Reseña de Japón: de estudiante a mangaka

Japón: de estudiante a mangaka (Blanca Mira e Inma Ruiz, Planeta Cómic, Barcelona, 2021) es la primera novela ligera que se publica bajo el sello Planeta Manga. La obra trata sobre cómo una chicha española, Emma, lucha por conseguir su sueño. Publicar un manga en Japón con una editorial japonesa. El viaje para alcanzar esta meta está lleno de alegrías y desventuras. La historia, por su parte, posee tintes autobiográficos de la autora. Mira y Ruiz han escogido el formato de novela ligera para narrar la historia. Este formato, poco visto en España, consiste en combinar narrativa con ilustraciones manga. Es muy popular en Japón. El texto nos sirve también como introducción al país del sol naciente. Conoceremos parte de su cultura, gastronomía, tradiciones, costumbres y transporte público.


Emma lleva una vida anodina. Trabaja inmersa en una rutina perpetua. Aparentemente, le va bien en Granada, ciudad de la que se enamoró. Sin embargo, su salud empieza a empeorar. Pide la baja laboral. Después, comienza a ir al psicólogo. Este le revela que lo que ella sufre son ataques de ansiedad. En una de las sesiones le pregunta cuál es la causa de estos episodios. Emma no lo sabe. Continúa con la terapia. Un día el doctor le pregunta qué sueños tiene. Ella, tras pensárselo unos minutos, le responde que quiere publicar un manga en Japón. Él le anima a ello. Su paciente había descartado la idea porque mucha gente le había dicho que era imposible. Ningún extranjero había publicado en esa época un manga en tierras niponas. Gracias a la terapia, Emma decidió cambiar de actitud. Trabaja duro, se esfuerza y ahorra cada euro de su sueldo para alcanzar su objetivo. El primer paso es ir a la meca del manga.

Determinada a cumplir con su sueño, emprende su primera visita a Japón. El viaje acaba de empezar. Desde el momento en que Emma nos cuenta cuál es su sueño, lo hace desde la perspectiva de un narrador en primera persona. Gracias a este tipo de voz narrativa, podemos percibir mejor las emociones que transmite el personaje. Al adentrarnos en su cotidianeidad, notamos a Emma más cerca. Por otro lado, la protagonista expresa con detalle las emociones que van aflorando en ella en cada tramo de su aventura. Ella se presenta como una joven que da un giro radical en su vida. Este cambio de aires se perfila con el paradigma del viaje iniciático. Por ello, se dan una serie de cambio en el personaje conforme va avanzando en cumplir su sueño. Desde el comienzo, se describen los requisitos básicos para publicar una obra en Japón siendo extranjero. El principal es adquirir un nivel avanzado del idioma. Tras esto, es necesario conseguir un contrato editorial. Entre medias, se relatan las aventuras y desventuras por las que pasa el personaje.


Cuando aprendes un nuevo idioma en un país extranjero, una opción es mudarte a vivir con una familia de allí. De esta manera, el estudiante se sumerge en la cultura, los hábitos y la rutina de la gente del país. Así mismo, supone una gran oportunidad para practicar la lengua nativa. Este es el caso de Emma. A través de sus ojos, nos muestra cómo son los japoneses. Se explica con detalle su forma de ser, cómo se relacionan, su gastronomía, su cultura y de qué manera trabajan. Todo ello siempre está enfocado desde la mirada externa de Emma. Nos cuenta sus vivencias, en muchos casos, desde el desconocimiento. Este no saber logra amplificar cada experiencia vivida.

Su viaje, por otro lado, sirve a modo de guía turística. El personaje pasa dos años en Japón y no solo en Tokio. También visita Nara o Kioto. Cada nueva parada de su estancia por el país nos enseña las distintas facetas del país del sol naciente. Modernidad y tradición, campo y ciudad, jóvenes y mayores, etc. Todos estos contrastes conviven en Japón en harmonía. El clima no es una excepción. Se hace mucho hincapié en este aspecto. Es un factor clave a tener en cuenta para las personas que algún día queremos visitar la meca del manga. El objetivo de Emma es publicar un manga en Japón. Ella desgrana todo el proceso que un mangaka debe de pasar para alcanzar esa meta. Los entresijos entre autores, editores, requisitos de una obra y el rol de la Comiket nos lo explica Emma con emoción y minuciosidad. Precisamente, estas dos palabras son las que mejor definen a Japón: de estudiante a mangaka. Emoción por los fuertes sentimientos del texto y las ilustraciones. Minuciosidad por el esmero que se respira en cada página. En suma, esta novela ligera es una historia donde vale la pena sumergirse.