOM 100 es diferente a otras historias del género. Mientras otras se centran en la supervivencia, esta empieza con un hombre que al fin descubre lo que es vivir. En vez de preocuparse por conservas y papel higiénico, Akira lo que quiere es conseguir birra y disfrutar de la juventud que se le había negado.

Aun así, es inevitable encontrar parecido con otras obras, como lo es el manga High School of the Dead, en base a la enorme cantidad de fanservice que encontramos en sus páginas. Amén de las referencias al cine Zombie, como debe ser en toda gran historia de muertos vivientes.

En general, ZOM 100 es divertido y está lleno de momentos en los que los lectores se echarán una carcajada o se sentirán representados en Akira por sus ganas de simplemente disfrutar de la vida. Además, el arte es simplemente genial, sangriento y de alguna manera alegre, capaz de ponernos a las mujeres más sexys y los tipos más locos sobre un fondo repleto de sangre, vísceras y zombies.