Hoy volvemos a recuperar un clásico Shojo donde los haya, con el tomo 17 de la siempre fascinante historia creada por Yoko Kamio, la inolvidable No me lo digas con flores (Hana Yori Dango) que está siendo publicada nuevamente por Planeta Cómic en formato Kanzenban.
Como sucede con todos los números de esta serie tan dramática y divertida, cuenta con un formato en rústica con sobrecubierta y un tamaño de 15x21 cm. En su interior encontraremos 352 páginas, siendo las primeras de ellas a color y presentando básicamente las portadillas mostradas en la publicación original japonesa del manga, además de algunas interiores que encontramos alternadas.
No me lo digas con flores Vol.17 
Tsukushi no se ride y sabiendo que Domyoji se ha ido a Nueva York por decisión de su madre, decide seguirle, aunque eso le cueste medio riñón, la ayuda de sus amigos y la de los desconocidos que encuentra en la ciudad. Sin embargo, cuando llega a la Mansión de los Domyoji lo que se encuentra no es lo que esperaba, y es que el chico la rechaza tajantemente y sin ningún tipo de remordimiento. ¿Ahora qué?
Por suerte para ella una estrella parece guiarla, porque en medio de su desesperación se encuentra con que Ryu ha acudido a su ayuda y le da alojamiento, comida y descanso, además de unos sentimientos que no está preparada para escuchar, ya que su cabeza todavía es un lío incapaz de saber qué hacer con Domyoji.
Mientras tanto, la rica familia Domyoji se encuentra en una encrucijada con un alto cargo de negocios estadounidense, uno que la misma Tsukushi ha conocido en un parque y a quien consigue convender de que no rompa los negocios con la familia del ahora su exnovio, aunque esto pone a Kaede, enemiga declarada de Tsukushi, en la difícil posición de tener que mostrar gratitud hacia ella.
Y mientras la mujer de negocios se debate en que hacer a continuación, su hijo corre a buscar a nuestra protagonista, volviendo a su lado como amigos, teniendo una cita como amigos, y siendo secuestrados los dos. ¿Cómo han acabado así, otra vez? ¿Será esta rocambolesca cita lo que les vuelva a cercar?
El romance parece que se acerca y aleja de nuestros protagonistas en oleadas cada vez más grandes. Por fin ambos se comportan como dos adultos y aunque Domyoji sigue asestando puñetazos así como si nada, hay alguien que se los devuelve y le hace reflexionar por sus actos. Aunque claro, parece que al final todo esto no sirve de mucho.
En el caso de Makino podemos apreciar como es consciente de que la relación con el chico de sus sueños no es más complicada porque no puede. Ambos son demasiado diferentes, sus vidas pertenecen a mundos distintos, por lo que en su cabeza tiene toda la lógica que ambos sigan rutas distintas. Claramente, su corazón piensa otra cosa y así acaban las cosas.
Como curiosidad indicar que los amigos de esta pareja están muy mal de la azotea y que eso de tasearlos, secuestrarlos, llevarlos a una isla desierta y espiarlos mientras tanto, me parece de maniaco total. Pero quien sabe, ¿quizás son cosas que los ricos hacen para divertirse?
En cuanto al apartado artístico, este sigue siendo correcto y se nota cada vez más la evolución del dibujo en los personajes, siendo Makino cada vez más mujer y menos niña. Aunque desde luego son los hombres los que mejor parados salen, ya que ellos resultan atractivos siempre, tengan los rizos de Domyoji o el cabello listo como una plancha.
Sin embargo, no podemos obviar que poco a poco las escenas románticas de la serie toman más protagonismo y están realmente bien realizadas, con un aura de cariño y delicadeza que hace ganar muchos puntos a esta pareja tan extraña. Pese a todo se nota que es un cómic de hace ya varios años porque la indumentaria en algunos casos bien podría salir de un videoclip ochentero