Reseña de El Puño de la Estrella del Norte (Hokuto no Ken) vol. 13 de Buronson y Tetsuo Hara.

   

Recientemente Planeta Comic lanzaba al mercado el tomo 13 de 18 de El Puño de la Estrella del Norte (Hokuto no Ken), una auténtica obra de arte del manga que TODO OTAKU debería leer alguna vez en la vida.

Reseña de El Puño de la Estrella del Norte (Hokuto no Ken) vol. 13 de Buronson y Tetsuo Hara.

La edición elegida es la kyuukyoku japonesa, rústica con sobrecubiertas de 128x180mm que cuenta con 18 tomos de más de 300 páginas contando con páginas a color y portadas realizadas con motivo del 30 aniversario de la serie. Tiene periodicidad trimestral y un precio de 12,95 el tomo, con una impecable traducción realizada por Daruma.  

En esta ocasión nos encontramos ante el inicio de la segunda parte de este manga, en la que Kenshiro explora otro continente repleto de nuevos rivales peligrosos.

Hokuto no Ken es un manga de Buronson y Tetsuo Hara que se publicó en Japón entre 1983 y 1988. En España Hokuto no Ken (北斗の拳) es conocida por el nombre El Puño de la Estrella del Norte (Fist of the North Star).
Para aquellos que desconozcáis la carrera de esta obra en nuestro país, Planeta Comic ya la publicó en los noventa primero en formato rústica de 48 páginas y después de forma incompleta en formato tankoubon (solo hasta el tomo 15 de 27).

Reseña de El Puño de la Estrella del Norte (Hokuto no Ken) vol. 13 de Buronson y Tetsuo Hara.

Reseña de El Puño de la Estrella del Norte (Hokuto no Ken) vol. 13 de Buronson y Tetsuo Hara.
Hokuto no Ken vol. 13

Con la intención de rescatar a Lin, víctima del rapto de Jask, Kenshirô se embarca en una nueva aventura al seguir los pasos de Falco y cruzar el mar de la muerte para llegar al país de los Asuras, una nación en la que todos sus habitantes son demonios sanguinarios que viven por y para la lucha.

Solo con desembarcar, Kenshiro ya se ve lanzado a toda una serie de batallas que le ponen al límite y que no tardan en cobrarse la vida de Falco.

Dispuesto a rescatar a Lin y impartir justicia, el heredero del Hokuto se abre camino entre los Asuras hasta que finalmente descubre varias cosas sobre dicha nación cuando finalmente encuentra un poblado de civiles víctimas de este sistema de castas guerreras, porporcionando 

Por un lado, descubre la existencia de un guerrero llamado Shachi, que pretende desafiar a todos los líderes supremos Asuras hasta convertirse en el dios que rija sobre estas tierras, para lo cual pretende utilizar al propio Kenshiro como carne de cañón.

Reseña de El Puño de la Estrella del Norte (Hokuto no Ken) vol. 13 de Buronson y Tetsuo Hara.

Por otro, el hecho de que en estas tierras hay varios usuarios del Hokuto entre los líderes supremos, artistas marciales que dom,inan unas ramas algo diferentes de la que posee Kenshirô.

Y finalmente, que los inocentes que habitan estas tierras, vivían con su esperanza depositada en la de un redentor que destruiría el status quo al que han sido condenados a vivir... un guerrero llamado Raoh. Conocedor de que su salvador prometido nunca llegará por que murió víctima de su puño, Kenshirô decide tomar su legado y hacerse cargo de la leyenda que Raoh debía llevar a cabo.

Reseña de El Puño de la Estrella del Norte (Hokuto no Ken) vol. 13 de Buronson y Tetsuo Hara.Reseña de El Puño de la Estrella del Norte (Hokuto no Ken) vol. 13 de Buronson y Tetsuo Hara.

El resultado es un volumen simplemente inolvidable, un despliegue épico de violencia y resentimiento capaz de ofrecer unas viñetas que nos hacen estremecer. El manga de Buronson y Tetsuo Hara nos muestra una trama dramática y espectacular, dónde la tristeza se puede sentir no solo en cada pequeña viñeta y en cada uno de los rostros de sus desesperanzados personajes, destacando entre ellos el mítico Kenshiro, cuya historia no solo conmueve al lector si no que le da aun más poder a cada uno de sus golpes.

Todo esto por supuesto en compañía de un grafismo impresionante, con un nivel de detalle preciso y único que nos deja pasmados. Y más si lo comparamos con el resto de obras de 1984, a las cuales el glorioso Hokuto no Ken superaba con creces.