Reseña de Son Goku Made in Spain

Son Goku Made in Spain (Micky Álvarez, Pedro Flores y Jordi Valero, Dolmen Editorial, Palma de Mallorca, 2023) es un viaje a la nostalgia del merchandising de Dragon Ball que se hizo en España. Este ensayo de triple autoría cuenta con un prólogo de Pere Olivé y un epílogo de Manuel Guerrero. La obra nos retrotrae a la infancia de muchos, a una época analógica donde todo parecía posible. Este libro combina texto con imágenes de productos especiales de la obra más conocida de Akira Toriyama. En todo momento, los autores recalcan cómo la picaresca española concibió artículos con diseños singulares.

Son Goku Made in Spain

Años noventa. Dragon Ball empieza a emitirse por televisión y surge un fenómeno social. La Songokumanía. Miles de espectadores, en su mayoría niños y niñas, vibran de emoción al ver en la pequeña pantalla las aventuras de Son Goku y su gente. Nos situamos en una época en la que el manga era poco conocido en España. Fueron unos años de eclosión, descubrimiento e ilusión ante la obra de Akira Toriyama y lo que vino después. Recordemos que Internet estaba gateando y las vías de comunicación culturales pasaban por la radio, la televisión, la prensa o el boca-oreja. Bajo este contexto, los fans de esta obra protagonizada por un chico con cola de mono estaban faltos de merchandising. El éxito repentino de Dragon Ball sorprendió felizmente a todos.

Fruto de esta situación, varias personas y empresas empezaron a crear productos de esta historia de la mano de españoles y españolas. Sobre este tipo de artículos, se centra el ensayo que han concebido Álvarez, Flores y Valero bajo el nombre artístico de Kame Legacy. Los tres han unido sus manos, su pasión y sus conocimientos para brindarnos un libro que tenía que existir. Son Goku made in Spain es un retrato costumbrista que reúne toda clase de productos sobre Dragon Ball que solo surgieron aquí. Desde las icónicas fotocopias pasando por los tazos y sin olvidarse de las target cards de Ediciones Este. Debido a la gran cantidad de material reseñado en el ensayo, todo sobre lo que Kame Legacy trata queda reflejado en imágenes. Estas fotografías despiertan la nostalgia de los que crecimos en los noventa. Para los que no vivieron aquel frenesí de productos autóctonos, quizás les sorprenda todo lo que ocurrió entre quioscos, tiendas de veinte duros, tiendas de chucherías y el patio del colegio.

merchandising

La obra se estructura en tres partes que, a su vez, constan de varios bloques de contenido. La primera y la tercera parte están compuestas por el prólogo de Pere Olivé y el epílogo de Manuel Guerrero, respectivamente. Olivé, antiguo director artístico de Planeta DeAgostini, recalca cómo sigue viva la llama de Dragon Ball después de treinta años de su llegada a nuestra tierra. Así mismo, comparte alguna anécdota del proceso creativo en aquella primera edición de 1992. Como guinda, realiza una autocaricatura de él mismo encarnando a Goku. Por su parte, Guerrero, product manager de Selecta Visión, remarca que Dragon Ball le cambió la vida. Desde que vio por primera vez la primera emisión del anime el 15 de febrero de 1990 hasta la actualidad, cuenta que tiene la suerte de trabajar con esta obra de Toriyama de forma profesional. Su ejemplo refleja lo arraigada que está la historia de las siete esferas del dragón en nuestra sociedad. En su escrito, además, queda patente la pasión que siente hacia esta pieza gráfica nipona.

La parte central del libro se enfoca en el material propio que se creó en España durante los años noventa e inicios de los 2000. Dicho muestreo se estructura en siete capítulos, emulando las siete bolas de dragón: «Fotocopias y fanzines», «Alimentación», «Papelería», «Juguetería», «Textil y material escolar», «Audiovisual y otros» y «Serie de culto instantánea». A lo largo de las páginas se intercala texto e imágenes. En ocasiones, se ofrece la colección completa de un artículo. De esta forma, se pueden observar en detenimiento los diseños de personajes de Dragon Ball que imitaban al original. Los resultados son variopintos.

Dragon Ball Panini

Sin embargo, en aquellos años preponderaba más la alegría de obtener material de la leyenda de las esferas mágicas que la calidad de lo que recibíamos. El ejemplo más conocido es el del tráfico de fotocopias que se produjo entonces. Las fuentes podían ser de merchandising oficial llegado a través de Francia, calcos dibujados a mano de escenas del anime o fotocopias de fotocopias. Como consecuencia natural de este proceso, llegaron fanzines como Dragon Fall de Nacho Fernández. Todo ello se repasa de manera detallada en el capítulo correspondiente. No nos hallamos ante un ensayo generalista sobre este fenómeno. Al contrario. Todo lo que los autores mencionan está datado, explicado y reflejado con ilustraciones de prácticamente todo. Se palpa, por ello, una clara intención historiadora al catalogar todos estos productos que marcaron una época.

Una de las empresas que empezó a apostar por artículos propios de Dragon Ball durante varios años fue Matutano. Pins, tazos, cartoncitos cuadriculados, muñecogomas o los emblemáticos pósters. El diseño de estos últimos sería reutilizado para otros productos. El más cercano a la era digital probablemente sea el de los deuvedés de Manga Films del primer anime de Dragon Ball. Reutilizar diseños o emularlos también fue una tónica de la época como reseñan Álvarez, Flores y Valero.

Dragon Ball muñecos

En España desde tiempos inmemoriales los niños y las niñas han coleccionado cromos. En su mayoría de jugadores de fútbol. Durante el boom inicial de Dragon Ball, varias empresas optaron por ofrecer este tipo de estampas centradas en los personajes de la franquicia. Los primeros en dar el paso fueron Ediciones Este con adaptaciones libres de nombres como el granjero Maxi, El hombre del bosque o Gregor. Clásicos del ayer que suenan a esperpentos hoy. Eran los años noventa. El mundo no estaba tan hiperconectado como ahora. Para saciar el hambre por mercadotecnia de una obra que caló hondo, había que recurrir al ingenio, la picaresca y la imaginación. Por otro lado, según se reseña en el libro, no fue hasta 1991 cuando salió a la venta el primer álbum de cromos de Dragon Ball Z, publicado por Panini, que estaba centrado principalmente en la saga saiyan. Este artículo es un tesoro. Dicha editorial, en años posteriores, continuó publicando nuevas colecciones de este tipo, arrasando en los patios de los colegios y más allá.

Aunque el objeto de estudio de esta obra sea el merchandising de Dragon Ball hecho en España antaño, también se recalca la huella de este manga en nuestros días. En portadas de periódicos, fallas, arte urbano o en las ferias de barrios y pueblos de la geografía española. Todo está unido por la misma pasión, la misma creatividad y el mismo espíritu. El de Goku. En definitiva, Son Goku Made in Spain es mucho más que un ensayo. Es una pieza de coleccionista en sí misma. Es una mirada retrospectiva a un tipo de producto que surgió en una época y un país concreto. A pesar de la dudosa estética de algunos artículos, los niños y las niñas que los disfrutamos, los recordamos con un gran cariño. Dicho sentimiento se palpa en cada página del libro. Es Dragon Ball.
Dragon Ball juguete