En fin, el caso que nos
toca a día de hoy el ERA Edad Media. Un juego de dados y miniaturas (de
edificios). El objetivo es montarte tu ciudad medieval mediante recolección de
recursos. Algunos de estos edificios te darán dados especiales u otros recursos
cada turno. Es algo así como un Age of Empires II pero sin coches disparando
ametralladoras.
Yo me compraría una ampliación de ERA Edad Media así sin dudarlo |
El día de año nuevo fui a la “Embajada italiana” a echar unas partidas (fue el paraíso conducir a las 10 de la mañana por una autopista desierta… para llegar al infierno donde no había un solo sitio para aparcar en Kilómetros a la redonda).
La caja
Ilustración bastante maja
de una ciudad medieval, así en plan estilo Mediterráneo. La caja es más “alta”
que las cajas estándar de juegos, pero, lo que vienen siendo los ejes X e Y se
amoldan perfectamente a una caja típica rollo Catan cuando lo apiles en tu ludoteca.
La caja tiene una
organización excelente, podrías llevarlo en un todo-terreno en el Dakar que
cuando lo sacaras después de una dura etapa, todo estaría en su sitio. Me
encantan esas bandejas para poner dados, planchas de jugador y bajo esta
bandeja, los edificios. Estos, por cierto, están hechos de una especie de
plástico algo gomoso, pero de muy buena calidad, no hay puntas torcidas o
flácidas (con las que hacer bromas sexuales a tus amigos). No es calidad Games Workshop,
pero no está nada mal. Muy chulos, la verdad.
Está todo super bien organizado |
El juego
¡Vamos al lío! ¿Cómo se
juega a esto? Pues mira, empiezas con 3 casas, una granja y una torre con 3
murallas… ¡ah! Y puede que una tierra quemada. El objetivo es conseguir más
puntos que el resto de rivales, para ello construiremos otros edificios con más
valor y que, además, hacen cosas molonas durante la partida. Todo esto se
multiplicará por 2 si consigues terminar la muralla y los edificios están
dentro de la fortificación. Las 3 casas nos proporcionan 3 dados amarillos,
algo así como los dados de la plebe, el dado gris, proporcionado por la torre,
el militar.
Los que peinen canas verán que recuerda un poco al Cathedral, un juego de Mattel en el que tenías que poner edificios medievales en una ciudad amurallada hasta que perdía el que no tenía espacio.
A este juego me refiero |
Total, que coges tus
dados y los tiras detrás de tu minipantalla de dungeonmaster. ¿Qué no te gusta
lo que has sacado? Repites. ¿Qué tampoco te gusta? Pues repites otra vez (anda
mira, como el tramposo del dungeonmaster que nos dirige partidas). Hasta 3
veces podremos tirar los dados siempre y cuando no nos salga una calavera (o
“calvo” como se dice en el argot bloodbowlero) que entonces te lo comes con
patatas. Recaudas lo obtenido, después, pagas 1 de cereal por cada casa que
haya en tu ciudad, construyes edificios ¡ojocuidao! ¡Qué necesitas un martillo
en uno de los dados para poder construir! Todo esto se lo hace cada uno. Y
cuando tienes todo eso hecho, empieza el tema militar. El que tiene más espadas
gana y podrá robar un recurso a un rival. Si un rival obtiene más escudos, se
salva del ataque.
Tirada secreta (y sin (demasiadas) trampas) |
A medida que va avanzando
la partida, vas consiguiendo recursos con más facilidad, pero el espacio se va
reduciendo, en parte por los límites a tu ciudad que te autoimpongas y en parte
por los terrenos de tierra quemada que te vayan poniendo tus rivales, que
tampoco serán muchos por lo que pudimos comprobar.
Cada color de edificio tiene
una función:
- - Amarillos:
Plebe. Proporcionan comida, madera y piedra y posibilidad de construir
edificios.
-
- Grises. Militar. Proporciona espadas y escudos. Permite robar un recurso a los rivales.
- Azul. Burguesía. Proporciona puntos de cultura, piedras y mercancías, el recurso más valioso del juego.
- Blanco. Religión. Permite repetir tiradas (en especial las calaveras) o incluso escoger la cara del dado que desees.
- Naranja. Da puntos en general o evita perderlos.
Así durante 8 rondas o
hasta que se acaben X edificios de una clase. Una vez acabado, se contabilizan
puntos y el que obtenga más, gana.
LAS CALAMIDADES
O “calvos”. No todas son
malas para el jugador, llegado al punto, puede destruir edificios enemigos o
plantarles una loseta de Tierra quemada. Pero lo normal es obtener una
calamidad (un dado, me refiero) que se puede substituir por perder un recurso,
y, como acaba sobrando cereal que ya no sabes dónde meterlo, este resultado
afecta más bien poco. Las Tierras quemadas tampoco es que afecten mucho, hay
muuuucho espacio para construir y que te planten una Tierra quemada pues mira,
tampoco es que sea un drama.
Al final, las calamidades
no influyen en nada (que no lo he dicho, pero resta un punto por cada uno de
ellos al final de la partida). Ninguno de los jugadores acabó con ningún punto.
Claro, también está el
hecho que, si acabas sin cereales ganas puntos de calamidad, pero como ya he
dicho, podrías hacer la competencia a Kellogg’s de la de cereal que acabas
teniendo. Los jugadores y yo consideramos que no está equilibrado este aspecto
del juego.
Valoración final
El juego es muy visual y
con mecánicas muy fáciles. (Sacas X de piedra, sumas X a tu total, Edificio
cuesta X+Y pues restas X+Y a tu almacen). El hecho que puedas gestionar tu
espacio como quieras con el riesgo de no poder cerrar la ciudad si te expandes
demasiado o dejar edificios fuera porque has sido demasiado conservador está
muy bien.
Una cosa que hemos
sentido es que cuando empiezas a tener muchos dados y ser una bestia parda, se
acaba el juego, hubiese echado de menos un turnillo en el que partieras la pana
haciendo lo que quieres, pero no.
Respecto al tema azar,
pues no demasiado, es cierto que haber hay, pero como puedes tirar 3 veces los
dados o incluso repetir más o escoger caras de dado mediante la ayuda de Dios
nuestro señor, pues oye, ni tan mal.
También, cabe destacar que
el tirar los dados tras la pantalla hace que tengas que confiar en los
jugadores y que no hagan trampas cuando obtengan calamidades… Que no es que lo
haya hecho yo (bueno, un poco) pero se me ha pasado por la cabeza (al hacerlo
un poquito).
Lo mejor
-
Estéticamente
muy bonito.
-
Fácil de
entender.
-
Tú te gestionas
tu territorio y tú decides cuanto te la juegas.
Lo peor
-
Las
calamidades no están bien gestionadas.
-
Las Tierras
Quemadas no aportan demasiado problema al jugador.
-
Hay que
confiar en que los jugadores no hagan trampas.
Valoración
-
Originalidad:
9. Es un juego que recuerda mínimamente al Cathedral pero llevada a la máxima
expresión.
-
Rejugabilidad:
8,5. En cuanto acabamos teníamos ganas de rejugar, pero tampoco es corto.
-
Aleatoriedad:
6. Poca, al principio tiene más y a medida que consigues edificios religiosos,
cada vez menos.
-
Jugabilidad
2: 8. Funciona igual de bien con 2 que con 4.
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Jugabilidad
3+: 8. Pues eso.
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Jugabilidad
muggle: 4,5. Quizás puedas convencer a algún gamer de Age of Empires, el resto
lo veo difícil.
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Calidad
acabados: 8. Si tuviera tiempo pintaría las minis. Eso es sinónimo de que
apetece pintarlas.
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Facilidad: 7,5.
Se nos escapó alguna regla al principio, pero vamos, se pilla bien.
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Expansión: 7.
Tiene una y 5 sets de coleccionistas. Ni tan mal.
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Comunidad: 3.
He encontrado algunos separadores en impresora 3D, pero vamos, poca cosa.