Seguimos con los bonitos romances que nos trae Babylon Ediciones, gracias al nuevo tomo de la obra Siempre habrá otra oportunidad, una historia tan dulce como el azúcar que ha sido creada por Rika Enoki y que a nosotros nos encanta.
Como sucedía en los anteriores volúmenes, nos encontramos ante un tomo editado en rústica con sobrecubiertas extraíbles protagonizadas por los dos personajes principales en una tierna estampa de lo más hogareña. El tamaño del tomo es de 128x182mm y en su interior podremos encontrar 164 páginas en blanco y negro siendo las primeras de ellas a color. Para quienes quieran este nuevo tomo de la serie, lo tienen a la venta en librerías, tiendas de cómics y a través de la web de la editorial.
Siempre habrá otra oportunidad Vol.7
A Yae tan solo le restan unos pocos meses de vivir en una pequeña ciudad rural alejada de sus padres. Tiene que decidir su futuro académico, tiene que decidir sobre qué va a pasar con Oda en el futuro... Y sobre todo tiene que conseguir que la relación entre Oda y su mejor amigo Inaho vuelva a la normalidad, porque la verdad, desde que le plantaron cara porque no paraba de acosar a Yae, la cosa se ha enrarecido.
Con su cabeza llena de preocupaciones, ahora resulta que Yae va a ayudar en una ceremonia que celebra el final de un proyecto de construcción, uno que le encanta porque se trata de un parque de atracciones dedicado a unos pingüinos protagonistas de un cuento infantil que conoce muy bien, pero eso precisamente hace que se ponga más nerviosa.
Si logra hacer este trabajo con éxito, Yae podría llegar a declararle a Oda sus intenciones sobre el futuro, pero primero tiene que haber buenas relaciones entre Oda, Inaho y la ex de este último que ha vuelto a la ciudad y que les recuerda a todos que el camino del amor es más complejo de lo que parece, sobre todo cuando te toca heredar el negocio religioso familiar.
¡¿El amor entre ambos dará un paso hacia delante cuando Yae sea consciente de que se va a perder muchas cosas si deja a Oda atrás tan pronto? Serán capaces de mantener una relación a distancia o precisamente este miedo a perderle la llevará a intentar experimentar cosas nuevas con Oda?!
El romance de esta pareja continua con sus altibajos, aunque en este tomo encontramos más altos en cuanto a relación de pareja y varios bajos en cuanto a amistades, porque desde luego empieza con una ruptura total entre Oda e Inaho. Esto no es de extrañar, teniendo en cuenta que este segundo se aprovechó de la protagonista hasta decir basta, y personalmente no me parece muy normal que quieran volver a entablar buenas migas con este, pero bueno.
Por otro lado, sí que nos parece muy interesante el tema de que una mujer, concretamente la ex de Inaho, sea la sucesora de un templo familiar. No tanto porque sea mujer sino por todo lo que esto implica en cuanto a logística, organización y entrega. No es de extrañar que decidiera cortar su relación con el chico, en vista de que su futuro se iba a complicar tanto, aunque esperamos que esto no le suceda a Oda, quien lleva muy bien el negocio por ahora.
En cuanto al apartado artístico, hemos estado a punto de disfrutar de escenas más súbditas de tono, pero como siempre, esto se va visto interrumpido por los quehaceres del día a día. No sabemos si en futuros números la cosa podría ir a más, pero que ya se haya intentado es un gran paso para la relación de los personajes, tanto afectiva como artísticamente.
En conclusión, estamos ante un tomo muy interesante porque nos demuestran que Yae está madurando a pasos agigantados. Ya no se queda callada cuando algo le molesta, ya sea porque la molestan a ella, o porque dos personajes están con actitudes impropias; y es capaz de darse cuenta de que su relación con Oda necesita llegar al siguiente nivel. Ya hay ganas de leer otro tomo cuanto antes.