LLEGA UNO DE LOS MANGAS MÁS VENDIDOS EN JAPÓN
Frieren es una elfa, y como para todos los de su raza, los años pasan en un suspiro… pero no es así para sus antiguos compañeros de batalla, a los que Frieren verá morir y envejecer. De repente Frieren se da cuenta de que pese a que la vida avanza a un ritmo más lento para ella, las experiencias con sus seres queridos se le escapan de las manos. Un aire nostálgico envuelve a este manga fantástico tan entrañable que ha vendido ya más de 2,5 millones de copias en Japón.
Esa es la premisa de Frieren, una historia melancólica sobre las relaciones, el tiempo y la vida. El primer tomo comienza como ya mencionábamos donde terminarían muchas historias: Frieren y su grupo han regresado a la ciudad tras diez largos años con la victoria entre los dedos. O al menos se siente larga para los miembros humanos del grupo, ya que para la maga elfa Frieren la percepción del paso del tiempo es bastante indiferente a la de los otros miembros de su grupo.
Tras la celebración, Frieren parte en busca de nuevas magias, proclamando casualmente que volverá a visitar la ciudad en otros cincuenta años... pero en su inocencia y percepción subjetiva, no se encontraba preparada para lo que encuentra al regresar cuando uno de los héroes es reclamado por la vejez.
A partir de este momento se da cuenta de que daba por sentado un tiempo que no tenía y afectada Frieren se decide a obtener una mejor comprensión de las personas que eran sus amigos humanos cuando estaban vivos, específicamente el heroico y fallecido Himmel.
El tiempo fluye a lo largo de este volumen con una maestría que nos permite sentirnos en sintonía con la maga elfa, al abarcar en su páginas más de setenta años como si se tratase de un pestañeo, haciendo envejecer notablemente a todos los personajes menos a la protagonista de una forma que se siente incluso alarmante.
Sin embargo, no se siente apresurado y los lectores experimentan una lentitud que probablemente sea lo más cerca que podamos estar de cómo Frieren experimenta el tiempo: quedarse un año en un lugar no es nada para ella. Ella tiene cientos de años. Y de hecho es presenciar los efectos del tiempo en sus amigos lo que le da al manga ese tono melancólico y triste... pero también reconfortante.
Los personajes mueren de muerte natural después de vivir una larga vida. Frieren le recuerda constantemente a su aprendiz que su viaje no es desinteresado, sino más bien egoísta: está tratando de aprender quién era Himmel como persona, para compensar la culpa que siente por no haber hecho el esfuerzo cuando él estaba vivo.
El uso del personaje de Himmel es fascinante. A pesar de que ha fallecido al inicio del volumen, su presencia se siente constantemente. La preservación de los recuerdos es un tema constante en el manga, y cuanto más aprende Frieren, más adquieren un nuevo significado a medida que se da cuenta de cuáles pueden haber sido las intenciones de sus amigos cuando aun eran jóvenes.
El tono melancólico combinado con un arte espectacular crea una atmósfera encantadora, una meditación sobre el dolor y la pérdida que nos deja un regusto dulce.