Reseña de NO ME RAYES, NAGATORO (Ijiranaide Nagatoro-san) vols. 3 y 4 de Nanashi, Ivrea

Reseña de NO ME RAYES, NAGATORO (Ijiranaide Nagatoro-san) de Nanashi, Ivrea

Ivrea lanzaba al mercado recientemente los tomos 3 y 4 de Ijiranaide Nagatoro-san, obra original de Nanashi, o como la han llamado ellos en nuestro país NO ME RAYES, NAGATORO, con la muchacha más gamberra y lianta del sector para enamorarnos con sus peculiares formas de mostrarnos su afecto.

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Ijiranaide Nagatoro-san (que literalmente es “no me molestes, Nagatoro”) tuvo inicialmente una versión webcomic para luego en 2017 empezar a brillar como manga propiamente en las páginas digitales de la revista Magazine Pocket, de Kodansha. 

Cuenta además con una adaptación al anime que en España se encuentra disponible en Crunchyroll.

Ivrea nos trae la colección con cadencia bimensual y en formato tankoubon rústica con sobrecubierta, una réplica prácticamente exacta de la edición japonesa.

Reseña de NO ME RAYES, NAGATORO (Ijiranaide Nagatoro-san) vols. 3 y 4 de Nanashi, Ivrea
NO ME RAYES, NAGATORO
 (Ijiranaide Nagatoro-san) de Nanashi

En anteriores tomos conocíamos al protagonista Naoto Hachioji, un estudiante de segundo de bachillerato con ninguna habilidad social que pasa su vida estudiantil empleando un bajo perfil: sin pareja, sin amigos y sin nadie que le moleste en su soledad, que él emplea en el club de arte para realiza su actividad favorita: dibujar manga. 

Por desgracia (o no), sus días de tranquilidad terminan cuando conoce a una chica de primero del grupo de las populares que comienza a acosar con burlas al muchacho... Pero tras un par de encuentros más y por algún motivo Naoto despierta el interés de la chica, quién empieza a asaltarle por la calle y a perseguirle para pasar tiempo metiéndose con él, buscando a su "senpai" a todas horas.

Así es como la joven Hayase Nagatoro empieza a meterle cada vez más caña a su senpai en prácticamente todos los aspectos de su vida, chinchándole continuamente e insinuándose sexualmente para ponerle nervioso en un continuo juego que realmente cada día les hace más cercanos. Los juegos de Nagatoro, que al principio solo intimidaban a senpai, poco a poco le van haciendo más valiente y empieza  a percatarse que, aunque siempre están enfocados en meterse con él, realmente esta actitud divertida y atrevida de la chica es únicamente para él... una extraña y retorcida forma de buscar pasar tiempo con él y mostrarle su cariño.

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En estos tomos los juegos de Nagatoro siguen yendo a tope a por su senpai, metiéndose con su aspecto en general y con lo debilucho que es casi constantemente, pasando por comprobar su nula fuerza física e incluso proponiéndose para trasquilar su pelo rizado de oveja... aunque como siempre, todos estos ataques se centran únicamente en poner a prueba al muchacho y ha acercarse aun más a él.

Poco a poco y cada vez más a menudo, estos ataques terminan poniendo a la propia Nagatoro entre la espada y la pared muerta de vergüenza, o dejando ver alfo más de su personalidad cuando le vemos cortar el cabello de Naoto con cariño.

Por desgracia para ella, ahora que sus amigas se han dado cuenta del interés que tiene en el chico, van a cuchillo, intentando acorralarle cuando se queda solo para meterse con él, saliendo por patas cada vez que Nagatoro aparece. Un acoso que cada vez más se va diluyendo para dejarse ver como unos simples juegos en los que todas quieren participar... pero que enervan a Nagatoro hasta puntos insospechables.

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Por otro lado, vemos varios avances en la pareja que se hacen hasta sorprendentes, si consideramos que en estos mangas normalmente la relación entre los dos protagonistas suele estar estancadísima. Desde compartir una tarde refugiándose de la lluvia en casa de la chica para jugar juntos a los videojuegos hasta hacer cola para comprar un helado, poco a poco vamos atisbando comportamientos más de pareja entre ellos a medida que los episodios en los que simplemente se ceban con él van quedando atrás.

De hecho incluso vemos como intercambian sus números de teléfono para mantener el contacto en vacaciones... lo cual le da nuevas posibilidades a la pareja cuando legan los días libres del verano.

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Y con la llegada de esos días libres nacen nuevas escenas repletas de di versión desde una escapada a la playa y nuevos celos aflorando en la pequeña acosadora hasta nuevas experiencias que provocan que la química entre ellos se vaya desarrollando.

A priori puede parecer otro Takagi-san, pero realmente Nagatoro ofrece algo muy diferente. Ver continuamente a Nagatoro perder los papeles y enfadarse por que otra tipa se mete en medio de sus planes, o ponerse como un tomate por que su jueguito a terminado con senpai tocándole es bastante divertido, amén de que a diferencia de otros mangas de este tipo, la trama parece realmente avanzar hacia algún punto.

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A esto le sumamos el dibujo de Nanashi, capaz de dibujar a Nagatoro preciosa en una viñeta, sensual en otra y como una sociópata con necesidades psiquiátricas en otra. Su rango de expresividad es solo equiparable a lo fluido de sus viñetas, un estilo único que está claramente influenciado por su anterior experiencia realizando doujinshis hentai, y que da como resultado un manga de lo más divertido.