Review de SONIC Frontiers.

Review de SONIC Frontiers.

Dos mundos chocan en la nueva aventura de Sonic the Hedgehog. Al ir en busca de las Chaos Emeralds perdidas, Sonic llega a una antigua isla repleta de criaturas un tanto extrañas. Los jugadores tendrán que luchar contra hordas de poderosos enemigos mientras exploran un mundo impresionante lleno de acción, aventura y misterios. Alcanzarán nuevas alturas y experimentarán la emoción y la libertad a todo ritmo en las zonas abiertas de Starfall Islands. Bienvenidos a la evolución de los juegos de Sonic.

Tras un larga espera para los fans del erizo, Sonic Frontiers se lanzaba este 8 de noviembre de 2022 para PlayStation®5 y PlayStation®4, Xbox Series X|S, Xbox One, la familia de sistemas Nintendo Switch y Steam, siendo además compatible con Xbox Smart Delivery en Xbox Series X|S y Xbox One.

Desarrollado por experimentados componentes del Sonic Team japonés de SEGA, liderados por la productora Sachiko Kawamura y el director Morio Kishimoto, Sonic Frontiers busca oferecer a los fans de Sonic una experiencia totalmente nueva como el primer juego mundo abierto de Sonic lanzado para la nueva generación de consolas (aunque también haya salido para la anterior).

Con todo este equipo de lujo detrás, las expectativas de sus fans estaban bastante altas, yo mismo incluido. Sus trailers y gameplays generaban sentimientos encontrados, pero todo al final se resumía a un "hay que probarlo uno mismo".

Y así finalmente llegó el momento... dejando un sabor bastante agridulce.

Review de SONIC Frontiers.

Situar a Sonic en un mundo abierto era sólo cuestión de tiempo y lo sabíamos pero... ¿Cómo empieza todo esto?

En Frontiers, el erizo azul vuela con Amy y Tails hasta que de repente son arrastrados a una isla estéril en la que todos, excepto Sonic, quedan atrapados en una realidad digitalizada. A partir de ahí y encarnando a Sonic, tienes que luchar contra una serie de minibosses en una serie de islas, abriendo portales para participar en fases que rememoran niveles clásicos de Sonic mientras completamos tareas y retos secundarios por el camino. Estas tareas te llevan a reunir las Esmeraldas del Caos para poder enfrentarte a los Titanes y llevar a tus amigos (entre los que también se encuentra Knuckles) de vuelta a tu reino. 

Es un bucle entretenido al principio. Aunque las islas tienden a estar demasiado vacías en general, salvo por los enemigos, a menudo es emocionante recorrerlas. Hay secciones de plataformas flotantes por todas partes, con docenas de plataformas que rebotan, paredes escalables y anillos que recoger. 

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Resulta extraño tener elementos familiares de la serie en contraste con espacios abiertos y sosos que no se parecen en nada al Sonic de siempre, pero una vez que los atraviesas a toda velocidad, parecen secciones de los niveles habituales de Sonic, con diferentes ángulos de cámara, caminos que se cruzan, etc. 

Pero por desgracia, la mayor parte del tiempo, sin embargo, te limitas a vagar por una amplia zona recogiendo objetos para avanzar en la historia.

El problema es que la novedad de la ambientación mundo abierto desaparece rápidamente, y enseguida se empieza a notar lo tediosa que es la estructura general. Frontiers te obliga a completar minijuegos alrededor de los puntos marcados para revelar fragmentos de los alrededores del mapa: Se trata de tareas básicas como patear orbes a través de anillos o apilar piezas de rompecabezas tipo Tetris. Pero después de hacer más de una docena de ellos por isla, todo termina teniendo un sabor parecido.

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Esta monotonía se extiende también al objetivo principal, lo que convierte a Frontiers en una procesión de tareas de ida y vuelta. Todas las actividades principales se basan en monedas - los jefes dejan caer una para acceder a los escenarios, que a su vez conceden llaves para coger las Esmeraldas del Caos, y así sucesivamente -, pero nunca varían más allá de pedir mayores cantidades de cada moneda después de coger una Esmeralda del Caos, lo que te obliga a peinar la isla o reintentar recorridos anteriores. 

Algunos objetivos requieren grandes desvíos a través de secciones bastante complicadas para llegar a un NPC, y puede pasar un tiempo hasta que puedas desbloquear un atajo para visitas posteriores. Hay un minijuego de pesca opcional que te permite cambiar fichas por algunas de las monedas obligatorias, y aunque facilita los pasos necesarios para progresar, pescar es lo último que quiero hacer en un juego de Sonic

Gran parte de Frontiers es entrañable en sus conceptos, pero fracasa en su ejecución.

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Como es habitual en prácticamente todos los juegos actuales, Sonic Frontiers posee un sistema de puntos de experiencia y puntos de habilidades al más puro estilo RPG: Derrotar a los enemigos y destruir ciertos objetos del mundo te otorga experiencia, que puedes utilizar para comprar una selección de habilidades. 

Estas habilidades amplían la lista de ataques, lo que da lugar a algunas animaciones llamativas que a veces pueden ser demasiado potentes: la mayoría ponen el juego en cámara lenta mientras se desarrolla una breve escena, lo que puede aprovecharse fácilmente para infligir un daño absurdo en sucesión si se encadenan varias habilidades. 

También hay cuatro estadísticas que se pueden mejorar, pero, al igual que en gran parte de Frontiers, acaban siendo intrascendentes. Son otra capa superficial de complejidad que requiere reunir más objetos por el mundo y volver a recorrer caminos que ya has recorrido.

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Por suerte, la sensación de velocidad a través de los escenarios si que se siente trepidante, más en las fases "digitales" que nos llevan a los escenarios clásicos que en el mundo abierto. En estos, el ritmo es frenético, repleto de colores y con música cañera, sustituyendo así los desaboridos temas que nos acompañan en el mundo real.

En ellos el erizo despliega toda su velocidad y habilidades, compensando un poco el tedio del mundo abierto y recuperando un poco el espíritu que todos añoramos durante la exploración general de Sonic Frontiers.

Por desgracia y en contrapartida, lo que termina de crucificar la experiencia es lo que probablemente es el peor aspecto gráfico que he visto en muchos años... un diseño pobre e inexplicable en estos tiempos que corren y que le dan el aspecto de ser un juego de otra generación... y esto lo digo habiéndolo jugado en PS5 a 1080p y 60 fps y quedándome con la impresión de que estoy jugando un juego de PS3.

Uno de los mayores defectos técnicos es el popping, y ninguna versión lanzada al mercado se libra de este molesto efecto que hace que los objetos aparezcan como por arte de magia frente a nosotros cuando nos acercamos lo suficiente. Terrible.

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El concepto del nuevo Sonic Frontiers es bueno, y su ambición grande. Pero un buen rato de juego nos termina dejando con esa sensación de vacío que acompaña a sus enormes escenarios poco poblados y que nos da la impresión de que las promesas se han quedado en nada.

Pero no perdamos la fe... un buen update podría arreglar algunas de estas carencias en el futuro... o simplemente convertirse en el pionero de un futuro y mejor juego de Sonic en mundo abierto.

No perdamos la esperanza.

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