Ivrea lanzaba al mercado recientemente el tomo 7 de Ijiranaide Nagatoro-san, obra original de Nanashi, o como la han llamado ellos en nuestro país NO ME RAYES, NAGATORO, con la muchacha más gamberra y lianta del sector para enamorarnos con sus peculiares formas de mostrarnos su afecto.
Ijiranaide Nagatoro-san (que literalmente es “no me molestes, Nagatoro”) tuvo inicialmente una versión webcomic para luego en 2017 empezar a brillar como manga propiamente en las páginas digitales de la revista Magazine Pocket, de Kodansha. Actualmente cuenta con 14 tomos publicados en Japón.
Cuenta además con una adaptación al anime que en España se encuentra disponible en Crunchyroll, con una segunda temporada en preparación.
Ivrea nos trae la colección con cadencia bimensual y en formato tankoubon rústica con sobrecubierta, una réplica prácticamente exacta de la edición japonesa, tiras cómicas de contraportada incluidas.
El protagonista es Naoto Hachioji, un estudiante de segundo de bachillerato con ninguna habilidad social que pasa su vida estudiantil en el club de arte para dibujar en solitario, cuyos días de calma terminan cuando conoce a una chica de primero del grupo de las populares que comienza a acosar con burlas al muchacho... Pero tras un par de encuentros más y por algún motivo Naoto despierta el interés de la chica, quién empieza a asaltarle por la calle y a perseguirle para pasar tiempo metiéndose con él, buscando a su "senpai" a todas horas.
Así es como la joven Hayase Nagatoro empieza a meterle cada vez más caña a su senpai en prácticamente todos los aspectos de su vida, chinchándole continuamente e insinuándose sexualmente para ponerle nervioso en un continuo juego que realmente cada día les hace más cercanos. Los juegos de Nagatoro, que al principio solo intimidaban a senpai, poco a poco le van haciendo más valiente y empieza a percatarse que, aunque siempre están enfocados en meterse con él, realmente esta actitud divertida y atrevida de la chica es únicamente para él... una extraña y retorcida forma de buscar pasar tiempo con él y mostrarle su cariño.
A priori puede parecer otro Takagi-san, pero realmente Nagatoro ofrece algo muy diferente. Ver continuamente a Nagatoro perder los papeles y enfadarse por que otra tipa se mete en medio de sus planes, o ponerse como un tomate por que su jueguito a terminado con senpai tocándole es bastante divertido, amén de que a diferencia de otros mangas de este tipo, la trama parece realmente avanzar hacia algún punto.